TIJUANA BC 17 DE OCTUBRE DE 2012 (AFN).- A diferencia de hace algunas semanas, cuando los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Mitt Romney y Barack Obama, se enfrentaron por primera vez, el día de ayer el presidente demócrata utilizó una estrategia mucho más agresiva que dejó prácticamente desarmado a su rival republicano.
Porque en su última aparición disminuyó la preferencia que gozaba el mandatario entre el electorado estadounidense, el equipo de Barack Obama estaba preocupado y buscaban que éste compensara por su actuación de hace algunas semanas y saldría al encuentro sin reservas, y además favorecido por las reglas del segundo debate.
En esta ocasión, fueron los propios votantes –indecisos– quienes tuvieron la oportunidad de inquirir y dirigir el curso del debate, con la selección de las preguntas más adecuadas a cargo de la moderadora Candy Crowley: un formato que Mitt Romney no domina.
Los dos candidatos se retaron uno al otro con hechos y datos, se interrumpieron y se acecharon mutuamente sobre el escenario; ambos insistieron en responder casi cada intervención de su contrincante, sin respetar los límites temporales y moldeando igualmente las reglas a su conveniencia.
Tanto Obama como Romney utilizaron sin restricción el gesto de señalar a su oponente con el dedo, una señal de acusación y reproche por políticas públicas no exitosas y/o por falta de respuestas oportunas a situaciones extraordinarias.
Las preguntas del auditorio cubrieron temas que no habían sido profundizados en el primer encuentro, como la migración, los derechos de la mujer, el control y la regulación de las armas de fuego, la política exterior estadounidense y las oportunidades de empleo que tendrían los jóvenes recién graduados de la universidad.
El presidente hizo énfasis en el patrimonio millonario del gobernador de Massachusetts y en el hecho de que representa más los intereses de la elite que de la clase media; y Romney recalcó que los últimos cuatro años han demostrado que Obama no ha sabido conducir por un buen rumbo la economía, lo que deja en duda si será capaz de hacerlo durante el próximo cuatrienio.
El candidato republicano se mostró más moderado que durante las primarias de su partido, distanciándose de las políticas públicas de George W. Bush, afirmando que equilibraría el presupuesto, ejercería una mano firme con China y se concentraría más en las pequeñas empresas. Obama se concentró en encuadrar a Romney como un candidato mucho más radical que Bush en temas de política social.
En el primer debate, el candidato republicano se mostró más preparado, energizado y seguro de sí mismo. El presidente, por otro lado, parecía desconectado; esa noche, aceptó en una entrevista que el republicano había tenido una buena noche, y él una mala.
La más reciente encuesta del diario The Washington Post y la cadena televisiva ABC News muestra una carrera presidencial estrecha, cerrada, con las intenciones de voto por el demócrata en 49% y por el republicano en 46%.
El tercer y último debate tendrá lugar en Florida y se centrará exclusivamente en la política exterior de Estados Unidos.
(Con información de The Washington Post y The Atlantic)