Tijuana BC 20 de abril de 2015 (AFN).- La apendicitis es una causa muy común de cirugía de emergencia. El problema generalmente ocurre cuando el apéndice resulta bloqueado por heces, un cuerpo extraño o, en raras ocasiones, por un tumor, y puede ser difícil diagnosticarla en niños pequeños, ancianos y mujeres en edad fértil.
Manuel Humberto Vargas Contreras, médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Ensenada, informó que esta enfermedad se encuentra en el inicio del intestino grueso, en la zona inferior derecha del abdomen. Tiene forma de lombriz de color rosado cuando no está inflamado.
Advirtió sobre la importancia de atender a tiempo un cuadro de apendicitis, en sus primeras manifestaciones, pues de no hacerlo provocaría una situación de urgencia, la peritonitis, con gran riesgo para la vida del paciente en cuestión.
Por todo ello es necesario realizar un diagnóstico y tratamiento precoz que impida la progresión de la apendicitis. El único tratamiento efectivo es la extirpación quirúrgica, lo que convierte a la apendicitis en la causa más frecuente de operación quirúrgica abdominal.
El primer síntoma de esta enfermedad es dolor alrededor del ombligo, puede ser leve al principio volviéndose más agudo para finalmente desencadenar inapetencia, náuseas, vómitos y fiebre; éste suele desplazarse a la parte inferior derecha del abdomen y a concentrarse en un punto directamente sobre el apéndice; ocurre con mayor frecuencia de 12 a 14 horas después del comienzo de la enfermedad.
Las causas son muy variadas aunque las más comunes son por parasitosis -se recomienda al menos una desparasitación cada seis meses-, residuos alimenticios (ocasionado principalmente por semillas), estreñimiento, inflamación (del intestino) y algún tumor, precisó el especialista.
Este padecimiento –dijo- puede derivar en consecuencias graves si el apéndice se rompe, lo que provoca que disminuya dolor por un corto tiempo. Sin embargo, las molestias se agudizan y empeoran sustancialmente al caminar, toser o hacer movimientos súbitos; los síntomas tardíos abarcan escalofríos, temblores, heces duras, diarrea, fiebre, náuseas y vómitos.