México DF 24 de junio 2015 (La Silla Rota).-Hay un dicho que reza: “desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo”, y define la importancia que tiene el desayuno en la alimentación diaria, pero debe aportar una cuarta parte del total de energía necesaria para la jornada.
Por las mañanas, el organismo lleva más de ocho horas sin alimentos. Por esto, es fundamental un desayuno variado y generoso. De hecho, no desayunar puede provocar nerviosismo, cansancio, dificultades en la memoria, desatención, disminución del rendimiento y estrés.
El desayuno perfecto debe ser equilibrado para mejorar el estado nutricional y el rendimiento físico e intelectual de las personas. Por esto, compartimos los cinco elementos que debería incluir:
Cereales: aportan carbohidratos complejos, lo que le permite a tu organismo mantener un nivel de energía estable durante más tiempo. Son alimentos clave, como los cereales y el pan (ideal con aceite de oliva).
Lácteos: son ricos en calcio, vitaminas A y D y riboflavina. La leche, los quesos, los yogures y la cuajada son algunos de los productos ideales para el desayuno. Será suficiente con tomar uno sólo de éstos cada mañana.
Embutidos bajos en grasa: aportan proteínas con múltiples funciones entre las que destaca la formación de tejidos. El jamón cocido, el pavo, el jamón serrano o el embutido de pollo son algunos de los productos que tiene que incluir todo buen desayuno.
Frutas: enriquecen el organismo con vitaminas, minerales y azúcares. Una pieza de fruta fresca o su zumo natural son alimentos estupendos para dotar al cuerpo de energía inmediata con la que afrontar el resto del día.
Grasa de complemento: el aceite de oliva es uno de los productos clave sobre los que se sustenta la dieta mediterránea. Es preferible su consumo al de la mantequilla durante el desayuno.
Por otro lado, cuando se realiza ejercicio por la mañana, es recomendable tener un desayuno compensado dos horas antes. Este debe contener cereales de granos enteros así como pan negro, frutas y leche. Sumado a la hidratación adecuada.
En la actualidad nos encontramos en un periodo en el que la falta de tiempo y la rutina de las grandes ciudades han provocado que el desayuno se deje de lado. Sin embargo, se debe tener presente que comenzar cada mañana con un desayuno equilibrado y saludable es la forma más inteligente de arrancar el día.
Ha llegado la hora de invertir el orden alimenticio para lograr la armonía con nuestro propio reloj interior, lo que significa apostar por desayunos más generosos y cenas más ligeras. De esta forma, podrás empezar a incorporar hábitos para tener una vida saludable.