Palco de Prensa
Por: Gilberto LAVENANT
Cuando el vehículo que conducimos, tiene alguna falla mecánica, que dificulta su avance, lo común es solicitar, al primero que pase cerca, un “puchón” o “empujoncito”. Esto, cuando es necesario. Resulta absurdo solicitar auxilio, cuando las cosas van bien y se avanza sin ningún problema.
En política, ocurre lo mismo. Cuando alguien aspira a ocupar determinado cargo de elección popular, o administrativo, pues busca quien pueda tener ascendencia o influencia con quien tiene la facultad de decidir. Una recomendación formal, una llamada telefónica, una simple tarjeta de presentación o un “salúdalo de mi parte”, puede ser suficiente para lograr el objetivo.
Resulta un tanto extraño lo que ocurrió esta semana, en el caso del diputado federal priísta, Fernando Castro Trenti, aspirante a la gubernatura de Baja California, porque al parecer sin necesitarlo –salvo prueba en contrario- recibió un “empujoncito” por los diputados cenopista, en su carrera hacia la postulación priísta.
Según el boletín de prensa, recibido por el columnista a las 21:13 horas del pasado miércoles, más de 50 diputados federales, pertenecientes a la CNOP de todo el país, manifestaron su apoyo a Castro Trenti, en su intención de llegar a la candidatura del PRI al gobierno del estado.
Esto ocurrió durante la ceremonia de instalación de la Coordinación de Diputados Cenopistas, que encabeza el legislador chiapaneco, Antonio Díaz Athié, y en la cual, se estableció como objetivo primordial, garantizar el impulso cameral del sector popular del PRI, a la agenda planteada por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
No se explica cómo es que surgió la idea, pero los legisladores federales coincidieron en apoyarse mútuamente en sus proyectos políticos, en base a lo cual se pronunciaron por la nominación de su colega Fernando castro Trenti, para que los represente como abanderado del PRI en la próxima contienda electoral de Baja California.
Obviamente, Fernando agradeció las muestras de adhesión, expresadas por sus compañeros cenopistas, pero pecisó que “el mejor candidato del PRI, a la gubernatura del estado, será el que decida el propio partido”, que la unidad habrá de prevalecer ante todo, por encima de aspiraciones y diferencias.
Incluso, dicen que dijo estar plenamente convencido de que el tricolor recuperará el poder perdido por el PRI hace 24 años, en Baja California, porque considera que tiene a los mejores y más experimentados políticos en la entidad, aunque advirtió que para lograrlo, habrán de estar unidos, y que él apoyará la decisión que tome el partido para sacar al candidato del PRI al gobierno del estado.
Pero, volviendo a lo del “empujoncito”, los legisladores olvidaron, que su simple recomendación no basta para que su partido decida la postulación de sus candidatos. Seguramente olvidaron que ellos no son electores y mucho menos de candidatos en zonas que les son ajenas, aunque sean de su propio partido.
Evidentemente, olvidaron que la facultad de determinar candidaturas a puestos de elección popular, la tiene, en primera instancia, el Presidente de la República, en su papel de primer priísta del país, en segundo lugar el Comité Ejecutivo Nacional del PRI y en tercer lugar los priístas residentes de la zona o distrito electoral a gobernar por el aspirante, a través del Consejo Estatal del propio partido.
Extraña el empujón a Castro Trenti, cuando que ya tiene a su favor pronunciamientos del PES y PT, que condicionan la posible alianza con el PRI, en los comicios del 2013, a que Fernando sea el candidato a la gubernatura. Además, varios “destapes”, entre ellos el de la Central Campesina Independiente.
Se insiste, y se precisa, el empujón se solicita, y se recibe, cuando es necesario, no cuando es innecesario. De lo contrario, cuando se solicita o se recibe, entonces se evidencia inseguridad o debilidad del aspirante. Se le fortalece o apoya, cuando está débil, que conste.
Extraña también, que se den este tipo de pronunciamientos, cuando se abre el proceso de renovación de la dirigencia nacional del partido. Cuando aún no es el momento de determinar candidaturas, respecto a un proceso electoral que inicia hasta febrero del 2013.
Se daba como un hecho que César Camacho Quiroz, sería el sustituto de Pedro Joaquin Coldwell, pero las presiones internas obligaron a dejar como encargado del despacho a Cristina Díaz, con la comisión de convocar a elecciones para ello. La próxima semana se resolverá este asunto.
Extraña también, porque el responsable de determinar candidaturas priístas, el Presidente Enrique Peña Nieto, apenas acaba de sentarse en la silla presidencial y apenas está instalando a su equipo de colaboradores. La sucesión por la gubernatura de Baja California, la primera de ese nivel dentro de este sexenio, aunque obviamente le interesa, no es su prioridad en estos momentos.
El insistir en pronunciamientos a favor de determinado aspirante, podría ser considerado como una forma de presión. Mínimo, como un intento de inducir al responsable de tomar estas decisiones, de decidirse a favor del “recomendado”.
Es más, los pronunciamientos antes de tiempo, denotan desesperación, inseguridad, debilidad. Otros, en lugar de Castro Trenti, seguramente dirían a sus recomendadores : “no me ayudes, compadre”.
La cuestión es que cuando se consulta a la gente del primer círculo de Peña Nieto, respecto a la sucesión de la gubernatura local, simplemente responden que aún no es tiempo. Por lo tanto, ni para qué gastar fuerzas en “empujoncitos”.
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