PAN Y CIRCO
Por: Francisco Ruiz, RuHe.
La juventud ha sido, es y será una pieza fundamental en el desarrollo de la Historia. Grandes personajes han enmarcado los más importantes episodios en la evolución de la humanidad.
Tradicionalmente se ha alimentado la idea de que el “consejo de ancianos”, genera el ambiente propicio para ejercer la toma de decisiones y el liderazgo dentro de las comunas, sin embargo, la realidad se impone y desafía las costumbres más arraigadas.
Mientras en la Santa Sede la elección de un Pontífice “joven” en relación a lo acostumbrado, los escandalizó con Juan Pablo II; años subsecuentes condujeron obligadamente al Vicario de Cristo a buscar “suscriptores” entre la comunidad juvenil.
Desde una temporada para acá, como las series de televisión, se ha impuesto como una “moda” el interés y la participación de los jóvenes en los temas de la agenda pública nacional e internacional.
No en balde los políticos se empeñan en estrechar los lazos con esta comunidad, las ansias de participación y el grueso de su población se refleja en las elecciones; es por ello que ahora las redes sociales se han convertido en una herramienta fundamental.
Sin embargo, y sin restar merito a los fenómenos sociales acontecidos recientemente, desde los “indignados” en España hasta el movimiento #yosoy132, así como diversas asociaciones civiles juveniles, han vertido sus miras a la política. Todos levantan la mano, todos quieren aparecer a cuadro, pronunciar sentidos discursos y dar entrevistas.
No solo estoy de acuerdo sino que aplaudo estas iniciativas, aunque bien vale la pena preguntarse que tanta credibilidad tienen. Ahora, ante acontecimientos fortuitos nacen organismos sin objetivos claros, muchos con auténticas y loables misiones, otros contaminados por las ansias de protagonismo –que terminan incluso con proyectos artificiales e incongruentes, cito como ejemplo el nuevo programa televisivo “Sin Filtro”-; muchos más con apoyos extraoficiales –públicos y/o secretos- por parte de partidos políticos de oposición y oficiales.
Lobos con piel de oveja que buscan disfrazar sus aspiraciones de capitalizar las masas juveniles, bajo el auspicio de proyectos juveniles de labor altruista. Cabe destacar que no condeno la conexión que organizaciones ciudadanas puedan tener con una ideología o partidismo, lo que repruebo es un comportamiento amañado e hipócrita que promueva una verdad a medias o mentiras disfrazadas. Como ciudadanos hay que hablar con la verdad y de frente, la simulación y palabrería concedámosla a los políticos amaestrados.
Nuestra labor como jóvenes no reside en la proliferación de agrupaciones sin fines de lucro -pero que de alguna manera pueden representar amplias posibilidades de oferta político electoral-, sino en la participación consciente, genuina, legítima y responsable de estructuras de poder, pero de poder ciudadano, que coadyuve a la dignificación del actuar de los mexicanos.
Habrá que evaluar si ante estos fenómenos requerimos de masas de jóvenes o líderes juveniles de calidad –cívica, ética y moral-.
POST SCRIPTUM
La nota no lleva dedicatoria, si a alguien le queda el saco…
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