BITÁCORA DE VIAJE
Norma Y. Cortés J
TIJUANA BC 5 de julio de 2014 (AFN).- El día que elegimos sin duda fue de los mejores para recorrerlo, aunque caluroso, soplaba un viento fresco que nos permitía aminorar el cansancio. Llegar a Vallecitos es fácil, sólo está a 6 km al Oeste del poblado de La Rumorosa, por la Carretera federal No. 2 (Tijuana-Mexicali), en el entronque del km 73.5. a 1,300 metros sobre el nivel del mar.
El portón ya estaba abierto y los guardias y el guía nos esperaban para que el grupo de Gestión Turística de la UABC compuesto por 32 estudiantes y 3 maestros, registrara su visita. Después de darnos la bienvenida, nos detuvimos ante el letrero de “reglas” que teníamos que leer en silencio, una estrategia, a mi juicio, buena, ya que nunca está de más recordarle a los visitantes que no podemos rayar, sustraer objetos del lugar ni tomar fotos a menos de que sean con celular y sin flash o pagando un permiso para usar una cámara profesional.
Lo primero que observas al llegar, son los conjuntos de piedras de granito gigantes que caracterizan a esta zona, además de dos lomas pequeñas que parecen proteger al lugar del viento Acompañados del guía oficial y cada uno de nosotros con un mapa del sitio iniciamos nuestra travesía, por el único sitio arqueológico abierto oficialmente al público en Baja California y resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Actualmente el sitio contempla un área de 160.38 hectáreas.
El Vallecito fue ocupado por lo menos desde hace mil años por los antiguos grupos semi-nómadas Kumiai, quienes, conocedores de los ciclos de cosecha, visitaban el lugar para proveerse de alimentos maduros y de animales y donde dejaron una gran cantidad de pinturas rupestres, además de morteros , por lo que es de gran relevancia a nivel arqueológico.
El primero de los resguardos rocosos con pintura rupestres que visitamos fue el Tiburón, conjunto que tiene la apariencia de este cetáceo y que ofrece una cueva donde se refugiaban no sólo los kumiai, sino los migrantes que, en su momento, usaban el lugar como camino para cruzar a los Estados Unidos que dista, apenas 8 kilómetros del lugar.
Enseguida, según la ruta marcada en el mapa, llegamos a El Diablito, considerado como el conjunto más importante, ya que en el solsticio de invierno, que varía entre el 21 y 22 de diciembre, un rayo de sol va recorriendo de arriba hacia abajo la figura del Diablito y la ilumina completamente a las 7 horas, fenómeno que solo se ha visto en Baja California en esta zona y que congrega a gran cantidad de visitantes de fuera y dentro de nuestro Estado.
Un poco más alejado, caminando entre piedras y pequeños matorrales, encontramos el conjunto denominado: ¡El Hombre Enraizado”, en el que como figura predominante de uno de los paneles se encuentra una imagen antropomorfa de color blanco, que tiene una especie de prolongaciones de las extremidades hacia la parte inferior, por ello el nombre de Hombre Enraizado. En el segundo panel se observa un motivo geométrico con cinco líneas terminadas en puntos circulares en tinta plana.
Durante el recorrido pudimos observar también las plantas nativas, entre las que destacaban la jojoba, la yuca, el toloache, además de letreros alertando la presencia de víboras.
Al cuarto conjunto que visitamos se le denomina La Cueva del Indio o El Hongo, y lo constituyen un gran domo granítico y dos paneles. Aquí pudimos observar figuras antropomorfas de hasta 1.20 metros, consideradas las más grandes de toda la región norte de Baja California y sur de California. Además se observan, en el panel norte, gran cantidad de imágenes en colores rojo, blanco y negro. En el panel sur predominan los motivos en color blanco y figuras antropomorfas muy probablemente femeninas.
El último conjunto, en lo que el guía llamó recorrido corto y el más esperado por nosotros ya que la caminata y el calor nos exigía un descanso, se denomina, en kumiai ¨ Wittinñur¨, que en español significa “Roca Pintada”. Para este conjunto que, presenta una gran cantidad de pinturas, se requirió que entráramos en pequeños grupos y que nos recostáramos en la fresca loza que cubre el piso, para así poder observar la gran cantidad pinturas antropomorfas y solecitos que existen en el domo, lo cual fue muy placentero.
El recorrido por El Vallecito es cómodo, el sendero para visitar los conjuntos suma dos kilómetros, está bien señalizado e informado, se recomienda buscar un guía del cual obtendrás información muy relevante.
El sitio arqueológico abre de miércoles a domingo de 8 a 5 PM y es gratuita la entrada los domingos; cuenta con sanitarios, estacionamiento, área para acampar y asadores. Se paga una cuota de admisión de 35 pesos.
Sin duda, un lugar que debe visitar todo bajacaliforniano.
La autora es asesora de empresas turísticas y catedrática de la carrera de Gestión Turística de la U.A.B.C