Entre lo urbano y lo humano
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Entre lo urbano y lo humano

TIJUANA, BC - sábado 20 de agosto de 2011 - Ana Velia Guzmán.
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TIJUANA, BC 20 DE AGOSTO DE 2011.-

PATERNIDAD OLVIDADA
Por: Ana Velia Guzmán

 
Desde niño le fue arrancada toda posibilidad de contacto con su padre. El divorcio fue inminente y anunciado, sólo que por fin, tras dos intentos frustrados se cumplió.
 
Tenía sólo 8 años, ganas de aprender en bicicleta y darle -por lo menos en una ocasión- a una lagartija con la resortera.
 
Sus dos grandes metas se veían frustradas, por lo menos, hasta que mamá tomara la decisión de conseguir una nueva pareja, que, si bien no sustituyera al padre biológico, si fuera una especie de "suplente paternal".
 
Cada fin de semana, la conversación telefónica era el "dulce favorito" de Rubén, podía entonces hablar con su padre y platicarle de sus calificaciones en aritmética, de su amor platónico y de aquel golpe tremendo en la rodilla izquierda al no batear correctamente  durante la práctica.
 
Poco a poco, esas charlas, fueron minando, Rubén crecía y aquéllas conversaciones telefónicas cada vez eran menos ya que eran suplidas por las salidas con los amigos, las tardeadas e incluso por las clases de oratoria, mientras que su padre, afanosamente, se sentaba al teléfono cada domingo,  habitual costumbre, en espera de que ese ring, le  animara toda la semana.
 
Entonces un día, su padre le reclamó: Rubén, ¿por qué ya no me llamas? has estado muy ocupado hijo? Que se te ha olvidado que soy tu padre? Es obligación de un padre buscar a su hijo! Exclamó con tono un tanto iracundo, y otro tanto nostálgico.
 
Pasaron entonces veinte años y si bien esas llamadas no desaparecían del todo se reducían como granos de azúcar en agua, el padre de Rubén envejecía  mostraba andar lento pero la certera esperanza de que ese teléfono seguiría sonando.
 
Pasó más tiempo y Rubén, que entonces ya era padre de un estudiante de medicina, que por cierto vivía en otra ciudad, cayó en cuenta en que su hijo, sin querer, había repetido la misma experiencia que el vivió cuando joven, al abandonar a su padre de sus conversaciones.
 
Entonces decidió que no permitiría que el ciclo se repitiera. Tomó el auto, manejó cientos de kilómetros para saludarlo y aprovechó para llevarle el pastel de zanahoria favorito que le preparaba su madre cuando estaba pequeño. ¡Si mi hijo no puede venir a saludarme, iré yo a visitarlo! Pensó mientras se acercaba a la fraternidad donde vivía su hijo.
 
Al llegar, el joven estudiante mostró alegría en su rostro y corrió a abrazarlo, tenía un par de años sin verlo y lejos de recriminarle su inesperada visita lo abrazó tiernamente: ¡Cómo tu no tienes tiempo para mí, y has estado muy ocupado, he venido a verte, espero no te moleste! Dijo Rubén a su hijo, éste con una amable sonrisa lo invitó a pasar sin imaginar que su abuelo, del otro lado de la ciudad moría.
 
Entonces Rubén se enteró de que su padre estaba agónico y le pidió a su hijo que lo acompañara visitarlo, aunque fuera por última vez, al llegar sólo pudo pronunciar: ¡Padre, sé que no he sido un buen hijo, perdóname, debí llamarte más frecuentemente, pero siempre sentía que el tiempo se me escapaba y creía que mis prioridades eran otras, hoy comprendo lo importante que es tener contacto contigo!. El padre, agónico, le tomó de la mano y cariñosamente las besó y apenas balbuceó ¡Rubén, yo sólo quería tu compañía, aunque fuera del otro lado del auricular, pero respeto que haya tenido tantas ocupaciones que se te olvidó cómo ser hijo!
 
Rubén, impactado ante tales palabras, sólo pronunció ¡sin querer la vida me ha pagado con la misma moneda, y he comprendido que es aún mayor la obligación de que el hijo esté mayormente al pendiente del padre, porque es éste quien dio la vida, disculpa mis olvidos y mis faltas de atención, por favor!.
 
El anciano, alcanzó a regalarle una sonrisa, mientras tiernamente observaba el rostro casi desconocido de su nieto y finalmente, murió, pero en paz, mientras Rubén, tarde comprendió la lección: NUNCA SE ESTA  DEMASIADO OCUPADO COMO PARA OLVIDARSE DE SUS PADRES. SI AUN LOS TIENES, APAPACHA SU CONOCIMIENTO, ABRAZA SUS CANAS Y BENDICE SU EXISTENCIA, SOBRE TODO EN ESTOS DIAS, EN QUE SE CELEBRA, A NUESTROSADULTOS MAYORES.NUESTRO RECONOCIMIENTO, AFECTO Y ADMIRACION.

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