Este martes 24 de mayo, se recuerdan 18 años del crimen del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, quien fue asesinado cuando llegaba al aeropuerto internacional de la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

El religioso, que había sido previamente Obispo de Tijuana en el año 1970, llegaba al puerto aéreo para recibir al Nuncio Apostólico, Girólamo Prigioni -según informó la Iglesia- cuando murió acribillado con 14 disparos, la mayoría de ellos a quema ropa a manos de “gatilleros” que el gobierno mexicano afirmó que fueron contratados por los hermanos Arellano Félix, en donde murieron siete personas.

Los narcotraficantes, quienes también sentaron sus reales en Tijuana, siempre negaron esa versión e incluso forzaron a una entrevista con el propio Prigioni en las oficinas de la Nunciatura Apostólica en el Distrito Federal, para asegurar que ellos no atacaron al prelado.

Para lograr esa entrevista, acudieron a un sacerdote de la Iglesia local en Tijuana, el padre Gerardo Montaño Rubio, fallecido apenas el año pasado, para que los acompañara y les facilitara el acceso al representante del Papa en México.