TIJUANA BC 12 DE NOVIEMBRE DE 2015 (AFN).- El usar de manera excesiva teclados de celulares y computadoras puede provocar serias lesiones en manos y muñecas lo que podría repercutir en la movilidad de las manos, inmovilizando los dedos, sobre todo el pulgar y el anular.
Ligia Bravo Cuesta, jefa de Medicina en el Trabajo en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó que este padecimiento se desarrolla por el frecuente envío de mensajes y utilizar el teclado de la computadora durante largas jornadas. Entre el tres y cinco por ciento de la población llega a padecerlo.
Mencionó que la afectación conocida como “dedo engatillado” da lugar a que el pulgar o el anular se queden flexionados de forma involuntaria y el tratar de regresarlo a su posición habitual o doblarlo ocasiona un dolor intenso.
Existe la modalidad Teno Sinovitis relacionada mayormente con un proceso de degeneración por envejecimiento, común en personas de 40 años o más, con una carga genética para desarrollar artritis, para quienes el uso excesivo de teclados constituye un factor de riesgo.
Agregó que si la actividad habitual requiere de estos movimientos, es posible que en determinado momento se bloquee la función de los dedos.
Ante este problema de salud existen dos procedimientos: Uno, la cirugía tradicional, que consiste en una incisión de un centímetro y medio en el área lesionada, para localizar la parte estructural de la mano que permite la flexión y que "atora" el dedo y posteriormente se secciona.
La otra opción no involucra cirugía, se lleva a cabo una punción con una aguja o una hoja de bisturí muy fina, es decir; una herida mínima de dos a tres milímetros de longitud para cortar la zona enferma; en unos cuantos minutos se alivia el dolor y el paciente se va a su casa con el problema resuelto, enfatizó la doctora Bravo Cuesta.
Para finalizar, recomendó llevar un estilo de vida saludable que incluya la ingesta abundante agua, actividad física diaria, dieta equilibrada que incluya frutas, vegetales y ácidos -oleíco y linoleíco-, fuentes naturales de antioxidantes.