Ensenada BC 26 de junio de 2015 (AFN).- El trastorno del ánimo o “distimia” es una leve pero moderada depresión que suele durar aproximadamente dos años, se caracteriza por baja autoestima, una sensación de tristeza y poca ilusión o ganas de realizar actividades.
Francisco Blancarte Palacios, coordinador médico del Hospital General de Especialidades (HGE) número 8 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Ensenada, explicó que este padecimiento afecta a 30 por ciento de niños y jóvenes en etapa escolar.
Refirió que muchos pacientes no son llevados al médico de inmediato porque sus padres interpretan los síntomas “como algo normal y parte de su forma de ser”. La demanda de atención profesional ocurre cuando el estado anímico de la persona influye en su actividad académica o laboral generándole conflictos.
Quienes sufren distimia tienen dificultad para tomar decisiones, evaluar lo que hacen o les sucede; parecen estar siempre de mal humor, aburridos y pesimistas, lo que les ocasiona ansiedad, señaló Blancarte Palacios.
Suelen aislarse y complican sus relaciones interpersonales al volverse irritables y explosivos, lo que puede llevarles a un episodio depresivo más severo.
Los derechohabientes con esta patología silenciosa reciben atención integral en el IMSS con tratamiento de salud mental durante tres meses, consta de apoyo psicoterapéutico y medicamentos, según la intensidad de los síntomas. Inicialmente la terapia es semanal y de acuerdo a cada caso, las sesiones pueden ser quincenales o mensuales.
El titular del IMSS señaló que en promedio, 50 por ciento de los pacientes acude con regularidad a las citas durante tres meses. Cuando es necesario ampliar el período de consultas, por seis, nueve o más meses, solo 40 por ciento de estos se presenta a las sesiones.
Destacó que en este sentido, la familia juega una pieza clave ante esta situación. Es un error –advirtió- considerar que los síntomas de la distimia son parte de la personalidad y carácter del niño, debido a que se presenta con mayor frecuencia entre los 12 y 14 años de edad, etapa en la que difícilmente los jóvenes reconocen estar deprimidos.
Es importante, de presentar este problema, recurrir al especialista médico pues de lo contrario el enfermo puede tomar decisiones erróneas como abandonar sus estudios, presentar baja estima, disminuyendo su calidad de vida.