Por: Carlos del Valle del Río 
@delvalledelrio

CIUDAD DE MÉXICO 10 DE JUNIO DE 202.- El poder es un afrodisíaco muy poderoso, y es a la vez una de las drogas más intensas que pueda probar el ser humano. Andrés Manuel López Obrador lo ha probado en dosis muy altas. Quizá pocos presidentes en nuestro país pueden decir que han ostentando el poder absoluto como el actual mandatario mexicano. Pero todo se termina, incluso el poder.

Las próximas semanas serán cruciales para saber que tanto está dispuesto López Obrador a realmente retirarse de la vida pública y dejar que Claudia Sheiunbaum desarrolle su propia personalidad como la primera presidente mexicana. Se ve difícil que en verdad deje de ser una figura central en la toma de decisiones, por el contrario, las primeras señales que nos ha enviado a tan solo una semana de la elección es que no dejará que nadie se aparte del camino radical con el que nos acostumbró durante tantas y tantas mañaneras injustificables como actos de información, pero muy útiles como vehículos de propaganda.

La suprema corte de justicia, así como los organismos autónomos recibieron un remanso de esperanza frente a su eventual desaparición con tan solo una pincelada de prudencia de Sheinbaum, pero eso duró tan solo unas horas, López Obrador se apresuró a declarar que el famoso plan C, se concretará antes de que él deje el poder. Primer encontronazo entre el maestro y su pupila.

Pero no nos equivoquemos, Sheinbaum no será más prudente ni tendrá un sentido más decmocrático que el actual presidente, no tendría por que. López Obrador le ha dado todo lo que tiene, su carrera política y ahora la mayor votación en la historia democrática de México. Pero ni ella ni nadie cree que esos votos fueron para la primera presidente mexicana, fueron un espaldarazo para López Obrador y eso lo ha interpretado como una vía libre para apresurar la radicalización de su legado.

Pero como lo dije, el poder es una droga muy poderosa, y aun falta que Claudia Sheinbaum la pruebe, que se sienta, como lo hizo su antecesor, que un espacio en la historia le aguarda. La verdadera competencia de Claudia Sheinbaum será contra López Obrador, y si quiere ganarle ese lugar en la historia política de México, solo existe una vía, más radicalización y más autoritarismo, y no más democracia y más prudencia política, eso la pondría en un camino distinto que los seguidores del movimiento de Morena no le perdonarían.

Por lo pronto, el nido en palacio nacional empieza quedarse vacío, hoy los políticos, los empresarios y sindicalistas hacen fila para entrevistarse con la sucesora, y López Obrador comienza a guardar sus cosas en cajas, siente el vacío de tener que dejar la presidencia. A pesar de todo, ha dejado en claro que siente que la tarea no ha concluido, que le faltó tiempo para concretar muchas cosas y  obras, ve en Claudia el instrumento para su propia realización, pero quizá ella tiene otros planes. Solo el tiempo lo dirá.

Periodista director de International Journalism Service

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