Tijuana BC 26 de marzo de 2015 (AFN).- La doctora Angélica Yadira Acosta, jefa de Salud en el Trabajo de la Unidad de Medicina Familiar, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Tijuana, señaló que la mayoría de las personas, en algún momento de su vida han padecido un calambre y que éstos, cuando son frecuentes requieren de atención médica.
Explicó que se trata de contracciones involuntarias y breves de un músculo que se pone rígido y al hacerlo provoca dolor y una sensación desagradable. Además de causar inmovilidad en la zona afectada, que por lo regular son pies y pierna, el malestar se presenta de manera violenta y súbita, generalmente por la noche.
Por lo regular –indicó- aun cuando generalmente no se da importancia a los calambres, se les debe considerar como un aviso de que algo anormal está pasando en el organismo; además, si es muy severo, puede sobrevenir un desgarre muscular, por lo que el dolor puede persistir acompañado por una sensación de fatiga y agotamiento.
Esto es debido a una mala postura, fatiga muscular o falta de minerales y vitaminas, así como por sedentarismo. También pueden presentarse espasmos musculares, ocasionados por deshidratación; durante el embarazo, por hipotiroidismo y otros problemas metabólicos, alcoholismo, insuficiencia renal o el consumo de ciertos medicamentos.
La doctora Acosta informó que cuando un músculo se contrae descarga potasio en los tejidos que lo rodean dilatando las arterias cercanas a ellos; cuando tiene bajas cantidades de potasio, las arterias no pueden llevar a las células el oxígeno suficiente.
Esto, influye en la capacidad de resistencia muscular al esfuerzo físico, fundamental para asimilar los azúcares que constituyen su mayor fuente de energía. La falta de potasio ocasiona la contracción súbita de los músculos y por lo mismo, los calambres.
Para prevenir los calambres, recomendó la doctora, se debe llevar una alimentación balanceada y equilibrada en sales minerales y vitaminas, consumir dos litros de agua al día, comer frutas y verduras frescas que contengan potasio; calcio que se encuentra en la leche y sus derivados; tortillas, frutos secos, espinacas, cebollas y papas; magnesio, acelgas, lechugas, cereales integrales, plátanos y frambuesas.
También es importante, concluyó, evitar el sedentarismo y practicar alguna actividad o deporte, caminar media hora diaria para que los músculos no estén rígidos, ya que la falta de elasticidad de los mismos favorece a la presencia de calambres.
La doctora Acosta aconsejó realizar los ejercicios de calentamiento, estiramiento y flexibilidad antes de realizar actividad física y de enfriamiento, evitando parar de golpe al hacer ejercicio y movimientos bruscos.