ENSENADA BC 23 DE JULIO DE 2015 (AFN).- El dolor de oído normalmente ocurre por una infección provocada por virus o bacterias que entran en el cuerpo a través de la nariz y la boca o por neuralgia (irritación de los nervios), ocasionando inflamación e infección del conducto auditivo del oído externo.

El director de la Unidad de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) Ensenada Jesús Salinas Méndez, pidió a los derechohabientes acudir a la Unidad de Medicina Familiar, para ser atendidos por el doctor ante la molesta sensación de presión auricular.

Explicó que cuando hay una  infección, ésta viene acompañada con la presencia de líquido espeso o pegajoso detrás del tímpano en el oído medio;  aunque puede llegar ocurrir sin que se presente infección del oído.

Otros síntomas que se presentan generalmente son sensación de presión con dolor, sordera parcial, mareo, náuseas, vómitos y fiebre, y son los niños quienes tienen más probabilidades de presentar este tipo de afecciones, ya que normalmente comienzan rascándose la oreja, al mismo tiempo que inician con problemas de audición, irritabilidad y fiebre.

Salinas Méndez indicó que las infecciones son provocadas por alergias, resfriados e infecciones sinusales;  exceso de moco o de saliva, o por la dentición, infección,  agrandamiento de adenoides y por el humo del tabaco.

Esto es más común en bebés y niños, debido a que sus trompas de Eustaquio se obstruyen fácilmente; puede ocurrir en los adultos, aunque con menor frecuencia.

Las infecciones de oídos de presentan  mayormente durante el invierno y no se contraen por contagio. Los factores que la predisponen son cambios bruscos de altitud o clima, y el uso de biberones.

Indicó que algunas infecciones se alivian sin problema por si solas; también puede utilizarse agua tibia con compresas, que el médico recete gotas analgésicas óticas y medicamento para la fiebre como ibuprofeno o paracetamol; no se recomienda dar ácido acetilsalicílico a los niños y deben acudir al médico.

Otras alternativas de prevención son, lavarse las manos frecuentemente, evitar el uso de biberones, no exponer al niño al humo de tabaco y  tratar no caer en  consumo excesivo de antibióticos, pues podría presentar resistencia a ellos.