La disfunción eréctil (DE) es una señal de enfermedad subyacente en 70% de los casos, “podemos afirmar categóricamente que es un signo o un síntoma de un padecimiento como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, problemas vasculares, colesterol elevado, obesidad, tabaquismo, alcoholismo o drogadicción”.

 

Esto es una afirmación del doctor Daniel Granados, especialista en medicina interna del Hospital General Regional No. 1 Ignacio García Téllez del IMSS, de Cuernavaca, quien agregó:

 

Debido al estilo de vida de los mexicanos, dichas afecciones se han reportado en edades más tempranas, ocasionando que el índice de adultos de entre 35 y 45 años con disfunción eréctil esté en aumento.

 

“Hoy, la obesidad es un problema que se puede presentar desde la infancia, ocasionando otras comorbilidades que han aumentado la prevalencia de la disfunción eréctil a menor edad y con mayor incidencia”, dijo.

 

El doctor Manuel Dehesa, especialista en cirugía urológica del Hospital Español, comentó: 

 

“Cuando llega a consulta un paciente joven con problemas de erección, lo primero que tenemos que investigar es lo que existe detrás del problema, pues ambos, síntoma y patología, tienen tratamiento; así como comentarles que no deben sentirse abrumados por el mito de que carecen de virilidad o de potencia”, aseguró.

 

El tratamiento pionero para la disfunción eréctil actúa de una manera fisiológica y únicamente ante estímulo sexual, además de ser considerado el tratamiento más seguro y efectivo por vía oral para la DE de cualquier grado de severidad y en combinación con tratamientos de morbilidades asociadas por ser el medicamento más estudiado y probado en estudios clínicos controlados.

 

En más de 15 años transcurridos desde su lanzamiento, esta terapia se ha convertido en el fármaco más empleado en la terapéutica de la DE, siendo aprobado para dicha indicación en más de 120 países y beneficiado a más de 35 millones de pacientes.

 

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