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TIJUANA - miércoles 6 de abril de 2011 - AFN.
1518

 

La revancha.
Por: Gilberto LAVENANT 
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Todos los encuentros deportivos, no se agotan en un solo evento. En el box, por ejemplo, se pierde un round, y se gana otro. Así, hasta que concluye la pelea y se determina quien es el ganador de la noche. Pero puede haber nuevos encuentros entre ambos contrincantes. Tantos como sean necesarios o que la mercadotecnia lo permita. 
 
En todo tipo de deporte, siempre hay la ocasión para el desquite. El perdedor tiene oportunidad de reclamar la revancha. Puede ser que en el siguiente encuentro, ahora si gane. Puede ser. 
 
En política ocurre algo similar. Lo comentaba aquí en Palco de Prensa, apenas el viernes 1 de Abril del año en curso, bajo el título de “Los boxeadores”, observando que los pugilistas, por regla general, antes de un encuentro, estudian a sus futuros rivales. Personalmente o a través de videos, observan cómo se mueven arriba del ring, cuáles son sus mejores golpes, pero en especial, cuáles son sus debilidades o sus fallas. 
 
Decía entonces que cuando sufren una derrota, superada la golpiza, vuelven a aplicar la misma técnica y buscan la revancha, con cierto grado de confianza en que ahora sí habrán de ganar la batalla. El camino hacia el siguiente encuentro, lo inician con una serie de bravatas. Exageran la nota un poco, retan al contrincante, lo presionan, hasta que éste ya no puede eludir la confrontación sobre el ring. 
 
Y lo advertía, que algo similar ocurre en la política y está ocurriendo entre el Alcalde Carlos Bustamante Anchondo y su antecesor, Jorge Ramos Hernández. Aclaraba que en este caso, la rivalidad entre ambos personajes, no se trataba de una derrota o de un triunfo. Empero hacía hincapié en que, Bustamante, desesperado al ver que no ha podido hacer, lo que prometió en su campaña que haría, responsabiliza de ello a su antecesor. Lo acusa de haberle dejado baches financieros, además de los miles de hoyancos en las vialidades de la ciudad. 
 
Así mismo, subrayaba que, de paso, Bustamante puso en tela de duda la rectitud en los manejos administrativos del XIX Ayuntamiento, a cargo del panista Ramos Hernández y, por conducto de sus colaboradores, anunció la posibilidad de enderezar procedimientos legales en contra de numerosos funcionarios de la anterior administración. 
 
Esto hizo que Ramos Hernández, que se había mantenido agazapado, pero no huyendo, asegura, siguiendo la regla de los púgiles, estudiando los aciertos y las fallas de su rival, el Alcalde Bustamante, cuando ya estima que le “tomó la medida” a su sucesor, resurge de las sombras, como diciendo, “aquí estoy, para lo que se te ofrezca”, con la presumible seguridad de que Bustamante no le hará nada. Ni política, ni legalmente. 
 
Mediante una serie de entrevistas periodísticas mediáticas, que parecieron meros espacios publicitarios pagados, en los que el “cliente” contestó lo que previamente indicó que le preguntaran, Jorge Ramos salió en defensa de sí mismo, de sus colaboradores y de sus amigos. En especial, sacó a relucir la autorización de un proyecto para construir un hotel en terrenos de la zona río. 
 
Este asunto, era de conocimiento público, pero de manera genérica, casi como un hecho insólito, pero sin nombres de los protagonistas, hasta que Ramos Hernández, tratando de deslindarse de posibles irregularidades, hace algunas observaciones, aunque con verdades a medias, saliendo a relucir, como propietario del proyecto en mención, el promotor boxístico Fernando Beltrán Rendón, conocido por su estrecha amistad con el exalcalde panista. 
 
Si Ramos Hernández no hubiera aparecido y sacara a relucir éste y otros temas, seguramente seguirían siendo meras leyendas urbanas y con el paso del tiempo éstas quedarían en el olvido y los protagonistas habrían pasado desapercibidos. 
 
Sin embargo, el exalcalde “se puso de pechito” y Bustamante no quizo desaprovechar la ocasión. Ayer martes 5 de abril, el XX Ayuntamiento publicó un amplio texto, dirigido a la opinión pública, en el que precisa todas y cada una de las irregularidades del asunto de Fernando Beltrán, en el que no deja lugar a dudas que se trata de un caso de corrupción. Está clarísimo. 
 
Nadie, con facultades ejecutivas, como el entonces alcalde de Tijuana, autoriza un proyecto de construcción, sin exigir el cumplimiento de ningún requisito, sin revisarlo, en un solo día, si no es a cambio de una fuerte cantidad de dinero, o sencillamente porque se es socio o propietario del mismo. Más claro, ni el agua. 
 
Esto, en términos boxísticos, fue algo así como un certero “jab”, de Bustamante, que lanzó a Ramos Hernández a la lona y los jueces en forma unánime decretaron el fulminante “nock out”. No se sabe cuanto tiempo estará fuera de combate el panista y por lo tanto, nadie puede anticipar cuando será el siguiente encuentro. Por el momento, éste tercer encuentro lo perdió Ramos Hernández y los daños sufridos, aún no están del todo a la vista. 
 
Lo único que se puede decir, a favor de Ramos Hernández, es que su amigo Fernando Beltrán, siendo promotor boxístico, sabe mucho de éstas cosas. Seguro que ya está negociando la revancha. Seguro. 
 
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