TIJUANA BC 5 DE OCTUBRE DE 2015 (AFN).- Es común, dado la rutina de la vida diaria, que entre la población se susciten casos de intoxicación alimentaria; sucede cuando lo que se ingiere está contaminado con bacterias, parásitos, virus o toxinas; y por ello, es importante tomar precauciones al respecto, afirmó la doctora Adriana Guillén Chávez, médico pedíatra del Hospital de Gineco Obstetricia (HGO) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tijuana.

La doctora explicó que, entre las intoxicaciones alimentarias más comunes, destaca el botulismo, considerada una enfermedad rara y grave causada por la bacteria clostridium botulinum, que puede entrar en el organismo a través de heridas o al ingerir alimentos enlatados mal conservados.

Una lata golpeada, perforada o hinchada puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, advirtió; porque cuando están golpeadas cabe la posibilidad de que el recubrimiento quede expuesto al óxido, y dependiendo del tiempo de consumo después del golpe se corre el riesgo de adquirir botulismo; que de no tratarse a tiempo puede ser mortal.

El botulismo también se presenta en los infantes y ocurre cuando las bacterias vivas o sus esporas son ingeridas y crecen dentro del tracto gastrointestinal del bebé, señaló Guillén Chávez, tras exponer que la causa más común es la ingestión de miel o jarabe de maíz, por lo que es importante no ofrecer estos productos a menores de un año y desechar de inmediato los envases que se encuentren abultados o deformes.

La recomendación, reiteró, es acudir inmediatamente al médico en caso de presentar náuseas, fiebre, dolor abdominal o de cabeza, dificultad para respirar o visión doble, para recibir el tratamiento adecuado a la cantidad y tipo de sustancias perjudiciales ingeridas.

Por ningún motivo, dijo, se debe recurrir a la automedicación o a los remedios caseros; y que este padecimiento se puede prevenir evitando consumir alimentos o bebidas de dudosa procedencia.

Para diagnosticar esta afección se deben tener en cuenta otros síntomas como dificultad para hablar y deglutir, debilidad progresiva, boca reseca y problemas respiratorios, los que se presentan entre ocho y 36 horas después de consumir los alimentos contaminados, finalizó la especialista del IMSS.

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