Estados Unidos 31 de julio de 2014 (lasillarota.com).- De 21 países de los que son originarios los migrantes que residen en EU, México ocupa el último lugar en cuestión de ingresos en dólares por año.

 

Según datos actualizados a este año, y que se realizaron con motivo de la crisis financiera que padeció Estados Unidos entre 2011 y 2013, los migrantes paisanos en Estados Unidos ganan en promedio 17 mil dólares anuales, equivalentes a 221 mil pesos mexicanos al tipo de cambio de 13 pesos; los argentinos tienen ingresos por 42 mil dólares, equivalentes a 546 mil pesos mexicanos.

 

Es decir, que los migrantes argentinos en Estados Unidos ganan el doble que los mexicanos. En la lista de ingresos, abajo de Argentina está Chile, Brasil con ingresos por 35 mil dólares anuales; le siguen Trinidad y Tobago, Panamá, Venezuela y Guyana con 30 mil dólares anuales; y Jamaica, Bolivia, Costa Rica, Perú y Colombia con percepciones promedio anuales de 25 mil dólares.

 

Mientras que Ecuador, Cuba, Nicaragua, Haití, El Salvador, República Dominicana, Honduras y Guatemala tienen ingresos anuales entre 18 y 24 mil dólares anuales. México, hasta el fondo de la lista se queda en 17 mil dólares.

 

El estudio “Propiedad de la Vivienda en Estados Unidos de la Población Inmigrante de Origen Latinoamericano y del Caribe” realizado desde 2008 y actualizado a 2014 del Centro de Estadios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) y retomado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados en México, estudió la evolución de la situación económica de los migrantes -incluyendo la mano de obra-.

 

En el documento se argumenta que actualmente se conoce poco sobre el impacto que la crisis hipotecaria y financiera estadounidense tuvo sobre el patrimonio de la población de origen latinoamericano que labora y vive en aquel país.

 

Casi 50% de paisanos tienen una propiedad

 

Según el estudio, en promedio, 44.1% de los migrantes latinoamericanos cuenta con vivienda propia, de ese total, 73.5% fue adquirida con créditos hipotecarios.

 

En el caso específico de los migrantes mexicanos, el porcentaje de quienes cuentan con vivienda propia asciende a 44.9%, del cual 68.3% es vía un préstamo hipotecario. Para una mayor referencia, el 66% de los estadounidenses tienen una propiedad.

 

La crisis financiera estadounidense tuvo su origen en el sector de la vivienda, ya que su adquisición estaba financiada, en gran medida, a través de préstamos hipotecarios. En ese entonces el otorgamiento de créditos, así como la bursatilización de títulos respaldados por hipotecas, dieron impulso a la demanda y a los precios de las casas, se explica en el documento.

 

En cuanto a la caída en los precios, es posible observar que respecto del máximo observado en el auge hipotecario de julio de 2006, el índice de precios de la vivienda (Case?Shiller) de Standard & Poor's (S&P) acumuló una caída promedio de 35 por ciento.

 

De acuerdo con el CEMLA (2014), en 2010 Estados Unidos fue el destino del 67.4 por ciento de la emigración internacional proveniente de América Latina; no obstante, para el caso de los emigrantes mexicanos representó hasta el 98.1 por ciento.

 

Pero esas viviendas, que se adhieren al patrimonio de los migrantes en Estados Unidos, han perdido valor.

 

 

En promedio, dicha caída se ubicó en 38.1 por ciento para América Latina y el Caribe, pero fue de hasta 50.8 por ciento en el caso de los migrantes nicaragüenses, 46.2 por ciento para los salvadoreños, 43.8 por ciento para los cubanos y de 37.7 por ciento para los de origen mexicano.

 

La pérdida de riqueza para el total de migrantes latinoamericanos se ubicó en cerca de 332 mil millones de dólares (CEMLA).

 

La crisis hipotecaria estadounidense afectó de forma importante el patrimonio de los inmigrantes mexicanos que se encuentran en aquel país. La proporción de migrantes que poseía vivienda propia disminuyó sensiblemente durante los años posteriores a la crisis y aún no logra recuperarse, además, la crisis parece haber impactado más a los trabajadores mexicanos, pues son los que en promedio tienen un ingreso per cápita menor al del promedio de inmigrantes de la región.