La seguridad, para después
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La seguridad, para después

Ciudad de México - martes 6 de enero de 2015 - lasillarota.com.
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Columnista de la SillRota: JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN

1.- Poco antes de concluir el 2014, la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, dedicada a la investigación de temas sociales y en particular a la difusión en todo el mundo de asuntos relativos al desarrollo y la seguridad de los pueblos, dio a conocer su Anuario 2014 de Seguridad Regional en América Latina y el Caribe (coordinado por Catalina Niño Guarnizo), en el que se hace un análisis y balance de los escenarios que en la materia dominan la vida de los países en este lado del planeta.
 
2.- El panorama de la inseguridad y las severas limitaciones que por omisión o bien por incompetencia y hasta complicidad prevalecen en México, es abordado brevemente por el doctor Luis Astorga Almanza, catedrático e investigador de la UNAM, en el capítulo Opciones de la clase política frente a la delincuencia organizada en México.
 
3.- El olvido, el ninguneo (por omisión o por conveniencia) hacia el tema de la seguridad y las instituciones que debieran atenderla, manejarla y garantizarla para todos los mexicanos es el centro de la aportación de Astorga quien expone las debilidades estructurales del sistema para ocuparse de una agenda que debió estar bajo control del Estado desde hace décadas.
 
4.- La era de control político priísta ha propiciado no sólo el crecimiento y la consolidación del entramado criminal en cantidad y calidad a lo largo y ancho del país; ha dejado de lado las políticas de Estado para hacerle frente a este fenómeno en los momentos históricos en los que debió ser atendido con seriedad y con responsabilidad para evitar que pasara a de ser un imperativo policiaco a un monstruo incontrolable, marcado por la corrupción sistémica, la debilidad estructural y la ausencia de estrategias coherentes para enfrentarlo.
 
5.- Éstos son los puntos neurálgicos que Luis Astorga desarrolla en su texto, destacando el desinterés y el olvido de los distintos gobiernos, priístas o no, ante el tema del crimen organizado, sus alcances, sus repercusiones y el enorme reto en que se convirtió, capaz de desestabilizar a un gobierno municipal, estatal y hasta federal.
 
Astorga señala: “Las instituciones de seguridad y procura­ción de justicia que heredó de administraciones anteriores el presidente Felipe Calderón (2006- 2012) no permitían ser optimistas en cuanto a la capacidad de su gobierno no solo para contener los embates de las organizaciones de traficantes, sino para imponer claramente la autoridad del estado.
 
“La falta de acuerdos políticos sustanti­vos en la administración de Vicente Fox (2000- 2006) y las difíciles y polémicas circunstancias en las que Felipe Calderón llegó a la presidencia, prefiguraban la continuidad de un escenario de confrontación política que no permitiría lograr a corto plazo los acuerdos necesarios para refor­mar y consolidar las instituciones de seguridad y procuración de justicia, por lo menos”.
 
6.- Esos escenarios siguen vigentes, están presentes en el regreso del PRI al poder y permiten afirmar, historia de por medio, que la clase política está siguiendo sus propios pasos y con ello está prolongando el esquema de omisiones, olvidos, falta de controles y presencia de estrategias erráticas, endebles para enfrentar al crimen organizado.
 
7.- En el inicio del 2015 el presidente Enrique Peña Nieto ha enviado un mensaje a la nación en el que omitió mencionar la delicada, grave agenda de inseguridad que agobia al país.
 
Supone Peña que negar una realidad al no mencionarla abonará en pos de una solución que llegará con el tiempo. Piensa el presidente, con convencimiento, que en el caso del combate al crimen organizado y sus múltiples manifestaciones, el camino andado es el correcto y la senda debe ser la misma. Obtener mejores resultados haciendo lo mismo es el patrón a seguir con Peña y el PRI en el poder.
 
Los resultados de semejante forma de actuar tienen al país en vilo desde hace años.
 
8.- En ese esquema de descontrol, ausencias y complicidades inicia este año, con agendas complejas que no han caído en el olvido, como lo supone y espera EPN y su gabinete.
 
Es el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y la ejecución de la menos 11 de los 22 presuntos delincuentes en Tlatlaya, Estado de México.
 
La tregua de fin de año operó sólo en la mente del gabinete de seguridad de Peña. En el ánimo y en la voluntad de los familiares de los normalistas y de quienes siguen de cerca, dentro y fuera de México, el errático caminar de la administración priísta en Los Pinos, el gobierno federal de rendir cuentas pronto en materia de justicia, respeto a los derechos humanos, cumplimiento pleno de tratados internacionales en el tema, controles civiles sobre cuerpos policiacos y fuerzas armadas y rendición de cuentas pronta y clara por parte de militares, marinos y policías federales.
 
9.- El Ejército Mexicano deberá rendir cuentas reales sobre su proceder en Ayotzinapa y en Tlatlaya, más allá de informes y datos filtrados a la prensa acerca de la inverosímil visión de los civiles para llevar a prisión a sólo ocho de los integrantes del 102 Batallón de Infantería de donde surgió el pelotón que sometió y fusiló a 22 presuntos delincuentes.
 
10.- El alto mando insiste en que las explicaciones de las testigos, en el caso Tlatlaya, no son dignas de creerse.
 
Los asesores militares del general Salvador Cienfuegos no quitan el dedo del renglón y mantienen la tesis de que la investigación se basa en contradicciones y falsedades.
 
No menciona la gente del Estado Mayor de la Defensa Nacional (EMDN) nada sobre la misteriosa cadena de mando, los reportes de campaña, la cadena de custodia, las graves omisiones y la manipulación de la escena del crimen por parte de los militares del 102 BI (esto sin abundar en el factor tiempo, las horas que transcurrireron entre el enfrentamiento inicial, el sometimiento de los 22 civiles, la liberación de las mujeres retenidas y la ejecución de los heridos y detenidos.
 
11.- Este punto es de vital importancia ya que el protocolo de las fuerzas armadas mexicanas en cuanto a la forma y los tiempos en que debe notificarse al mando inmediato lo ocurrencia de un enfrentamiento, establece un lapso aproximado de 15 a 25 minutos, dependiendo de las condiciones en que se hayan dado los hechos y, sobre todo, si se trató de una operación planeada o de un enfrentamiento inesperado.
 
En una operación planeada, en la que las unidades de combate cuentan con todo lo necesario para entrar en acción y para reportar al mando lo ocurrido, el margen es de 15 minutos una vez que se haya logrado el control de la situación.
 
12.- De manera más amplia, la agenda que la propia Sedena debe cumplir junto al Fuerza Aérea y la Marina, se basa en un supuesto que a la fecha no existe y que apenas está en vías de ser creado, como ha debido asumirlo y reconocerlo el propio EPN al inicio de su mandato: Una política de defensa y seguridad que retome la realidad, las realidades que vive México y configure dinámicas, escenarios, estrategias y necesidades bélicas reales, acordes con los tiempos que corren.
 
13.- En su primer año de gobierno, EPN y su gabinete de defensa anunciaron en sendos informes el inicio de los trabajos para elaborar una Política de Defensa acorde a las circunstancias que vive el país.
 
El anuncio trajo implícito el reconocimiento de la ausencia de dicho instrumento castrense, que sirve de guía y sustento para orientar el desarrollo de las acciones de los ejércitos de tierra, aire y mar y sin el cual casi cualquier estrategia de que se diseñe para colocar a militares y marinos de frente a retos como como el combate a la delincuencia organizada.
 
Sin esta directriz conjunta, sin este instrumento de unificación de visiones, de criterios y de respuestas coordinadas nos hemos movido por lo menos desde el sexenio de Vicente Fox, cuando el desmantelamiento panista del aparato de inteligencia y seguridad heredado del PRI nos dejó más a merced de los cárteles y sus protectores.
 
14.- Las respuestas al fenómeno delincuencial han transitado por el efectismo, la magnificación de lo aparente y el fracaso ante el permanente fenómeno de la corrupción y las mil maneras de mantenerla viva haciendo como que se le combate.
 
Los resultados están a la vista.
 
La seguridad, esa agenda insidiosa y molesta, llegará a su tiempo.
 
@JorgeMedellin95

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