Por: Marco Antonio Samaniego
TIJUANA BC 9 DE MAYO DE 2025.- Durante tres décadas los mexicanos hemos pagado a los banqueros sumas de dinero que son difíciles de concebir. El resumen es que el sistema financiero estaba quebrado y por tanto, la deuda que se creó, la debíamos pagar todos los mexicanos con nuestros impuestos. La denuncia, desde la década de 1990, fue que los empresarios millonarios, resultaron beneficiados con todo ello. Además, vendieron los bancos a empresarios extranjeros, sobre todo españoles.
El entonces PRD, y sin duda López Obrador, crearon un discurso de resistencia que tenía mucho de cierto. Era y – creo yo – sigue siendo un robo. Fue pagar los excesos de los banqueros y el despilfarro e incompetencia de personajes que se llenaban y se llenan los bolsillos con recursos que no les pertenecen. El hoy personaje central, Arturo Saldívar Lelo de Larrea, en 2004, fue el abogado defensor de los bancos, con el objetivo, que logró, de que no se investigara el Fobaproa.
Hoy la reforma judicial es encabezada por el mismo personaje. Ernesto Zedillo Ponce de León, afirma que salvó al país, y que lo volvería a hacer, porque defendió el sistema financiero y por supuesto a los banqueros. Por una entrevista concedida a una revista, el expresidente afirma que estamos en camino de perder la democracia, dado que las instituciones formadas durante su gobierno y en años posteriores, generaron una alternancia. Zedillo, hace las comparaciones que se realizaron desde el gobierno de Vicente Fox, en el sentido de que México podía ser una nueva Venezuela.
Así, pues, Zedillo y Saldívar estuvieron del mismo lado y uno defendió lo que el otro hizo. Eso no implica que sea contubernio, pero ambos defendieron lo que sucedió en el Fobaproa, pero los mexicanos no sabemos con certeza, cuánto dinero le toco a cada quien, dinero que ha salido y sigue saliendo de los impuestos de todos los mexicanos. Uno, Zedillo, se dice defensor de la democracia, y el otro, propuesto a la Suprema Corte por Felipe Calderón, ha reformado el poder judicial dos veces. Una vez desde la Suprema Corte, pero algo no salió bien, y ahora al decidir quiénes pueden o no ser considerados para ser votados y ser parte de un supuesto nuevo poder judicial. Dejemos de lado lo que ha sucedido con los candidatos y las lamentables campañas que hemos presenciado.
Zedillo no va a atraer un voto de nadie. Si alguien de la oposición pensó que sería un apoyo para su causa, se equivocó. Es un tema de elites intelectuales que no llega a la mayoría de la población. Sus palabras se reproducen, pero no existen los beneficiarios de su crítica por que la oposición, sigue sin encontrar sentido y rumbo. Cuando menos hasta el momento. Saldívar, por su parte, quien trabajó para los beneficiarios del Fobaproa, tiene mucha información que permitiría aclarar lo sucedido. Pero hacerlo, lo implica en uno de los actos de saqueo más escandalosos de finales del siglo XX.
Así, pues, es el Fobaproa lo que se discute o el débil mensaje de Zedillo. Tengo la impresión que es lo segundo, las palabras de un Zedillo que poco van a impactar en el electorado. Las nuevas generaciones no saben ni quien es y no comprenden el significado del Fobaproa. Y no es su culpa, porque la información ha quedado en investigaciones que sólo han sido dadas a conocer por libros que se escribieron hace años, pero que no llegaron a los sistemas judiciales, donde las pruebas adquieren otro carácter.
Por ello, si se investiga el Fobaproa, sería interesante. Saber por qué se comprometieron miles de millones de pesos y quienes se burlaron del presente, el de los noventa, y del futuro, el de hoy, donde seguimos con miles de carencias en todos los sentidos, como la educación y la salud. Salvar la democracia, objetivo actual de Zedillo, se puso en juego con sus acciones como presidente hace treinta años. Y muchos de Morena, que eran parte de ese PRI, y que votaron por la aprobación del Fobaproa, podrían dar sus testimonios de cómo votaron en aquel momento y qué los llevó a tomar las decisiones de, primero, ser parte del contubernio, y después, cómo, desde los cargos que ocupan bajo el manto de AMLO, pueden ayudar a eliminar una de las acciones gubernamentales que pusieron en jaque la vida de millones de mexicanos. Sería, una verdadera lección de como funciona la política mexicana.
Esta columna no refleja la opinión de Agencia Fronteriza de Noticias, sino que corresponde al punto de vista y libre expresión del autor.