Columnista de la SillaRota: LETICIA AMEZCUA FIERROS
Todos los procesos electorales son diferentes, pero 2015 será muy complicado porque hay un panorama marcado por la gran desconfianza ciudadana hacia los partidos, gobernantes y las autoridades electorales. “Nadie confía en nadie”, pero lamentablemente, después de lo de Ayotzinapa ¿quién podría hacerlo? El sistema de partidos está desacreditado y la ciudadanía vive un desencanto constante por la política.
Con una alarmante desconfianza social, alta inseguridad pública, sonados casos de corrupción y una ley electoral que no termina de ser implementada por el INE sigue en marcha la elección de 2,168 cargos de elección popular, 500 diputados federales, 9 gubernaturas, 17 congresos locales (650 diputados locales), 1,009 alcaldías y las 16 delegaciones del DF. A la fecha, se encuentran integrados y validados por el Tribunal Electoral 18 Organismos Públicos Electorales (incluyendo Oaxaca).
El principal problema entre el INE y los Oples, ya no es su conformación sino los límites de sus competencias. Existen dudas que no han podido resolverse mediante el formato de un Convenio General. Los temas más controvertidos son fiscalización, así como los tiempos de radio y televisión.
Los candidatos independientes serán un nuevo reto para la autoridad electoral. Ojalá que su participación no sea sólo un ardid electoral, como ocurrió en el caso de las consultas populares que implicaron un gasto de más de treinta millones de parte del INE para que no fueran aceptadas por la SCJN.
Los partidos se resisten al nuevo modelo de Fiscalización porque se colocan disposiciones muy estrictas que pueden desencadenar en altas multas, como el sistema de contabilidad en línea y el Registro Nacional de Proveedores. Ante las elecciones, se seguirán violando las disposiciones de radio y televisión que deberán ser resueltas por una Sala Especial; no sin antes, haber sido valoradas por la Unidad de lo Contencioso Electoral del INE, que nace con una amplia herencia de quejas del otro proceso.
Se han compaginado las legislaciones a niveles federal y estatal; salvo en el caso de Chiapas que por decisión de la Suprema Corte, tendrá su jornada electoral sin homogenizarse con el criterio nacional, determinada para el 7 de junio de 2015.
De los procesos electorales, el de Nuevo León reviste una importancia fundamental, por su carácter empresarial. Guerrero y Michoacán son trascendentales por la severa crisis de inseguridad, violencia y penetración del crimen organizado. De hecho, los Consejos Distritales de Tlapa y Zihuatanejo en Guerrero, adelantaron su instalación por la inseguridad y las instalaciones del Ople de Guerrero fueron tomadas temporalmente por un grupo de maestros.
El INE ha dicho que no habrá necesidad de atraer el proceso electoral en Guerrero, que no es “Ministerio Público” y que los contendientes deben comprometerse con la seguridad; pero no sabe si la elección podrá llevarse a cabo porque está actuando como observador, hasta que decida atraer la elección, pero esto tampoco garantiza que se celebren las elecciones. De cualquier manera, su imagen puede resultar dañada.
Algunos partidos han adelantado que solicitaran exámenes antidoping, así como una evaluación detallada por parte de la PGR de sus candidatos, pero este ofrecimiento puede resultar trillado, ante una sociedad desencantada por la política y acostumbrada a las trampas.
Ningún partido se salva de ser cuestionado. Además, en algunos existen graves crisis internas que pueden llevarlos al fracaso electoral. El PRD y el PAN encabezan esta lista. El primero ha sido afectado no sólo por la formación de Morena, sino también por la salida de figuras emblemáticas, como Cuauhtémoc Cárdenas. En el segundo, no han podido recuperarse de la evaluación de la ciudadanía de sus propios gobiernos federales; además, no ha podido rebasar sustancialmente el tope que la ley solicita para el registro de sus afiliados.
Sin duda alguna, en estas elecciones el ganador absoluto será el abstencionismo. Sólo se registró la Coalición PRI-PVEM. El factor López Obrador afectó las negociaciones entre el PRD-PT y MC. Este último terminó aliándose con Concertación Social, encabezada por Manuel Espino. Nueva Alianza decidió ir solo. Con este nuevo escenario, algunos partidos con registro antiguo podrían perder el registro. Recordemos que el umbral se elevó a 3%, por lo cual, de los tres partidos nuevos solamente Morena podría tener garantizada su presencia en el 2018.
Un tema fundamental que será de gran complejidad para que los partidos cumplan, es la paridad de género. Ahora no sólo será 50%-50% en todas las candidaturas de elección popular, en su versión propietarias y suplentes, también deberán ubicarlas equitativamente en todos los distritos, de tal forma, que no podrán ubicarlas preferentemente en los distritos perdedores. Hasta el momento, el Instituto no ha referido la existencia de un sistema informático que pudiera validar esta última premisa, porque la revisión se antoja muy complicada.
Actualmente, las mujeres ocupamos 52% (42,407,032) contra el 48% (39,343,106) de los hombres en el Listado Nominal; pero el desafío es que las mujeres se animen a participar en política. Es claro, que más allá del género y las estadísticas se debe buscar la capacidad, honradez y ética en cada una de las candidaturas. Lamentablemente, la experiencia indica que los partidos han apostado por otros perfiles.
La elección del 2015 será el laboratorio político del 2018 y todo parece indicar que no existen garantías para que se desarrollen cívica y pacíficamente en algunas partes del país. Lo que significa que todos perderíamos.
@aefe165