Mexicali BC 16 de septiembre de 2014 (AFN).- Cinco de cada diez jóvenes que se realizan perforaciones en alguna parte del cuerpo presentan una infección por bacterias en el área horadada, aseguró el doctor Pedro Grajeda López, cirujano plástico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); además de que los usuarios de esta “moda” no están aptos para donar sangre.
De estos cinco, tres exponen un proceso infeccioso crónico que les ocasiona secreción con pus, dolor en la parte afectada y fiebre, dijo, y de esto los síntomas aparecen a partir del quinto día, pero es hasta los 15 ó 20 días posteriores que asisten con el médico para ser atendidos.
A través de los piercing también se pueden contraer enfermedades como la hepatitis o el VIH Sida; y el riesgo que corren los jóvenes al hacerse orificios, dijo, es muy alto porque en ocasiones no tienen la seguridad de que los lugares donde se realizaron este tipo de trabajos sean espacios limpios que cuentan con medidas de esterilidad necesarias.
Indicó que es posible determinar si las personas que los realizan están capacitadas para hacerlo adecuadamente con higiene e instrumentos esterilizados; y por esta situación la donación de sangre no está permitida para las personas que se hayan hecho algún agujero o tatuaje para evitar el riesgo de que esté contaminada.
Grajeda López detalló que en el caso de los aretes que se colocan a las niñas desde muy pequeñas, las perforaciones se hacen en los hospitales y ahí sí se cubren en su totalidad las normas de higiene.
Afirmó que dependiendo del sitio perforado, se pueden tener como resultado diferentes afecciones: En la lengua se pierde la percepción de los sabores debido a que la saliva causa un efecto abrasivo con el metal de la pieza, e incluso, el movimiento de este músculo se atrofia; en los labios se pierde la sensibilidad y además se deforma; la nariz tiene cartílagos que son muy sensibles y los piercing pueden destruir su estructura hasta desfigurarla; mientras que perforar la ceja puede causar la pérdida del movimiento, y al igual que la nariz, la cicatrización es de tipo hipertrófica, es decir, voluminosa, que causa dolor y comezón.
Generalmente, una vez colocado el piercing, el orificio ya no vuelve a cerrar, debido a que se genera una cavidad de tres milímetros de diámetro aproximadamente, expuso Grajeda López.
En el IMSS se brinda tratamiento con fármacos, como antibióticos, para eliminar la infección, y se recomienda retirar la pieza para evitar afecciones, mencionó.
En casos extremos, como alteración de la estructura del órgano, caso frecuente en la nariz, se requiere de una intervención quirúrgica, manifestó el cirujano plástico del IMSS; al detallar que estas cirugías en muchas ocasiones resultan complicadas, por ello es necesario hacer una minuciosa labor para restaurar, principalmente los cartílagos.
Agregó que es importante la comunicación entre padres e hijos, ya que ponerse piercing generalmente es resultado de imitación, falta de identidad o de influencias negativas entre los adolescentes que pueden generar graves consecuencias.