*.- En este hermoso lago de Michoacán, una princesa purépecha, convertida en sirena, castiga a los hombres de mal corazón.
Esta es una Leyenda del Agua
MEXICO 20 DE MAYO DE 2017 (Comisión Nacional del Agua (Conagua).-La capital del imperio azteca, la gran Tenochtitlán, sucumbió ante el poderío de fuego de los conquistadores españoles en 1521. Los extranjeros, poco a poco, doblegaron a cada una de las civilizaciones que encontraron a su paso hasta llegar al centro de #Michoacán.
Fue en aquel paradisíaco paraje de lagos y montañas que un capitán de la armada española conoció a la princesa Eréndira, quien era la hija del rey purépecha Tangáxhuan. El militar europeo se enamoró de ella al verla y decidió secuestrarla. La hizo seguir hasta sus aposentos, aprovechó la oscuridad de la noche para raptarla y llevó a la joven a un escondite donde la mantuvo prisionera.
Eréndira, cuyo nombre significa Mañana Risueña en purépecha, lloró y suplicó a todos sus dioses que la salvaran de las garras del invasor extranjero. Entonces, Tata Juriata, Padre Sol, y Jarátanga, Madre Luna, escucharon sus plegarias y le otorgaron el divino poder de crear con sus lágrimas un torrente indomable con el que se formó un lago de aguas cristalinas, que hoy conocemos como Zirahuén (Espejo de los Dioses, en purépecha).
Eréndira no podía escapar de aquel peñasco en medio del lago, pero los dioses fueron benévolos con ella y transformaron sus piernas en cola de pez. Así, la princesa purépecha, transformada en sirena, pudo escapar del español y se salvó de la condena de sufrimiento.
Dicen los lugareños que aquella mítica sirena aún nada por las aguas del Zirahuén y que justo antes del amanecer se asoma a la superficie para encantar y llevarse por siempre con ella a todos los hombres de mal corazón.