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TIJUANA, BC - domingo 13 de febrero de 2011 - Gilberto LAVENANT .
4521

…Y no se hincan.
Por: Gilberto LAVENANT
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Vamos a tratar de tejer, dos temas en uno. Se dan las circunstancias y aunque no es verso, salen juntos, y sin esfuerzo.

Recientemente comentaba aquí, en Palco de Prensa, la campaña mercadológica del Gobernador Osuna Millán, en base al uso de mensajes subliminales, aquellos que llegan al subconsciente del individuo, sin que éste lo perciba del todo y que se elaboran con ese propósito.

La campaña con el slogan de “Que BC nos una”, cuya traducción sería : “Que BC nOS UNA”, en el que es más que evidente que la “estrella”, resulta ser el Jefe del Ejecutivo Estatal.

También recientemente, aquí en Palco de Prensa, hacia alusión al asunto de Sempra Energy, abordado en el Congreso de la Unión, donde se tomó un punto de acuerdo para investigar todo lo relativo a su instalación y funcionamiento en Ensenada, ventilado como un magno caso de corrupción, en el que aparece como protagonista principal el exgobernador Eugenio Elorduy.

El mismo día, el asunto fue retomado a nivel local, por la diputada Nancy Sánchez Arredondo, en su carácter de Presidente de la XX Legislatura, en algo que fue algo así como un “copy-paste”, tan usual en los jóvenes estudiantes.

De tales puntos de acuerdo, surgieron exhortos hacia los gobiernos locales, entre ellos al Ayuntamiento de Ensenada.

El Alcalde porteño, Enrique Pelayo Torres, siguiendo la misma línea, y atendiendo el exhorto legislativo, el viernes por la tarde se armó de valor y clausuró “total y temporalmente”, las instalaciones de la gasera de Sempra, argumentando que efectivamente en su instalación se incurrió en una serie de irregularidades.

Pero, ocurrió algo un tanto inesperado. Al grito chapulinesco de “no contaban con mi astucia”, el Gobernador comisionó a su Secretario General, Cuahtémoc Cardona, y a su Secretario de Desarrollo Económico, Alejandro Mungaray, a retirar sellos y reabrir las puertas de Sempra, para que continuase operando, argumentando que era un atropello, que se desalienta las inversiones, que es una acción terrible, que se pone en riesgo el abasto de gas y electricidad a la entidad y otras cosas.

Los abogados de Sempra, apenas si abrieron la boca. No fue necesario esfuerzo alguno. Pocas veces, o quizás nunca, se había visto en tales funcionarios estatales la contundencia en sus actos, la rapidez, su exagerada preocupación. Reaccionaron, como si fuesen los dueños de Sempra, en persona.

No les preocupó conocer las razones por las cuáles actuó el Alcalde Ensenadense. Llegaron y lo arrollaron. Y de inmediato hicieron funcionar la maquinaria oficial, e incluso ellos mismos aparecen como voceros oficiosos, para descalificar las acciones municipales.

Pelayo, el Alcalde, se vió chiquito, ante el sistema estatal arrollador que, respaldado por las corporaciones de seguridad pública, tanto estatal como federal, quitó los sellos de clausura y reabrió las puertas. En lugar de sacar argumentos fuertes, que hicieran valer, frente a los fundamentos utilizados por el Ayuntamiento porteño, en sus áreas de competencia, para cerrar las instalaciones de Sempra, los estatales simplemente recurrieron a la fuerza bruta, en tanto que hicieron correr versiones sobre presuntas intenciones o propósitos políticos del “pequeño David” ensenadense.

Luego de los pronunciamientos en la legislatura federal, y en la estatal, sobre Sempra y la participación o colusión de Elorduy, en todo esto, al ser entrevistado sobre este tema, con una aparente tranquilidad, el exgobernador se manifestó “blindado”. Sin duda alguna, a muchos sorprendió tal actitud. Excedida de soberbia, petulancia, cinismo y sobrada impunidad.

Pero ahora, cuando Pelayo clausura Sempra y saltan a escena los ayudantes de Osuna Millán, como bomberos ante un incendio voraz, cual si fuesen abogados particulares de la trasnacional, se evidencia que hay muchos más involucrados en todo esto. Que la lista es larga, enorme.

A los funcionarios estatales, no les preocupa, para nada, y eso es más que evidente, las múltiples irregularidades y actos de corrupción a que se recurrió para que Sempra se instalara en Ensenada. Como tampoco les preocupa que esté en riesgo la salud, la ecología, el turismo y las inversiones, en el municipio porteño.

Si expuestas las denuncias sobre este caso, el Gobernador Osuna Millán hubiese convocado a reuniones de estudio y discusión sobre este tema, en especial en cuanto a los riesgos que implica para los bajacalifornianos la existencia y funcionamiento de la gasera, de forma tal que se adopten las medidas requeridas y que más beneficien a los bajacalifornianos, pues otra cosa sería.

Ciertamente, Sempra no es un puesto de tacos. No se puede quitar o poner, de la noche a la mañana. Por el tipo de actividades que realiza, no basta una clausura administrativa, de nivel municipal, para que deje de operar, ni para que se regularice. Lo delicado es que a los protagonistas de esto que resulta escandaloso, lo que les importa, es el negocio, no la salud, ni la economía de los bajacalifornianos.

Un negocio de muchos. Demasiados. Pronto, el nuevo slogan oficial estatal, podría ser : “Que SEMPRA nOS UNA”. Elorduy, solo es uno más.
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