MÈXICO 9 FEBRERO 2017 (CIU).- El mercado mexicano de telecomunicaciones ha sido caracterizado por su excedida concentración en un solo operador, en términos de ingresos, usuarios, infraestructura y demás capacidades. Ello consecuentemente ha resultado en un peso de mercado que le permite desarrollar estrategias que desplazan competidores y en la posibilidad de fijar precios más o menos elevados de los servicios que aquellos de un escenario competitivo y otros efectos nocivos sobre el bienestar de los consumidores.
Diversos han sido las métricas y análisis que lo documentan.
Amerita mencionar el reporte de la OCDE que calculó las pérdidas en el excedente de los consumidores mexicanos equivalentes a 1.8% del PIB por año[1] . Lo anterior a efecto de los excesivos e injustificados cargos realizados por consumo de servicios, resultantes de la falta de competencia en el mercado y del cobro de sobreprecios al usuario final en beneficio de los márgenes de ganancia del operador incumbente.
En una actualización reciente del mismo cálculo, The Competitive Intelligence Unit incluyó la misma metodología de análisis de la OCDE, la reciente tendencia descendente de precios y el aumento de suscriptores de diferentes servicios.[2]
Ahí se identificó que a pesar de que la configuración del mercado ha permanecido prácticamente constante, es decir que se ha reducido escasamente la participación de mercado del operador ahora denominado preponderante, los perjuicios son ahora 38% inferiores a los anteriores cálculos, sobre todo por la reducción de precios que se registra en el sector.
Reportes financieros recientes del preponderante América Móvil (Telmex-Telcel) muestran alguna disminución de sus márgenes de ganancias. Se observa en las estadísticas que, previo a la entrada de la regulación asimétrica de preponderancia en el cuarto trimestre de 2013 (4T13) respecto al 4T16, su participación de mercado en términos de suscriptores es prácticamente la misma (en el segmento móvil es de 69.9% y 65.7%, respectivamente).
Así, la puesta en operación de medidas asimétricas (como la eliminación de cargos de interconexión para los operadores competidores, la eliminación de la larga distancia y roaming nacional), junto con la entrada de un operador móvil disruptivo (AT&T) han inducido conjuntamente la reducción de precios. Con ello, también una baja de los márgenes de ganancia del preponderante.
Esto no debe confundirse con que hoy día contemos ya con un escenario competitivo.
Más bien, resulta que en el pasado hemos tenido en el mercado mexicano precios extraordinariamente altos y predatorios para el consumidor. También, ese periodo de dominancia resultó en márgenes extraordinarios de ganancia de América Móvil que alcanzaron 41.5% (EBITDA/Ingresos) en 4T13 y que ahora descienden a 28.0% en 4T16, aun superior a los niveles observables internacionalmente.
Esos márgenes extraordinarios resultan de sobrepagos del consumidor, en detrimento de su capacidad de consumo.
Las reducciones en precios y de márgenes de ganancia del operador preponderante deben interpretarse tan sólo como una menor merma de los recursos que por mucho tiempo han sido extraídos injustificadamente de los consumidores mexicanos.