*.- Giovanni Rivera “la hamburguesa”, fue a los mejores colegios
*.- Comía con “don Pepe” y no le importó secuestrarlo

TIJUANA BC 29 de octubre de 2008 (AFN).- Giovanni Rivera, muy frecuentemente comía tacos de birria y tortas ahogadas en un establecimiento de la colonia Gavilondo. Ahí, llegaba con “don Pepe” para satisfacer sus deseos culinarios, como muchos otros tijuanenses, que se deleitaban con estos antojitos, ya tradicionales y muy conocidos por gran parte de los ciudadanos.

Pues bien, este martes, el hombre, que aparentaba ser un cliente afable, llegó junto con otros tres individuos, portando armas largas, no precisamente para comer, sino para secuestrar al propietario de ese popular lugar, al cual, sus clientes se dirigen de la manera respetuosa como se anota arriba.

Lo amagaron, lo sometieron y se lo llevaron, sin embargo, la mala suerte quiso que la llamada oportuna de los familiares, permitiera a los policías locales interceptar a los individuos, cuando transportaban a su víctima, por las inmediaciones de la zona norte de esta ciudad.

Giovanni Rivera Téllez Girón, presentado ante los medios con el alias de Alberto Bustamante Ruiz, de 32 años de edad y exhibido como vil delincuente, tiene su historia. Ligado al “jefe del cártel” que opera aquí, no es un hombre cualquiera, que estaba necesitado de dinero y que la crisis o la desesperación lo llevaron a convertirse en un despreciable secuestrador.

Rivera, conocido por su fisonomía en el “bajo mundo” como “La Hamburguesa”, proviene de familias prominentes de la ciudad, de padres comerciantes y formado en las mejores escuelas de Tijuana.

Giovanni Rivera, es también de los egresados del Colegio México, de donde salió, desafortunadamente, toda una generación de “narco-júniors”, que trabaron amistad y “negocios” con los hoy ¿vencidos? hermanos Arellano Félix.

Según sus conocidos, no tenía necesidad de dinero, ya que su padre siempre tuvo negocios y no les faltaron los recursos económicos para satisfacer sus gustos y deseos, por eso, llamó mucho la atención, para algunos, saber que “Giovanni ¡es un secuestrador!”, según exclamaron
algunos.

Sin embargo, su historia se inicia cuando decidió hacer “méritos” al lado de Manuel Díez Castillo, identificado como “El buda”. Algunas fuentes lo señalan
ahora, como una persona cercana al “ingeniero” Fernando Sánchez Arellano. 

Con el “buda” siempre se exhibió de un lugar a otro, pero como su “chalán”, dicen algunos, no obstante la desaparición de éste, lo llevó a buscar a otro
“padrino”. Al buda, lo culparon dentro del cártel, de haber sido quien dio informes a las autoridades, para que detuvieran a Francisco Javier Arellano Félix, alias “El Tigrillo”, según algunas investigaciones de “inteligencia”.

Hay quienes consideran que él no fue el “traidor”, pero, según se comentó entonces, sólo este hombre sabía que Arellano y Manuel Villarreal Heredia,
alias “El Nalgón”, estarían vacacionando por las playas de Baja California Sur, frente a cuyas costas, fueron aprehendidos por autoridades norteamericanas.

Dentro del cártel lo sentenciaron y El buda, desapareció de la ciudad, ya que se corrió la voz de que lo habrían de matar. Tras esto, Rivera se acercó a Sánchez Arellano, para quien realizaba estos secuestros.

Sin embargo, su “carrera” criminal, la truncó la municipal. Con él iban: Francisco Romo Ramírez, de 39; Daniel Varela Vega, de 30; e Ismael Ruiz Villegas, de 34 años.

Los delincuentes viajaban a bordo de una camioneta GMC blanca, modelo 2003 y placas BEM 3180 y en una Cherokee blanca, modelo 1999 y placas 5Z0FV918.

En la primera de éstas, es en donde llevaban cautivo al hombre, atado de pies y manos con cinta adhesiva.

El secuestrador y sus cómplices llevaban consigo: dos rifles de alto poder, un MP 5 calibre 7.62 x 28, un R-15 y 1 arma corta calibre 40. Además de cuatro
cargadores abastecidos para los rifles y cuatro para arma corta. También tenían tres chalecos antibalas, dinero en pesos y dólares así como dos rollos.