Palco de Prensa
Por : Gilberto LAVENANT
Cuando algo concluye, comúnmente se dice que hay que darle vuelta a la hoja. Se trata de observar que lo pasado, pasado, que ahora es necesario pensar en las nuevas cosas, eventos o sucesos, que habrán de suceder en el futuro. El olvidar rencillas y rencores, para construir, en lugar de seguir enfrascados en conflictos que se hacen viejos, que distancian a los protagonistas y que causan más mal, que bien.
Este jueves, el pleno del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, habrá de determinar si rechaza o aprueba el proyecto de dictamen de la Comisión Calificadora de la elección presidencial, que en principio declara infundado el juicio de incoformidad planteado por los partidos de izquierdas, argumentando e invocando innumerables irregularidades.
El proyecto, que podría convertirse en resolución final del proceso electoral, fue formulado por los Magistrados Flavio Galván Rivera, Salvador Nava Gómez y Constancio Carrasco Daza, fue puesto a disposición, para sus observaciones y consideraciones, del resto de los Magistrados de la Sala Superior del Trife, quienes este día habrán de emitir su voto al respecto.
Este proceso no ha sido nada sencillo. Las izquierdas ofrecieron todo tipo de pruebas y argumentos, para tratar de fundamentar su reclamo. Incluídos chivos, patos y gallinas. Lo último, el llamado Movimiento Progresista presentó solicitud de impugnación, con firmas de 283 mil 452 firmas de ciudadanos, alegando que se trataba de acciones ciudadanas en defensa del interés público.
Esto parecía una “bomba de tiempo”, que amenazaba estallar en cualquier momento. El Trife tuvo que actuar con sumo cuidado, para que no le estallara el asunto en las manos, lo cual hubiera sido catastrófico, social y políticamente.
Así es que la estrategia fue empezar con lo menos, para concluir con lo más. Primero calificaron y validaron las elecciones de Senadores, Diputados Federales e incluso Gobernadores. Para ello hicieron constar que no hubo irregularidades que obligaran a anular los comicios relativos a dichos cargos de elección popular, salvo algunas casillas que mostraron inconsistencias.
También se estableció que no hubo excesos en los gastos de campaña y que no se acreditó el supuesto de la compra de votos. 5 millones, dijo López Obrador. Aunque no se hacía referencia a la elección presidencial, fue evidente la intención de anticipar los efectos y alcances de la resolución definitiva en cuanto a la impugnación de las izquierdas. Lógicamente, no se podía validar parte de los comicios, y anular otra, por supuestas irregularidades.
Las presiones en torno a los comicios, ante el presunto triunfo del priísta Enrique Peña Nieto, se fué diluyendo, cuando los políticos de todos los partidos, recibieron su constancia de mayoría, incluyendo los pluris, y por lo tanto la declaración como candidatos electos, que representaba su pase para ingresar al Congreso de la Unión, a disfrutar sus fabulosas dietas.
Uno a uno acudieron a recibir sus acreditaciones. Ya fueron a reconocer los cómodos sillones desde donde levantarán sus dedos para aprobar o rechazar propuestas y acuerdos relativos a la agenda legislativa. Aunque los allegados a López Obrador, le siguen manifestando lealtad, para nadie pasó desapercibido que ninguno de ellos rechazó la “jugosa” chamba legislativa, en solidaridad con quien fuese su candidato presidencial.
Como decía en días pasados, serán contras, pero no tontos. El liderazgo de Andrés Manuel, concluye este día, cuando se anuncie que la impugnación en contra de los resultados de la elección presidencial, fue desechado. Que pese a los gritos y sombrerazos, Peña Nieto será Presidente de México.
Se supone pues, que es el momento de darle la vuelta a la hoja. Que a partir de hoy, quedan atrás las pugnas electorales. Que a partir de hoy cada quien debe asumir su respectivo cargo –en el caso del nuevo Presidente del país, en el plazo previsto para ello- y cumplir con las funciones que les corresponden, en beneficio de los mexicanos.
Lamentablemente, dadas las circunstancias y las experiencias del protagonismo de López Obrador, la siguiente hoja, no es la que muchos desean y requieren. Falta ver el desarrollo de un par de eventos, que implican serios riesgos de estallido social. Lo advirtieron –o amenazaron- los líderes de las izquierdas, ante la posibilidad de un resultado adverso a sus intereses.
La siguiente hoja comprende el sexto y último informe de Felipe Calderón, que para su fortuna, no requiere de su presencia en el recinto legislativo. Quienes le representan, lo habrán de presentar por escrito. Luego vendrán las comparecencias de sus principales colaboradores.
El siguiente punto, acto o hecho, es aquel en el que Felipe Calderón deberá ceder a Peña Nieto la banda presidencial y luego el que el virtual nuevo mandatario, rinda su protesta.
Son unos meses, semanas y días, poco tiempo, pero suficiente para que ocurran muchas cosas. Sin duda, los mexicanos estarán a la expectativa, en espera de que nadie se pase de la raya. Que no vayan más allá de una protesta, por espectacular o impactante que pudiese resultar.
Bastante tiene México con el clima de la inseguridad provocada por el crímen organizado y la “narcoguerra” de Felipe Calderón. Ojalá que haya cordura, sensatez y madurez, en los actores políticos, en los últimos momentos del conflicto postelectoral. Que la hoja que sigue, no tenga para México hechos o sucesos lamentables.
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