Ciudad de México 21 de noviembre de 2014 (lasillarota.com).- La rabia, el coraje y la indignación crecen cada día desde la desaparición forzada de los 43 normalistas y con ella sube la intensidad de los reclamos y las protestas de los capitalinos en las calles.
Hoy el corazón tuvo que dividirse, había tres marchas y sólo podía elegirse una para acompañarla.
Abrazar una de las tres caravanas de padres de familia y compañeros de los normalistas que llevan los nombres de los tres jóvenes que perdieron la vida en la agresión armada en Iguala, Guerrero, el 26 de septiembre, hace casi dos meses: Julio César Mondragón Fontes, Daniel Solís Gallardo y Julio César Ramírez Nava.
La exigencia es la misma desde el primer día: la presentación con vida de los jóvenes normalistas. En las dos últimas semanas sólo silencio y vacío informativo sobre el caso, han escuchado un "seguimos en la búsqueda". La herida sigue abierta.
La primera caravana partió del Ángel de la Independencia, en la ruta hubo duda y confusión de los padres de los normalistas, se equivocaron, avanzaron por Niza y después retomaron Paseo de la Reforma, lo que provocó un retraso en los contingentes.
Las otras dos caravanas salieron del monumento a la Revolución y la Plaza de las Tres Culturas. Todas llegarían al zócalo capitalino.
Oficinistas, empleados, amas de casa acompañadas salieron a Paseo de la Reforma para dar una palabra de aliento, compartir un grito de lucha o guardar silencio en señal de tristeza. Cartulinas, flores, veladoras, aplausos y puños agitándose se mostraron para mostrar solidaridad con los padres de los 43 normalistas.
Las consignas han cambiado a poco, son casi las mismas que las de semanas anteriores. El duelo y la tristeza cambiaron por furia y violencia.
Jóvenes ya amenazan a reporteros y fotógrafos, ya no son únicamente los anarquistas, hoy recibió gritos y empujones un integrante de Excelsior. Pareciera que se pretenden descargar el coraje y la impotencia.
Antes eran luces por los 43 desaparecidos en el zócalo, está noche fue una figura de cartón de dos metros de un político acompañado por gritos de "que muera" y "va a caer".
Insultos a policías y servidores públicos que vigilan las marchas son cada vez más recurrentes. Salvo los propios manifestantes, cualquiera podría ser el blanco de los reclamos juveniles.
Claman que faltan 43
Parece que Alexander Mora Venancio mira a la multitud, mira a los miles de asistentes que están en el Zócalo. Parece que Alex observa la indignación de los presentes con profunda seriedad, que esta absorto en la indignación que ha generado su secuestro y su posible asesinato.
Y es que Alex, igual que sus compañeros Normalistas, no está presente, hace más de 50 días que a su familia no le queda más que abrazar su recuerdo y eso les genera una indignación rabiosa que comparten con miles de asistentes en el zócalo.
"Vamos a encontrar a nuestros 43 muchachos con vida, porque están vivos", vocifera Felipe de la Cruz, quien tomó el micrófono en nombre de los padres de los Normalistas de Ayotzinapa secuestrados por policías municipales de Iguala el pasado 26 de septiembre.
"Ha llegado el momento de exigir justicia, de que nos regresen a nuestros estudiantes. El estado quiere cerrar el caso con mentiras", advierte y una multitud indignada le secunda con gritos que estremecen el primer cuadro de la ciudad.
"Justicia. Fuera (Enrique) Peña", arengan más de 30 mil personas cobijadas por la noche y por una bandera monumental que ondea discreta.
Felipe espera, tomó aire, los padres que lo acompañaron en el templete abrazando más fuerte los retratos de sus hijos, como el del Alexander Mora.
"No es privativo de Guerrero, en todo el país hay fosas. En todo el país hay desaparecidos", subraya.
Omar García, normalista de la escuela Raúl Isidro Burgos, también se paró en el templete y llamó a una revolución en el marco de la conmemoración del movimiento armado de 1910.
"Tenemos que armar una lucha nacional porque no podemos ser indiferentes al dolor", arremetió durante el encuentro de las tres caravanas de padres y Normalistas que recorrieron el país.
Desde la plancha del Zócalo, otras voces de diversas organizaciones hicieron un llamado para llevar a cabo un paro cívico nacional el próximo 1 de diciembre y la toma simbólica de la ciudad el 6.
En el corazón olímpico de México la bandera nacional monumental ondeaba ligera, parecía que desde su retrato, Alexander Mora Venancio la observa, pero solo desde su retrato, porque falta él y sus compañeros Normalistas.
Violencia roba cámara. Hay 31 detenidos.
Pese a los llamados de los padres de los Normalistas desaparecidos llamaron a la no violencia, un grupo de alrededor de 100 jóvenes se enfrentaron contra policías federales y granaderos del Distrito Federal que resguardaban palacio nacional.
Cohetones y diversos objetos fueron arrojados contra los uniformados que repelieron la agresión con gas de extintor y gas lacrimógeno. Los manifestantes lograron retirar las vallas que protegían al Palacio Nacional, tras lo cual los granaderos comenzaron a replegarlos.
Esta vez el zócalo fue limpiado contra su voluntad, contra la voluntad de los familiares de los Normalistas que, cuando iniciaron los actos de violencia, ya habían cumplido un par de horas de haberse retirado.
Durante los enfrentamientos 15 personas fueron detenidas, detenidos, entre ellos tres mujeres, doce hombres y extranjero, que se sumaron a los 16 arrestados en las trifulcas de Circuito Interior y Zaragoza. Uno de ellos es menor de edad.