MÉXICO DF 1 DE OCTUBRE DE 2015 (Kaleydoscopio).- La salvia hispánica (chía) es una planta nativa de México, y aun cuando su uso y cultivo se suspendió con la llegada de cereales en la conquista española, había sido alimentación diaria en la época prehispánica y elemento imprescindible en los tributos aztecas.
La chía sobrevivió en áreas montañosas, concentradas en Acatic, Jalisco, donde se rescató su producción. Actualmente es exportada a Estados Unidos, Japón y algunos países europeos.
Tras permanecer en el olvido, resurgió con gran fuerza en la última década debido a sus grandes propiedades nutrimentales:
· Compuesta de 19 a 23% con proteína de mejor calidad y más digerible que otros granos convencionales; mientras que de 32 a 39% se constituye de ácidos grasos omega 3, valiosos para el ser humano.
· Es rica en calcio, hierro, potasio, vitamina C, fibra y antioxidantes, más que los alimentos que destacan por dichas propiedades.
· Es conocida como un nutracéutico, término que deriva de la combinación de las palabras nutrición y farmacéutico y que define a los comestibles que proporcionan beneficios medicinales, previenen enfermedades y, a su vez, complementan el tratamiento de las mismas.
Innovación en diseño y metodología
Desde esta perspectiva, el equipo liderado por la también encargada del Laboratorio de Desarrollo de Métodos Analíticos de la FES Cuautitlán, María Gabriela Vargas Martínez, plantea la identificación y cuantificación de los fenoles, prolaminas y ácidos grasos presentes en las diversidades de la chía. De hecho, México es el único país en el que habitan múltiples variaciones.
Puebla, Michoacán, Jalisco y Colima son los estados a los que pertenecen los diferentes tipos analizados y que fueron sometidos a innovadoras técnicas: la electroforesis capilar y las cromatografías de líquidos y de gases. Éstas permitieron catalogar las variedades por su estructura y valor nutricional, con lo que fue factible, en primera instancia, determinar los fines específicos de cada una para su aprovechamiento.
Reportes científicos establecen que las prolaminas son proteínas únicas, pues establecen la “huella digital” del ejemplar examinado. Por esta razón, los expertos sustraen los perfiles de las prolaminas contenidas para utilizarlos posteriormente como un patrón de clasificación del genotipo de dicha especie vegetal.
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