Ciudad de México 24 de enero de 2015 (lasillarota.com).- Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), revela que en México 651 mil niños y adolescentes, entre 7 y 14 años de edad, han dejado las aulas, por verse obligados a trabajar.
En México, 21% de los niños de entre siete y 14 años no van a la escuela porque se ven obligados a trabajar, el estudio coloca al país en índices similares a los que registran naciones africanas, incluso el fenómeno es mayor que en Bolivia y Brasil.
De acuerdo con estimaciones de la Unesco, cifras del país indican que 3.1 millones de menores no asisten a las aulas, es decir, 651 mil niños y adolescentes, por lo que los porcentajes de México son cercanos a los de países como Camboya (23%), Zambia (20%) y Nigeria (25%).
Datos nacionales indican que el estado con más niños ocupados que no asisten a la escuela es Chihuahua, seguido de Querétaro, Michoacán, Aguascalientes, Durango y el Estado de México, mientras las entidades que tienen los menores porcentajes son Nayarit, Tamaulipas, Oaxaca, Tabasco y Baja California Sur.
Según el reporte “Subsanar la promesa incumplida de la educación para todos, entre los factores para que suceda este fenómeno —a nivel mundial— está la necesidad que tienen las familias de que los niños trabajen, y eso “compite con la aspiración de que se eduquen; entre más pasan trabajando, es más probable que dejen su educación básica”.
Agrega que “para subsanar la promesa incumplida, los países cuyas poblaciones de niños fuera de la escuela siguen siendo altas, deben buscar un equilibrio entre las intervenciones destinadas específicamente a los niños más marginados y reformas más amplias en todo el sistema educativo”.
La Unesco explica que “la verdadera magnitud de esta disparidad se aprecia aún más al tomar en consideración los datos sobre la exposición a la escuela de estos diferentes grupos”.
Advierte que es previsible que los niños de familias urbanas ricas que actualmente no asisten a la escuela comenzarán a hacerlo en algún momento, incluso si la abandonan prematuramente.
En cambio, los niños pobres que viven en zonas rurales suelen tener muy pocas probabilidades de ingresar alguna vez en su vida a un aula.
El análisis afirma que los progresos en la tasa y números de niños fuera de la escuela se han estancado desde 2007.
Otro factor en el mundo son los conflictos de cada una de las regiones, además de los roles arraigados de género, que con frecuencia determina si el niño o la niña se matricula y permanece en la escuela.
Por otro lado, en el estudio se recomienda que con el propósito de incrementar la asistencia a la escuela, el trabajo infantil debe reducirse, teniendo en cuenta los “fuertes nexos entre la pobreza y el trabajo infantil”, también solicita eliminar los costos directos e indirectos asociados con la educación.
“Hacen falta sistemas educativos más flexibles y sensibles a las necesidades de los menores, al igual que mejores entornos de aprendizaje, para atraer a la escuela a los niños que trabajan y lograr que no abandonen sus estudios”, expresa.
Asimismo, el Organismo de Naciones Unidas apunta que en los países también falta información crucial sobre los niños más marginados, “o la información era de baja calidad, reafirmando la necesidad de mejorar la recopilación y la sección de los datos, así como también la manera en que se utiliza para orientar las políticas”.
Se estima que en todo el mundo 121 millones de niños, niñas y adolescentes están fuera de las escuelas.
“De concentrarse en los niños más marginados o de combinar estas dos medidas, los encargados de formular políticas tendrán que encontrar una enorme cantidad de recursos adicionales”, dice el documento.
La Unesco señala que los menores fuera de la escuela que son más difíciles de alcanzar requieren de políticas más complejas y a menudo más costosas. “Aun cuando puedan representar sólo un pequeño porcentaje de toda la población infantil, su número puede ser todavía sumamente alto”, explica el organismo.
Señala que las causas de la inasistencia escolar son variadas, complejas y a menudo interrelacionadas, pero en “este informe encuentra que hay un denominador común: los sistemas educativos y los entornos en los cuales están inmersos contribuyen con frecuencia a que algunos niños estén en desventaja”.
Por eso, explica, los progresos no han sido equitativos. De hecho, los niños y las niñas son los menos favorecidos, siguen marginados pese a los esfuerzos que se han realizado para lograr la educación para todos.