Norma Y. Cortés Juárez
Tlacotalpan Veracruz, octubre 2014 (AFN).-"El encanto de Tobi" fue su primer nombre, pero la mano mágica del hijo consentido de Veracruz le cambió el nombre a Bar "Blancanieves".
Cuenta su actual propietario, Tobías Carbajal, que su padre, don Tobías Carvajal Rivera abrió el lugar en 1948 y que uno de sus clientes asiduos era Agustín Lara, el cual, después de conocer poco a poco a los hijos de Tobías le preguntó: ¿cómo, otra cara?, ¿entonces, cuántos son? Y le contestó: son siete, a lo que "El Flaco de Oro" contestó: "ah, pues desde hoy ya no serás Tobi, sino Blanca Nieves", y así es, desde 1965.
El calor de Tlacotalpan, Veracruz, es un aliado más de este bar situado frente al hotel principal de la ciudad y a unos pasos del Palacio Municipal y del Santuario. La promesa de saborear un refrescante “torito”, atrae a los turistas de la hermosa ciudad, que mientras esperan a ser atendidos, pueden observar una gran cantidad de fotografías y objetos que tapizan las paredes.
Entre la gran cantidad de recuerdos de personajes de la política y del espectáculo, enseguida de la fotografía de Luis Donaldo Colosio, vemos una de gran tamaño de Richard Nixon, expresidente de Estados Unidos, que llama la atención: ¿visitó Tlacotalpan? No, pero si mantuvo una cordial relación epistolar con don Tobías Carbajal Rivera, quien guardó estos documentos que ahora conserva su hijo Tobías.
La fotografía más grande del bar es la de Germán Dehesa, escritor que no ocultaba su amor a Tlacotalpan y que sufrió junto con los Tlacotalpeños cuando la ciudad fue inundada por el río Papaloapan en 2010. El amor que el reconocido escritor tenía por el lugar lo llevó a pedir a su familia que esparciera sus cenizas en el río. Su esposa e hijos donaron su fotografía al bar, donde ocupa un lugar especial.
Pero la presencia más fuerte es la del Flaco de Oro: aunque no era un consumidor de los “toritos”: (bebidas frías elaboradas con cacahuate, cajeta o guanábana y preparadas con licor del 43), sí buscaba su rincón favorito del bar para tomarse hasta tres coñacs, algunas veces acompañado por un trío o una marimba o por el piano, que él tocaba, compartió don Tobías. El bar cuenta con algunos artículos que en vida pertenecieron a Agustín Lara, como algunas guayaberas, donadas por la señora Rocío Durán, su última esposa con quien se casó en España.
Los clientes siempre tienen la suerte de conversar con su dueño y conocer las anécdotas que desde 1948 forman la historia del lugar, todo esto lo pueden escuchar sentados en la misma silla que utilizó el expresidente de México, Miguel Alemán Velazco.
En Tlacotalpan, Patrimonio Cultural de la Humanidad, es obligado beber un torito del Bar Blancanieves, donde generaciones de mexicanos han disfrutado de la deliciosa bebida y han cantado música jarocha, sobre todo de su hijo predilecto: Agustín Lara.