El Cristo de los Dominicos
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El Cristo de los Dominicos

SAN JUAN BAUTISTA - jueves 6 de octubre de 2016 - Joel F. Gálvez Vivar.
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De Divino señor crucificado. Ahora señor de la Capilla

Texto: Joel F. Gálvez Vivar

Fotos: Karol Joseph Gálvez López

SAN JUAN BAUTISTA Ihualtepec, Silacayoápam., Oaxaca, México. 6 de Octubre 2016.- Para los Frailes Dominicos, las altas montañas, torrenciales corrientes de ríos, grandes matorrales, fríos, calor, neblinas, no fueron obstáculo, para llegar al corazón de los indígenas, llevándoles la buena nueva, además de la evangelización, las artes, oficios, así como el conocimiento de la doctrina cristiana. Así en inmemorables fechas llegaron en tierras de Ihualtepec, cargando su cristo, en su advocación del “Divino Señor Crucificado” que adoraban y veneraban en su aposento, en su convento hecho de gruesos muros de duras rocas, al tiempo que predicaban la doctrina cristiana a los indígenas de la comarca.

De acuerdo a testimonio de los Ihualtepejenses que en el lugar que se encuentra a un kilómetro y medio hacía el sur, del poblado, llamado en mixteco “Docolohsi”, fue encontrada la imagen del “Divino Señor Crucificado”, nombre con que le conocían los Dominicos, hace 400 años. El lugar es una pequeña hondonada de la montaña, donde se encuentra un conjunto habitacional, consta de nueve piezas aproximadamente, en un área de 665metros cuadrados, que pudo ser el convento de los primeros misioneros que emprendían la conquista espiritual de esas tierras. Devotos, y peregrinos que asisten a la  fiestas, año con año, visitan el lugar, y además de beber el agua fresca que brota del manantial entre las rocas, existentes bajo la sombra de frondosos robles de ahuehuetes.

Divino Señor Crucificado, cristo de los Frailes Dominicos.

La imagen del divino señor crucificado, está hecha de tela empastada, figurada y resistente. La cabeza, las manos y los pies son de madera ligera. Tiene la cabeza inclinada; es un cristo muerto. Los ojos y la boca, están entre abiertos. De la llaga del costado sale un coágulo de sangre. La espalda está deshecha por los azotes. Mide un metro 65 centímetros de alto, con las piernas encogidas; los brazos miden un metro 67 centímetros. La cruz es de madera de cedro y de forma plana, mide el palo vertical 2 metros 73 centímetros y los brazos, un metro 69 centímetros. La corona original es de plata maciza, sin potencias, pero la mano de obra es muy pobre. La nueva corona se hizo a iniciativa del Cura Sebastián Cortés Ángel, juntamente con  la pequeña placa del INRI, las cantoneras y los resplandores de las manos. La obra la realizó José López Sánchez, de Puebla y se le pagó con la cooperación de varias personas devotas. Los clavos originales son de madera; las cabezas están recubiertas de una lámina de plata, el juego de clavos nuevos se hicieron por determinación del entonces Cura de San Juan Bautista Ihualtepec Margarito Martínez Cedillo, de su propio diseño. Los ejecutó José López Sánchez, son de broche, tienen tuercas, las cabezas tienen un hermoso chapetón de plata dorada, en forma de margarita, en honor al cura (Margarito), con un rubí en el centro. Costaron $2,000 (dos mil pesos), que pagaron las hermandades de San Pedro Aíte, Guerrero; San Sebastián Zoquiapan y Tlacotepec Lagunas. La bendición se hizo el 17 de marzo de 1677, víspera de la fiesta del cuarto viernes de cuaresma. En tanto que, como la placa del INRI, no cubría toda la tabla original, por disposición del mismo cura Margarito Martínez Cedillo, se proyectó mandar hacer una nueva placa que cubriera la tabla, igualmente también diseñó el dibujo y fue ejecutado en el “Arte religioso de Puebla”. Su costo fue de $6,000.00 (seis mil pesos), trabajo que se pagó con la cooperación de algunas personas devotas y las hermandades de San Pedro Aíte, Guerrero y San Sebastián Zoquiapan, la placa de plata dorada, fue bendecida el 2 de marzo de 1978, además se diseñó un nuevo dibujo de las cantoneras, por que el anterior era muy sencillo, mismo que fue ejecutado en tiempo y forma diseñado y mandados por el cura Martínez Cedillo.

Cambio de nombre del Divino Señor Crucificado al de Señor de la Capilla

Los oriundos dijeron que: no se sabe con certeza, cuándo comenzaron a llamar al Divino Señor Crucificado, con el nombre del “Señor de la Capilla”; aseguraron que lo que motivó a cambiarle la advocación al cristo de los Dominicos, pudiese ser que a esta parroquia de San Juan Bautista Ihualtepec, llegó un Cura llamado Manuel T. Martínez, quien fuese oriundo de la Parroquia de Tezoatlán de Segura y Luna, dependiendo ambas de la Diócesis de Huajuapan; y en virtud de que en Tezoatlán, también se venera una imagen muy semejante a ésta, lo que hizo al  Cura Martínez, que estuvo desde 1883 a 1905, por su propio peculio, le haya dado esta advocación, es decir cambiándole el nombre a la imagen del cristo crucificado, que los Dominicos veneraban como “Divino Señor Crucificado” al de “Señor de la Capilla” cuya advocación es con la que los Tezoatecos veneran al cristo en su terruño.

Inicia el culto y la devoción al Señor de la Capilla

No se sabe con exactitud, de qué año sea la imagen del cristo crucificado, pero es de suponerse que sea de fines del siglo XVl, época de oro de los Dominicos; En el archivo parroquial, existe el libro de la primera Hermandad que fundó Fray Francisco Roberto Z. religioso de Santo Domingo, Cura por su majestad, Vicario del convento y juez Eclesiástico de San Juan Bautista Ihualtepec. Dice en su relato, que habiendo fabricado una capilla en donde se colocó al Señor Crucificado, de quien han experimentado su gran misericordia cada día en esta comarca; se ha formado una hermandad, esto fue en 1717, esta hermandad fue aprobada por Juan Francisco, Obispo de Geren, en su visita pastoral a esta cabecera parroquial (San Juan Bautista Ihualtepec), según acta del 30 de noviembre de 1722; de aquí se ve que desde aquellos tiempos, los cristianos de la región ya veneraban esta imagen, y que por la fe y la devoción que sentían por el divino señor crucificado, el fraile dominico organizó la primera hermandad, para que la imagen tuviera un mejor culto, sobre todo, en el tiempo de la cuaresma. Desde el principio, las principales fiestas fueron el primer viernes de cuaresma, el cuarto viernes y el 3 de mayo. El primer libro de la hermandad termina, en mayo del año 1781, con el Bachiller D. José Velásquez. Después no se encuentra otro libro al respecto en este archivo. El culto por un tiempo vino a menos, por lo menos externamente, pues los fieles seguían invocando al Señor de la Capilla hasta 1938, los músicos se encargaban de la fiesta anual. A partir de 1939 se estableció una nueva hermandad, en esta cabecera parroquial, y muchas otras, en distintos pueblos de la región. Así comenzó un nuevo florecimiento de la devoción al Señor de la Capilla. Ahora los peregrinos no solo son de la región; la misericordia del señor se ha hecho sentir más lejos, la fe sencilla y confianza se ve en el fervor y el sacrificio de mucha gente de los pueblos, que el 4°. Viernes de cuaresma, viene al santuario del Señor de la Capilla.

La Feria anual y sus efectos

Aquí en Ihualtepec, desde que los hijos de Santo Domingo, presentaron a las tribus indígenas la bendita imagen de Jesús Crucificado, ésta se convirtió en imán de los corazones. Así comenzó la ferviente devoción del Señor de la Capilla que ha venido a convertir en una creciente romería, en una feria, a donde llegan gentes de más de 30 pueblos tanto del vecino de los vecinos estados de Puebla y Guerrero, además de las parroquias vecinas y de los pueblos filiales para estar junto al Señor de la Capilla, en el cuarto viernes de cuaresma. Aquí en este santuario, se ven llegar las multitudes con fe ardiente, a presentar sus querellas al Señor de la Capilla, gente que llora, gente que reza y canta, gente que viene de rodillas, gente que quiere que sus hijos sean tocados a la imagen al cristo de los Dominicos, manojo de velas en las manos en ademán de súplica, manojo de flores, cumplimiento de manda uno y otros la devoción, se convierte este santuario en una hoguera de fe. Pero la feria también es comercio, es diversión de la gente que va y viene haciendo compras y divirtiéndose en los juegos mecánicos, en los fuegos artificiales, en las noches. Escuchando las bandas de música de viento, gozando toda esa algarabía propia de estas fiestas populares. La misericordia del Señor de la Capilla se va extendiendo más y más y la feria también se hace más grande.

Le construyeron una Ermita

Una cruz de madera de encino bastante desgastada por el tiempo, señala como sagrado para los devotos del Señor de la Capilla, en el lugar del hallazgo de la bendita imagen. El día lunes 3 de enero de 1983, animados por el entusiasmo devoto del Señor de la Capilla y mayordomo mayor, Zenaido Cuellar Suárez, se unieron muchos devotos de muchas hermandades de los pueblos vecinos para la solemne bendición de la primera piedra de una ermita, que eternizará el recuerdo del feliz hallazgo. Bendijo solemnemente la primera piedra, el Cura Arturo Loyola Jiménez, La ermita es de pequeñas proporciones, mide 5 metros de largo por 5 de ancho. Es de estilo románico, y está construida con piedra, ladrillo, varilla y cemento. Es una pequeña capilla abierta, levantada sobre una pequeña elevación en que estriba la montaña. Un arco al frente, uno a cada lado y remata con una pequeña cúpula de cemento. Se proyecta una gradería que dará fácil acceso a las personas, esplendor y hermosura a este monumento de la fe cristiana. No se ha terminado. Faltan detalles. El 11 de marzo de 1983, se celebró por primera vez el santo sacrificio de la misa en esta ermita, con asistencia de gran número de fieles, pues era el cuarto viernes de cuaresma

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