TIJUANA, BC 25 DE AGOSTO DE 2011.-
Las rivalidades.
Por: Gilberto LAVENANT
El proceso de renovación de los comités directivos municipales del PRI, en Baja California, y específicamente en Tijuana, saca a relucir de nueva cuenta que los priístas no están divididos, sino que existen dos fracciones. Una, la del Senador Fernando Castro Trenti. La otra, la de Jorge Hank Rhon, bajo cuya sombra se cobija el Alcalde Carlos Bustamante Anchondo.
Todo empezó, a partir del día de las elecciones, en que Bustamante Anchondo se llevó la sorpresa de que había resultado ganador. Con muchos apuros había desarrollado su campaña, frente al ahijado del Presidente Felipe Calderón, Carlitos Torres Torres, quien ensorberbecido por ser el candidato impuesto, ya se llamaba “el nuevo Presidente Municipal de Tijuana”, mucho antes de los comicios. Al final, resignado, simplemente guardó silencio.
Bustamante, en cambio, de pronto se vió rodeado por una marabunta. Todos querían compartir con él, el triunfo electoral. Sobre todo, le pasaron la factura, para que repartiera posiciones a priístas, pues al fin y al cabo no fue un candidato ciudadano, y por lo tanto, utilizó la “franquicia” del PRI y debía pagar el costo correspondiente.
El Alcalde electo se sintió acosado y se resistió a ceder posiciones. Es más, se negó a hacerlo. Y ocurrió como en la campaña aquella que advertía : “si alguien se acerca a ti, cuéntaselo a quien más confianza le tengas”. Por ello, cuando el Senador Fernando Castro Trenti, el priísta bajacaliforniano más influyente en estos momentos, le explicó que las reglas del juego político le obligaban a integrar priístas a su equipo de trabajo, pero priístas que le recomendara o avalara la dirigencia partidista, Bustamante simplemente dijo que no.
Sabiendo de la rivalidad entre Castro Trenti y Hank Rhon, Bustamante pefirió aliarse a este último que acceder a los reclamos del Senador. Así es que repartió posiciones entre sus amigos, y los amigos o protegidos del dueño del Grupo Caliente. Muchos de ellos, ni siquiera son priístas, sino que eran sus colaboradores en sus empresas. Destaca, de manera especial, el caso de Antonio Cano, que salió del PRI, cuando se acabaron los tiempos de “vacas gordas” y bajo las siglas del Panal, llegó a la legislatura estatal, en donde estrechó relaciones con los panistas. Ahora, dicen, Cano es algo así como “el poder tras el trono” y se le atribuye gran parte del caos, intrigas y divisionismos en el equipo del gobierno municipal.
No existiendo relación alguna entre Bustamante y Castro Trenti, aunque ambos son priístas, al Alcalde le dieron una fea zarandeada los legisladores priístas, afines al Senador, cuando presentó los proyectos de ley de ingresos y presupuesto de egresos para este 2011. La encargada de ello lo fue la diputada Rosana Soto. A regañadientas, Bustamante tuvo que hacer las correcciones y ajustes que le indicaron, como condición para aprobarle sus proyectos.
Luego vino lo del juicio político en contra de la Síndico, Yolanda Enríquez, a petición de un regidor panista, pero admitida por la mayoría de los priístas. Para Bustamante, la decisión se tomó por mero revanchismo, para fastidiarlo, supuestamente por instrucciones del Senador Castro Trenti. De nada valió que el coordinador de la fracción parlamentaria priísta, Julio Felipe García, advirtiera que se actuaría conforme a derecho, que los tiempos ya habían cambiado, que no tolerarían impunidades.
Bustamante y la Síndico, por su parte, inútilmente pretendieron que los legisladores priístas, se desistieran de enjuiciar a Yolanda Enríquez, por el simple hecho de ser priísta, aunque además argumentaban que no había razón para someterla a juicio político. Incluso, recurrieron a grupos de priístas para presionar, en su mayoría, aliados u operadores hankistas. Así mismo, se echó mano de los abogados personales de Hank, para tratar de eludir el enjuiciamiento.
Así es que ahora que se vino lo de la renovación de los comités municipales del PRI, en el caso de Tijuana, hubo pronunciamientos a favor de la legisladora Rosana Soto, que culminó con su registro como candidata a presidir el comité de Tijuana. A unos minutos de que se cerrara el registro, el grupo Bustamante-Hank, inscribió al diputado David Lozano, hankista de “hueso colorado” y una colaboradora de la Síndico, para rivalizar con Rosana. La cara de reconocidos hankistas, fueron visibles. Incluso la Síndico, en persona, en primera fila, estuvo en dicho registro.
La Comisión de Procesos Internos, encabezada por Arnulfo de León Lavenant, determinó que los hankistas, no reunieron los requisitos exigidos para convertirse en candidatos formales y por lo tanto, Rosana se convirtió, virtualmente hablando, en la nueva Presidente del Comité Municipal del PRI en Tijuana. Esto causó el disgusto del Alcalde y de sus seguidores. Dicen que el día de ayer, Arnulfo fue cesado del cargo de subdelegado municipal que ostentaba. Mera coincidencia, han de decir.
Independientemente de las rivalidades entre las cabezas de ambas fracciones priístas, siendo Rosana Soto, por una parte, una activista social, con el carácter de Presidente del Comité Municipal del PRI, no duden que será constante su presencia en las oficinas del gobierno municipal, exigiendo respuestas y soluciones a problemas diversos. Se presume, de antemano, que las respuestas serán negativas.
Bueno, pues ahora imaginen la posición o actitud de la legisladora Rosana Soto, cuando en su carácter de Presidente de la Comisión de Hacienda, deba revisar el presupuesto de egresos y proyecto de ley de ingresos del XX Ayuntamiento de Tijuana, para el 2012. Los recortes, ajustes y objeciones, serán múltiples. Dicen que “ojo por ojo, y diente por diente”.
Se antoja suicida, políticamente hablando, la postura del Alcalde Bustamante. Rivaliza con el priísta bajacaliforniano más influyente en estos momentos, el Senador Fernando Castro Trenti, y se cobija bajo la sombra de Hank Rhon, que de político, casi queda solamente su sombra, pues Felipe Calderón y Francisco Blake Mora, vía la PGR, insisten en enviarlo a prisión. Al final de cuentas, la que paga los “platos rotos”, en este pleito, es Tijuana.