Norma Y. Cortés J.
Tijuana BC 22 agosto 2014 (AFN).- Chavela Vargas, de origen costarricense, era más mexicana que los nopales, amaba México y sus últimas palabras así lo confirmaron. Se fue, pero no del todo, porque era una Chamana.
El público que se reunió en la Sala Monsiváis del Cecut no necesitó escuchar su biografía, pues ya la conocían, querían historias inéditas, llenas de valor, de sinceridad y con la congruencia de Chavela.
"Todos conocemos a una Chavela valiente, indomable, fuerte, solitaria, guerrera y sobre todo libre, que se perdió en el alcohol por 20 años y que regresó porque le "dio la gana". "O me llevas ahora o me levanto y no vuelvo a tomar una copa ni a fumar un cigarro"…..le dijo al diablo, Chavela, y el diablo la puso a prueba; seguramente porque sabía que Chavela jamás lo haría, pero ella quería volver a los escenarios. "En lugar de gritar como loca, canto como loca, porque el canto es libertad" y la yegua salvaje regresó a cantar buscando su libertad, dijo María Cortina, su representante y amiga que la acompañó hasta el último momento.
Ella se entregó al mismo tiempo a la muerte y a la vida, abrió las alas a la música mexicana en todo el mundo, con un estilo que nadie supo imitar. "Quiero cantar, sí, pero como los mexicanos, sin ostentaciones, con jorongo, sin gritar, en huaraches, con una botella.
Chavela Vargas fue una mujer auténtica, amiga de Frida, de Almodóvar, de Picasso, del Indio Fernández, de Monsiváis y José Alfredo Jiménez, a quien despidió cantando en su velorio, con una botella de tequila. No fue compositora, pero sí la autora del género "Chavela Vargas".
¿Ahora que estoy vieja e inválida, me entregan un Grammy? Le dijo a quien telefónicamente le ofreció el premio por trayectoria, "No lo quiero, a mí déjenme con mi jorongo y mis huaraches, soy yo ante el mundo", pero a la semana lo recibió en su casa y lo guardó en su ropero, compartió Guillermo Sánchez, amigo de La Chamana.
Cuando le preguntaron por qué se hundió en el alcoholismo por 20 años, contestó: "Me harté de ser famosa".
"En el boulevard de los sueños rotos", canción de Sabina, fue inspirada en ella. Relató Sánchez que posterior a su presentación en España a la que asistieron Sabina, Almodóvar y la crema y nata española, atrás del escenario se le acercó un hombre para preguntarle si era quien había cantado, ella, molesta por la forma en que le había increpado, le reclamó por haberla tocado, se hicieron de palabras y cuando se calmaron las "aguas", en otro tono, el mismo hombre le preguntó: ¿De dónde vienes Chávela? "Yo vengo del bulevar de los sueños rotos…"
Guillermo Sánchez dijo que el mejor resumen de la cantante es el que le hizo Sabina: "En el bulevar de los sueños rotos, vive una dama de poncho rojo, pelo de plata y carne morena, mestiza ardiente de lengua libre, gata valiente de piel de tigre, con voz de rayo de luna llena".
Miguel Peña y Juan Carlos Allende, "Los Macorinos", dueto de guitarristas que la acompañaron durante diez años, interpretaron en vivo "Piensa en mí", de Agustín Lara, que Chavela cantaba tanto con su voz como con sus manos.
Azul Monraz, Gabriela Bojórquez, María Vargas y Óscar Alvarado, deleitaron al público con las canciones de Chavela, entre ellas, la más esperada: Macorina, en la voz de la mezzosoprano María Vargas.
A modo de despedida, se escucharon los acordes de la canción más emblemática en la carrera de Chavela: La Llorona, a la que después se sumó "La Chamana", a través de un video.
"La tristeza es una nostalgia que te lleva a una sabiduría", decía Chavela. En sus últimos momentos de dignidad y fortaleza, el 5 de agosto de 2012, después de pedir su medallón de Chamana, dijo: "Yo no me voy a morir porque soy una Chamana y nosotros no morimos, nosotros trascendemos".
