MÉXICO 26 JULIO 2018 (CIU).- En el mundo se observan casos de revisión y ajuste de la apertura e integración comercial entre bloques de países. Incluso parece comenzar a configurarse una suerte de desintegración económica que induce a realizar un balance de los beneficios y ganancias de contar con una economía abierta.
Uno de los sectores en los que se identifica un marcado balance positivo en el intercambio de bienes en el exterior, es el de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en México.
Si bien Norteamérica está en proceso de renegociación de su Tratado de Libre Comercio (TLCAN), ciertamente ell marco para la dinámica de crecimiento de nuestro país es sensible en buena medida a los (des)equilibrios internacionales. Ahí las TIC se han caracterizado por su relevancia en términos de su participación al aparato productivo, así como por su peso en el comercios exterior.
México cuenta con una posición importante entre las economías comercializadoras de bienes asociados a las TIC. De acuerdo con información de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD por sus siglas en inglés), México se posiciona en octavo lugar por el valor de sus exportaciones, mientras que en séptima posición por la adquisición de estos bienes para uso interno.
Con un valor de las importaciones de $63,898 millones de dólares (3.4% del total mundial) y de $60,360 mdd por las transacciones celebradas a nivel internacional (3.2% del total global), México registró una balanza comercial (exportaciones menos importaciones) deficitaria de más de $3,500 millones de dólares en bienes TIC durante 2016.
Estados Unidos es el principal receptor de las exportaciones TIC mexicanas, con una razón de 85.3% del total, mientras que el país recibe de China (48.1%), Estados Unidos (11.3%) y Malasia (10.9%) en su conjunto, 70.3% del valor de las importaciones, cifras que demuestran la elevada susceptibilidad de la economía nacional ante acuerdos y desacuerdos entre socios tan importantes como Estados Unidos y China.
Una de las ventajas comparativas de México es su vocación manufacturera y/o maquiladora en el sector TIC, tal que 32.1% de las importaciones corresponden a bienes intermedios como los componentes electrónicos, mientras que el valor de las exportaciones de bienes finales como equipos electrónicos de consumo asciende a 33.8%.
Esta numeralia apunta a que sería deseable que México diversificara sus destinos de exportación y el origen de sus importaciones, pero la pregunta realista radica en su factibilidad. Sin duda ello permitiría disminuir la dependencia de los ciclos económicos y políticos, especialmente los derivados de la relación con el estadounidense. Asimismo, se debe optar por una transición de país manufacturero y/o maquilador a uno que aproveche los eslabones de la cadena productiva que generan mayor valor agregado, por ejemplo, el desarrollo de innovaciones y productos disruptivos. Pero ese ha sido el eslabón inasequible po mas de seis décadas de nuestra historia maquiladora.
Se debe reconocer que estas condiciones, si bien son necesarias, no son suficientes para que México sea un actor aún más relevante en el comercio transfronterizo de bienes TIC.
Aún se requiere que se apacigüe la marejada de fenómenos de desintegración económica y de nacionalismos anacrónicos que imponen barreras al comercio internacional y ponen en riesgo no sólo el potencial exportador e importador de México, sino la misma base de su crecimiento, especialmente en sectores de alto valor agregado como el de TIC.