*.- Afirman que entre el grupo iba “El Pit”
*.- Dejaron abandonadas unidades y armas
Tijuana BC 18 de agosto de 2008 (AFN).- Una impresionante persecución se registró en Tijuana, cuando integrantes de un “comando” fueron sorprendidos por agentes policiacos, sin embargo los delincuentes lograron huir, al parecer tras recibir un “pitazo”. Además el Teniente Coronel Julian Leyzaola Pérez, ordenó frenar dicha persecución, afirmaron “fuentes” a Agencia Fronteriza de Noticias”.
El comando armado que ostensiblemente circulaba por el bulevar Insurgentes la noche del miércoles 13 de los corrientes, era encabezado por Pedro Ignacio “El Pit”, aquel que el pasado 9 de agosto, se dice que dejó mal-herido a Jorge Briseño “El Cholo”, en la residencia de éste último, en Playas de Tijuana.
“El Pit”, otro de los hombres más cercanos a Fernando Sánchez Arellano, jefe del cártel de los hermanos Arellano Félix, estaba –según refieren informes de inteligencia- “cobrando plaza, cuando fe reportado, junto con su numeroso grupo de sicarios, a los teléfonos de emergencias.
Según la versión, algunos de los policías locales, que todavía cooperan con ellos, les habrían advertido “vamos por ustedes, muévanse del lugar”, por lo que los delincuentes emprendieron la veloz marcha para darse a la fuga.
Datos oficiales indican que las acciones iniciaron a las 22:30 horas, desde el bulevar Insurgentes y de ahí siguieron hasta alcanzar la zona urbana de Los Olivos. La impresionante persecución que se generó esa noche, se dio por la Vía Rápida Oriente, sobre el Puente y el Bulevar Las Américas, hasta legar a la avenida Aries, entre las calles Sol y Leo, donde finalmente fueron ubicadas las tres unidades que quedaron en poder de las autoridades.
Esa noche de miércoles, se dice que los individuos viajaban en por lo menos 20 unidades y que fueron perseguidos por más de un centenar de patrullas de la policía municipal y un número similar del resto de corporaciones y del ejército, que poco después se sumaron a la cacería.
En los informes se dice que “no eran tantas unidades, ni de un lado ni del otro; en el comando irían unas 12 y entre unidades policíacas, por lo menos 80, lo que le siguió otorgando a la autoridad, la mayoría numérica.
Sin embargo algo pasó, ya que las unidades de policía, recibieron la orden del director Julián Leyzaola, en el sentido de “esperar instrucciones”, cuando él, iba encabezando la persecución en su unidad blindada.
“No sabemos qué sucedió, pero de repente se recibió esa orden que a todos extrañó”, dijeron algunos elementos, ya “curtidos” en estas lides y acostumbrados a poner en riesgo su vida “para eso somos policías”. Y ejemplos, recordaron, abundan, citando como casos los de las más recientes persecuciones, donde hubo balazos o el intenso tiroteo en la zona de La Mesa, cuando el ataque a la casa de la “cúpula”.
Pero ¿por qué huyeron los delincuentes? ¿Por qué no enfrentaron a la policía si es que son tan peligrosos y “entrones”? Lo que sucede, dijo una de las “fuentes”, es que “nadie quiere morirse. Ni los policías, ni los sicarios, por muy machos que digan que son. Ya saben que en una situación como ésta, si no tienen escapatoria, van a matar, pero también a morir y eso los hace correr”.
Al recibir el “pitazo” de que los habían reportado e iban sobre ellos, los sicarios prefirieron darse a la fuga “pero sobre todo porque ya iban llegando los “pepos” (Policía Estatal Preventiva) y a esos si les tienen miedo.
¿No es que le temen al ejército? la respuesta fue tajante: No, ni a las policías, a menos que les caigan de sorpresa, lo que pasa es que en la PEP está “El Loco” (así le dicen a uno de los mandos) que no le importa morir “quién sabe que tiene o que le hicieron pero se las tiene cantada a los delincuentes… él si se va a morir en la lucha y por eso, mejor para qué exponerse”.
A los delincuentes, se les “filtró” por dónde iba la persecución y eso les dio tiempo para escapar. Los vehículos que quedaron fue porque ya estaban sitiados y no alcanzaban a huir, por lo que bajaron y se fugaron, algunos ¡hasta caminando!
Se explicó que en este tipo de situaciones “se dejan las unidades que ya están muy vistas o quemadas y en su interior se dejan las armas, que aunque es una pérdida muy fuerte para la célula, es la única forma de poder huir”.
Y es, que según afirmaron “si tú encuentras a un individuo con un arma y huyendo, pues inmediatamente sabes que se trata de uno de los delincuentes; por eso dejan las armas, por eso abandonan equipo, para pasar por cualquier ciudadano que nada tiene que ver con los operativos que se llevan a cabo.
No obstante eso, se explicó a AFN que los daños económicos para “El Pit”, si fueron fuertes, sobre todo, considerando las armas, que actualmente se cotizan en unos $2,500 dólares los “cuernos de chivo” y $3,800 dólares, los R-15.
Entre lo decomisado a este grupo delictivo, a la altura del fraccionamiento Milenio se encuentran las unidades: Nissan Titán negro, modelo 2005 con placas nacionales de circulación AL-84-98; Chevrolet Silverado negra 2006, placas nacionales AM32494; Chevrolet Tahoe arena, modelo 2006 y placas nacionales AHS6088.
En éstas, quedaron 12 armas, de las cuales diez son largas y otras dos, cortas, además de 24 cargadores y 627 cartuchos de diversos calibres. También las máscaras, que no son blindadas, como se dijo, sino tácticas, al igual que la mayoría de los chalecos, de los cuales, sólo algunos si son anti-balas.