HUAJUAPAN OAX, 22 DE FEBRERO 2016.- Cuentan los oriundos, que a muy temprana hora, Don Feliciano Díaz, montado en el lomo del asno, al transitar en las faldas del cerro que forma parte de la gran serpiente (yucu co´o), escuchó que le silbaban insistentemente, el buen hombre desmonto del jumento, para ir en auxilio de algún paisano que pudiese haber sufrido algún percance.
Los mayores afirman, que para aquél cristiano fue grande la sorpresa al contemplar el rostro de un crucificado pendiente de la cruz que formaban las ramas de uno de los miles de encinos, que abundan en ese paraje, precisamente de ahí procedían los silbidos.
Instantes después el nativo, prosiguió su camino con el propósito que si, a su regreso seguía ahí colgado de las ramas del frondoso encino, además de que si, le sobraba agua le rociaría a las ramas, por si acaso tuviera sed, el hombre de color moreno claro.
De vuelta en casa, don Feliciano Díaz, contó lo sucedido a su familia, quienes obvio, no le creyeron mucho, al siguiente día volvió al monte a cortar palma; es entonces cuando los hechos del día anterior se repitieron, solo que ahora con conocimiento de causa, entre el nativo y el crucificado, ya sin temor acudió al encino, y vio otra vez la imagen del crucificado, y así sucesivamente le ocurrió en cada ocasión que pasaba por ese paraje.
El Yucuñutense optó por dar aviso a las autoridades del poblado, quienes tampoco le dieron importancia, fue así que en diversas ocasiones, el hombre se encontró con el personaje incrustado en las ramas del encino, hasta que el uno de mayo de 1912, decidió junto con otros vecinos voluntarios, cortar el crucifijo aquel, para enseguida en compañía de una banda de música de viento, fue llevado al pueblo, pero a su paso cerca del panteón del poblado, se hizo pesado y los cargadores ya no lo pudieron trasladar al templo, dejándolo entonces recargado del pretil de piedras que está cercado el camposanto, ahí permaneció por varios días el pesado madero de encino.
Tiempo después lo llevaron al atrio de templo, colocándolo en las gradas de la puerta, poco a poco, se fueron ilustrándo las mentes de los paisanos, además de la devoción hacia aquel crucifijo, que revelara el anciano que les narró paso a paso lo que le sucedió durante el transcurso de su aparición, es cuando los pobladores tomaron el acuerdo de llevar el encino con un escultor de imágenes, es así como, se le dió forma y figura a la sagrada imagen, que hoy es venerada bajo la advocación de ‘San Sebastián Mártir’, cuya festividad es celebrada el 20 de febrero de cada año ya el 20 de enero se destinó para la realización o hechura de labranza de ‘cirios’ que es utilizada durante la misa del día de la festividad.
Breve historieta que cuentan los mayores
Los oriundos sostienen que la persona a quien le sucedió, y que vivió en carne propia y contó como testimonio verbal, tales acontecimientos históricos, es decir a quien se le apareció el hombre crucificado de las ramas del encino aquel, se trata de don Feliciano Díaz, quien fuese abuelo de don Perfecto Díaz, conocido como ‘Pani’, un pueblerino que vivió más de 110 años de vida, y hace aproximados 17 años de fallecido y con él, se fue la verdad, sobre la imagen de San Sebastián Mártir, que año con año es venerada por los nativos, a cuyo santuario llegan cientos de miles de peregrinos, y devotos del santo patrón, cuya fe y devoción se ha extendido en todo el territorio nacional y hasta en el extranjero; específicamente en la Unión Americana, tan es así que el sábado 20 de este febrero del 2016, en Los Ángeles, Estados Unidos de Norteamérica, tuvo lugar en grande la festividad con misa y eventos profanos que organizan los yucuñutenses residentes en el vecino país de Norteamérica. Con ‘Pani’ se fueron los múltiples secretos y anécdotas de la milagrosa imagen, creo que ni los suyos tuvieron tiempo de plasmar una verdadera leyendo o historieta sobre tales hechos trascendentales en la historia de este noble gironcito de la patria mexicana que es Santa María Yucuñuti, nombre original de la población.
A diferencia de otras imágenes, de este santo milagroso, en otros pueblos del Estado de Oaxaca, como Totontepec de Morelos, distrito de Zacatepec, Mixe; San Sebastián Nicananduta, distrito de Teposcolula; San Sebastián Tecomaxtlahuaca, distrito de Juxtlahuaca; San Sebastián del Progreso, San Sebastián del Monte, distrito de Huajuapan, aquellos tienen características idénticos, es decir en modelo similares, mientras que a la imagen que poseen los Yucuñutenses, presenta una belleza indescriptible, ésta esta encarnada al encino, cuyos antebrazos están extendidos sobre la cruz del madero (encino).
Otra diferencia es, que la festividad, anual se desarrolla el 20 de febrero de cada año, cuando el 20 de enero está destinado para la labranza de cirios, para la gran festividad, fecha en que la cofradía recauda de entre los pobladores y de los pueblos circunvecinos recursos económicos y en especies, además de que, ofrece comida para todo aquel que aporte su cooperación, tradición que fue propuesta por Miguel Vásquez Zamora, cuando fungió como mayordomo y aceptada por la población; cuando en los otros poblados se festeja el 20 de enero.
Los principales del pueblo, señalan que después, de quedar terminada la imagen, ésta no quería estar estable en el templo, sino que cada mañana, amanecía en el panteón municipal, fue cuando acordaron colocarle sobre el hombro izquierdo, un ángel, quien es el que lo sostiene firme y estable en el altar mayor del templo en Yucuñuti, que antes también era conocido como Santa María Yucuñuti.
Anécdota
Una de las anécdotas que los nativos consideran como milagros o sobre salientes, de San Sebastián Mártir, se destacan hechos asombrosos, tales eran los casos que cuando alguien tan solo con el pensamiento, decía que la imagen, era solo un encino, al instante se quemaba su choza, porque en aquel entonces habitaban en chozas, de palma seca y carrizo, altamente peligrosos con la lumbre, así narran emocionados y orgullosos de su imagen sagrada, una reliquia a la altura de los hombres, a cuyo sombra protectora se encomiendan los nativos día a día y sobre todo los emigrantes; son entre otros de los sucesos, que calaron en la conciencia de los aborígenes, pero que hoy son orgullos herederos de una gran reliquia, histórica cultural, que forma parte de su esencia y de su idiosincrasia.
Inclusive se llegó a decir que cuando una mujer ya viuda o soltera parió o daba a luz un hijo (madre soltera) que el producto o sea el nuevo ser era ‘hijo de San Sebastián’.
Yucuñuti se encuentra a escasos diez kilómetros, al poniente de la cabecera municipal de Tezoatlán de Segura y Luna, perteneciente al distrito de Huajuapan, diez minutos en carretera recientemente pavimentada.
Aquí la humildad, benevolencia y hospitalidad de los nativos, hacen sentir al visitante y peregrinos cómodos, ante la devoción y la fe que envuelve a ‘San Sebastián Mártir’, brotado de un encino, allá en las faldas del cerro, cuyo tronco aun se conserva, porque es parte de la historia y esencia de los lugareños, que consideran sagrado, ese concepto le encuentran los peregrinos al pisar el paraje de referencia, porque ahí nace la fe, y la devoción a ‘San Sebastián Mártir’.
La autoridad municipal, en coordinación con las fuerzas vivas de la comunidad, reciben a visitantes y feligreses para adorar y venerar a su santo legítimo de madera, que tan solo al contemplar su rostro y sus ojos, obtendrán la requerida, además de múltiples favores y milagros que se le pueda pedir al momento de estar frente a tan preciada imagen; además de que muchos, tanto propios como devotos, dan testimonio fidedigno de los muchos y amplios favores, milagros que han obtenido al llegar al aposento de San Sebastián Mártir.