TIJUANA BC 30 DE JULIO DE 2015 (CIU).- Un elemento fundamental para la operación de las infraestructuras y su provisión de servicios es la aplicación de recursos de capital, conocida como inversión. En telecomunicaciones, los planes de ejercicio de recursos bajo este concepto resultan similarmente en la ampliación de la cobertura y la calidad de los servicios, por la via del impulso competitivo existente entre los agentes en el mercado.
Llama la atención que las telecomunicaciones mexicanas son el único sector que se ostenta en competencia, pero que a la vez registra los más elevados niveles de concentración. Puesto que a la fecha el declarado operador preponderante en telecomunicaciones (fijas y móviles) ostenta alrededor del 70% de estos mercados; claramente en contexto de carencia de condiciones de competencia efectiva. Esta falta de competencia derivó, entre varios efectos perniciosos más, en un marcado diferencial en la inversión realizada entre los segmentos de operación que integran el sector de telecomunicaciones.
En los últimos tres años (2012-2014), el mercado que presenta un coeficiente de crecimiento mayor con respecto a los demás fue aquel de televisión de paga, con un incremento promedio anual de 27.9%. Este crecimiento en la acumulación de capital del segmento de televisión de paga equivale a casi tres veces la adición de recursos de capital ejercidos en el segmento de telecomunicaciones móviles (10.0%) y por supuesto, muy por encima de la desinversión aplicada de 0.5% en el mercado fijo.
En un modelo de competencia por la vía de la inversión, nuevas tecnologías y servicios avanzados, la inyección de capital en el segmento de televisión de paga durante el trienio considerado, se debe al aumento de la cobertura y actualización de las redes de los operadores, específicamente de los cableros, con el objetivo de proveer servicios digitales (internet, telefonía fija y TV de paga) al mayor número de hogares y empresas en el país, a través del despliegue de redes de fibra óptica.
Por su parte, el monto de inversión ejercido en el mercado de telecomunicaciones móviles se enfoca a la provisión de servicios de valor agregado y de última generación (4G). En lo que toca a las telecomunicaciones fijas, la cada vez menor aplicación de recursos de capital se explica porque el operador preponderante tan sólo dedica su estrategia a dar mantenimiento a sus redes y a ampliar de manera paulatina la capacidad de estas en algunas regiones de alta saturación y en aquellas dedicadas a proveer de servicios a las empresas.
En efecto, los incentivos de promoción a la inversión deben alinearse a detonar un mayor flujo en aquellos segmentos en los que más se invierte. De la misma manera, se requiere impulsar la estrategia de inversión pública contenida en el Plan Nacional de Desarrollo (2013-2018) y el Plan Nacional de Infraestructura (2014-2018).
Es por ello que el enfoque de la regulación debe habilitar mecanismos de estímulo a las inversiones, para así materializar los objetivos de cobertura, calidad e inclusión digital que mandata la Reforma Constitucional de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
Ante todo, queda manifiesto un sentido de alerta para que los mecanismos regulatorios, provean de certeza jurídica y generen los incentivos suficientes para detonar la inyección de capital necesaria para cubrir el déficit de infraestructura que padecemos los consumidores mexicanos.
Crédito: The Competitive Intelligence Unit