Los esclavos del "narco"
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Los esclavos del "narco"

TIJUANA, BC - viernes 17 de febrero de 2012 - Marco Tulio Castro / Revista Diez4.
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Por: Marco Tulio Castro / Revista Diez4

TIJUANA, BC 17 DE FEBRERO DE 2012 (AFN).-
"Nunca me dijeron que sería para construir un túnel; me hablaron de construir casas de madera; una vez que acepté el trabajo nos subimos a un pick up Ford, llegando me dijeron que me agachara porque en el lugar había muchos policías; me bajaron del pick up y al levantar la cabeza, ya estaba dentro de la casa".

Así ofreció su testimonio ante las autoridades federales uno de siete detenidos el 7 de noviembre del 2009, cuando el Ejército los detuvo en plena construcción de un narcotúnel en un terreno cercano al aeropuerto de Tijuana.

Se trata de una historia que se repite frecuentemente en esta frontera, de hombres obligados a trabajar bajo amenazas para el crimen organizado, con la duda de si al terminar seguirán con vida o volverán a ser libres, a menos que mueran en un derrumbe en las entrañas de esta ciudad.

El excavador prosigue su narración, refiriendo que notó que en dicho domicilio se encontraban dos personas con armas largas; que les preguntó qué era lo que estaba pasando y que le contestaron: "ya te chingaste".

"Nunca pregunté para qué era el túnel, sólo imaginé por la cercanía que tenía de la línea divisoria entre México y Estados Unidos, que era para cruzar droga o algo ilícito¨, dijo en su declaración.

"Cuando llegaron los militares nosotros estábamos abajo, en el túnel; entonces entraron y nos dijeron que no nos moviéramos, luego nos subieron a nosotros seis a un pick up y nos trasladaron al cuartel", recuerda el excavador esclavizado.

El operativo duró menos de un día, inició la tarde del sábado 7 de noviembre de 2009 a un costado del aeropuerto internacional y terminó la mañana del domingo 8 con una conferencia de prensa, y la exhibición de los siete hombres: seis esclavizados y uno como capataz.

Casa en el abandono

Los esclavos del narcotráfico son hombres que no existen hasta que son detenidos en operativos como el de aquella tarde cuando los soldados entraron al túnel; hombres que pierden identidad y libertad, y durante el cautiverio viven en silencio al servicio del traficante.

Después de sesenta días de esclavitud, uno de los detenidos, Aldo Gallegos, un vaquero desempleado entonces de 23 años, expuso en su declaración ministerial que cuando llegaron los soldados a la casa comenzaron a preguntarnos para quien trabajaban, de quien era el túnel, y qué iban a cruzar.

El lugar donde fueron encerrados y obligados a trabajar, es una casa de dos pisos, blanca, que en la parte de enfrente tiene un vivero; carece de vigilancia pese a que se detectó en ella un delito federal.

Al entrar por la puerta principal se ubican dos cuartos del lado derecho, en el primero colocaban los costales de tierra y en el segundo estaba la entrada del túnel, describió Gallegos.

Actualmente la casa está en ruinas y abandonada, ya que tras los operativos y sellado del túnel, vándalos y malvivientes la ocupan y saquean llevándose rejas, puertas y todo lo que sea de metal, susceptible de venderse "al kilo" en las múltiples chatarreras que operan en Tijuana.

La casa que estaba en renta se convirtió en vivero, luego en cárcel, después en fachada de un túnel diseñado para traficar droga a Estados Unidos, y hoy es un refugio para indigentes, uno de ellos capaz de habilitar como recámara el cuarto de lavar, donde cuanta con cama, juguetes, artículos de higiene personal y una modesta pipa para fumar droga que previamente calienta en bombillas que antes fueron focos.

Por todos lados hay tierra rojiza, la que sacaron durante dos meses de cautiverio, dentro de sacos apilados; y como lo describe uno de los "trabajadores", el deportado Carlos Luna, la tierra se vaciaba en costales de yute blanco y posteriormente se llevaban a tirar.

La entrada al túnel fue tapada con una loza de concreto, y con ella quedó inaccesible la vía que llevaría droga de un país a otro, por debajo de la malla fronteriza.

"Cuando volvíamos a bajar, nos dábamos cuenta que ya estaba marcado en el túnel los puntos de cómo seguir excavando para no equivocarnos; debió ser alguna persona con conocimientos porque ponía niveles y señalamientos bien hechos para continuar la construcción", explicó otro de los seis forzados, Nicolás Íñiguez, ayudante de albañil, quien junto con los otros seis se abría paso por las paredes del subterráneo, donde se colocaban hojas de triplay, madera comprimida, "para evitar derrumbes".

22 años de túneles

La construcción de túneles para cruzar drogas, dinero, armas e indocumentados entre México y Estados Unidos, se conoció desde mayo de 1990 al detectarse el primer narcotúnel en una casa de la avenida INternacional, en la frontera entre Agua prieta, Sonora; y Douglas, Arizona; desde entonces no había referencias de que se tratana de trabajos forzados, del uso de hombres "esclavizados" para construir estos pasajes.

En pocas ocasiones se reportaron detenidos, como sucedió en construcciones descubiertas en Tijuana, en operativos que concluyen las más de las veces con decomisos de droga y confiscación de propiedades, pero no personas; según las estadísticas oficiales, de enero de 2006 a la fecha se han descubierto nueve subterráneos; y sólo en dos túneles han encontrado personas forzadas.

"Hay casos donde obreros refieren temor por su vida al terminar el túnel, ¿se sabe si los matan al terminar la obra?", preguntó el periodista a Fermín Gómez Gómez, delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) en Baja California.

"No se tiene conocimiento que haya ocurrido esta situación y las investigaciones estriban más allá de las detenciones; sobre todo se investiga a quienes participaron en la elaboración de los túneles", responde.

Pero hay trabajadores esclavizadoss, como Francisco Riesgo, quienes piensan distinto y así lo exponen en su declaración: "Humberto (el capataz) me dijo que termináramos el túnel y nos iban a dejar ir, pero yo me imaginaba que al terminar nos matarían".

Pero nunca lo terminaron.

Ofreciendo trabajo

El capataz, Humberto Villarreal Pineda, tenía 30 años cuando el Ejército lo capturó en la casa donde los seis obreros construían un narcotúnel bajo su supervisión.

Su jefe, a quien identificó como "Don Mario", "acudía regularmente a marcar puntos para continuar la excavación", y se le recomendó poner un vivero en la casa para justificar los fletes de tierra que harían, además de que sellaron un trato por el pago de 3 mil pesos a la semana.

En su declaración, Villarreal Pineda dijo que para Teodoro García Simental, alias "El Teo", conocido narcotraficante que en 2008 protagonizó una sangrienta pelea por la "plaza" contra la gente del Cártel de los Hermanos Arellano Féñix, pugnas y balaceras que dejaron un saldo de 882 muertos y ejecutados ese año.

Para concretar el túnel, "Don Mario" encargó media docena de hombres, y sólo bastaría para que Villarreal ofreciera 2 mil pesos semanales por trabajo de construcción a personas desempleadas para armar el equipo.

Los trabajadores "contratados" fueron: Francisco Riesgo, ex presidiario, amigo de la infancia de Villarreal, conocidos desde la niñez cuando vivían en Guadalajara, Jalisco; además de un migrante deportado, un vaquero, un ayudante de albañil y padre e hijo jardineros; a uno le promete cuidar un vivero, a otro vender plantas, a aquel construir casas de madera, a éste cavar un túnel y a esos dos, labores de jardinería.

Los invitados pasaron a ser prisioneros, ya que el capataz empieza por amenazarlos, les pidieron los nombres de sus familiares para que temíeran por sus vidas, les despojaron de sus identidades, nada de credenciales; y sólo llegaron a conocerse por sus apodos, como "los primos, que son padre e hijo, El Cachetes, El Cora y el Toro".

Otro paso fue dotarlos de herramientas, consistente en botas de goma, faja, guantes, y herramientas como un pico, pala y carretilla; otros usaron martillos eléctricos y aparatos para horadar el piso.

también se cuidaba su alimentación, consistente casi siempre en pollo o salchichas, aunque "nunca veíamos al que la llevaba porque la bajaban en la canastilla en la que subíamos el material y la tierra".

Para pagarles, según las declaraciones, casa sábado los llamaban de uno en uno para entregarles un sobre blanco con la cantidad de 2 mil pesos, aunque hubo casos en que les mostraban los talones de depósito para corroborar que el sueldo se le depositaba a algún familiar.

Para el descanso y recreación, no trabajaban los domingos pero los dejaban encerrados en cuartos de arriba, con colchonetas y una televisión.

Entonces sí, la obra ya tomaba rumbo, y las labores se realizaban por doce horas, de 7 de la mañana a 7 de la noche.

"Trabajábamos bajo esa presión y diario avanzábamos entre dos y cuatro metros en línea horizontal (...), Humberto nos indicó que teníamos que terminar entre cinco y seis meses el túnel", refiere uno de los testimonios.

La detención

Ese sábado por la mañana, como todos los sábados, el capataz se preparó para cubrir la nómina de sus "trabajadores", salió de su cuarto, la recámara más grande con loseta y baño privado, ventana a la calle, acceso al balcón y vista al vivero; y ordenó bajar al túnel.

"Humberto nos pagaba el trabajo que hacíamos y siempre estaba de malas; nos quería pegar y nos amenazaba a cada rato", se quejaron el jardinero Jacobo Muñoz y su hijo Carlos Muñoz, en su declaración.

Algunos trabajadores muy religiosos colocaron al fondo del tiro un altar que comparten las impagenes del Sagrado Corazón, la virgen María y San Judas Tadeo, aquel patrón de las causas desesperadas, e incluso una estampa de Jesús Malverde, esa figura venerada por miles y rechazada por la iglesia católica.

Los seis cautivos trabajan con las cuatro herramientas indispensables: roto-martillos, palas, picos y carretillas, pero a las 14:00 horas la actividad se frenó.

"Nos decían que subiéramos a comer; al estar en los cuartos la comida ya estaba servida y nunca nos dábamos cuenta de quien la llevaba o la preparaba", expuso uno.

A las 15:00 horas, los excavadores han terminado de comer y cada uno se forma para recibir los 2 mil pesos reglamentarios; Villarreal entrega el pago e inmediatamente ordena volver al túnel para avanzar.

Llevaban ya, ese 7 de noviembre del 2009, una excavación de 143 metros de longitud, y el túnel llegaba a Estados Unidos; entonces el supervisor se mostraba ya relajado.

Afuera, el Ejército había rodeado la casa y Humberto cometió el error de no vigilar la calle desde su habitación, antes de hacer un alto; así que cuando los soldados entraron al domicilio a través del vivero, el capataz estaba dormido y sus muchachos excavaban diez metros bajo tierra.

Seis "desaparecen", uno escapa de la cárcel... por túnel

De ser forzados durante poco más de dos meses a trabajar, los seis "esclavos" pasaron a ser trofeo del Ejército; un fiscal los acusó de violar la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada y también por delitos contra la salud; la PGR pidió a un juez mantenerlos arraigados por cuarenta días a los hombres para investigarlos, pero al no lograr pruebas sólidas contra quienes dijeron haber sido amenazados de muerte para construir el subterráneo, el 25 de diciembre del 2009 quedaron en libertad.

Para el capataz, Humberto Villarreal, la historia fue distinta: el fiscal consiguió que siguiera su juicio internado en el penal federal de Nuevo Laredo, Tamaulipas.

El periodista consiguió la dirección de tres de los seis obreros liberados, y ubicó dos de esas direcciones, aunque sus familiares no permitieron contactarlos.

"Debe comprender que fue una situación difícil para la familia", respondieron, además de que una vez liberados prefirieron irse de la ciudad.

Sobre el capataz, a mediados de julio del 2011, cuando Humberto Villarreal estaba por cumplir 22 meses preso y esperaba la sentencia en un reclusorio de Tamaulipas, antes del pase de lista logró darse a la fuga por un túnel.

La PGR informará después que Humberto y otros 58 reos escaparon a través del subterráneo que estaba frente a un tanque de agua potable, y durante la huída los custodios del penal se ocupaban de sofocar una revuelta de internos en la que siete de ellos fallecieron.

NOTA: El reportaje original fue editado por cuestión de estilo y espacio, con autorización del autor; y el escrito original puede usted leerlo en el siguiente link: http://diez4.com/diez4/2012/esclavos-subterraneos-de-frontera/

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