TIJUANA BC 3 de mayo de 2012 (AFN).- México es ahora “uno de los países más peligrosos del mundo para los periodistas”, dijo en Costa Rica la Vice presidenta del Instituto de las Américas de la Universidad de La Jolla en San Diego, Lynne Walker, quien recordó que hasta la fecha y desde 2006, 40 de éstos han sido asesinados o desaparecidos.
Invitada a participar dentro del programa conmemorativo del Día Mundial de la Libertad de Expresión, por la Embajada de Estados Unidos en Costa Rica, la también periodista destacó los problemas que la prensa sigue enfrentando en varios países del mundo, contrastando con la situación ideal que ahora se vive en el país sede, donde según informes de organizaciones internacionales, no se han presentado ataques contra comunicadores y éstos están en libertad de hacer y presentar trabajos editoriales críticos.
Walker, quien ha conducido talleres con comunicadores en San Diego y Tijuana, refirió que en otros países de América Latina también se están reportando incrementos en los ataques contra periodistas. Dijo además que según investigaciones del Comité de Protección para Periodistas, los países más peligrosos del mundo son: Irak, Afganistán y Pakistán, además de Las Filipinas y Rusia.
“México está en esa lista”, sentenció y dijo: “Apenas la semana pasada, una respetada corresponsal de la revista Proceso fue asesinada en el estado de Veracruz”.
Se refería al caso de Regina Martínez “última víctima del notable deterioro de seguridad de periodistas en Veracruz”, donde recordó que cinco policías fueron asesinados en los últimos 18 meses “y al menos 13 reporteros tuvieron que huir de ese estado el año pasado”.
Convocó a los periodistas presentes a “levantar sus voces contra estos atentados”. A levantar su voz porque “ha llegado el momento de detener a quienes están silenciando a la prensa”.
Refirió a su audiencia que muchos gobiernos represivos rechazan las demandas de libertad de expresión y de una prensa libre, no obstante los acuerdos internacionales que han suscrito y ratificado 167 países del mundo.
Al mismo tiempo estableció que los periodistas también “debemos imponernos a nosotros mismos un código claro y riguroso de la ética y reconocer cuando hemos cometido un error y actuar con rapidez para corregir este error”.
A manera de reflexión, Lynne Walker también dijo que “todos pagamos el precio cuando un periodista es asesinado; cuando una voz crítica es silenciada”.