Por: Eduardo Suárez
México DF 28 de septiembre de 2014 (kaleydoscopio.mx).- Cuando una persona decide cuándo y cómo morir ¿está ejerciendo un derecho o es necesario impedirlo? Casi 6 de 10 mexicanos creen que es un derecho de la gente. Sin embargo, 4 de 10 indican que es necesaria ayuda médica, según datos de GCE.
De acuerdo con una investigación de Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE), 49.7% de los encuestados dijo que alguien que tiene tendencias suicidas debe acudir a un especialista, mientras que 10.9% pensó que la más importante es la familia y 9.3% que hablar con alguien de confianza.
Para el tanatólogo Juan Carlos Jiménez, cada individuo es responsable de sus decisiones y actos, pero en el caso del suicido es responsabilidad de la sociedad en su conjunto prevenirlo.
La etiología (causas y razones) del suicidio es multifactorial. Pueden identificarse factores socialdemográficos, clínicos, neurobiológicos y/o genéticos, entre otros.
“El Estado debería establecer una política clara y contundente sobre la prevención del suicidio, en donde prevalezca el ofrecer una educación emocional y una cultura de salud mental para la población mexicana, con servicios públicos y gratuitos”, indicó en entrevista Jiménez.
¿Quién es el principal responsable de evitar que se cometa un suicidio?, cuestionó GCE y 39.1% de las personas respondió que “uno mismo” y un tercio sostuvo que la familia.
“En mi formación como tanatólogo aprendí que el ser humano tiene derecho a lo que quiera siempre y cuando no afecte sus propios derechos y los de terceros, pero que el derecho más sublime es el disfrutar la vida. Por eso en Tanatología se habla más de vida que de muerte. En ese sentido, hay que evitar los factores de riesgo que pueden llevar a una persona a tener una idealización, un plan o intentar quitarse la vida”, apuntó el especialista.
Habló de los factores de riesgo en los adolescentes como evitar el acceso a armas de fuego, historial de abandono o maltrato, problemas de pareja, suicidio consumado en un entorno social cercano y hasta un manejo inadecuado del tema en los medios de comunicación.
Según datos de la Asociación Mexicana de Suicidología, las autolesiones están relacionadas con el suicidio, pues representaron 1.8% de los problemas de salud mental entre los jóvenes de 16 a 24 años, que de no atenderse para 2020 será de 2.4%.
Ante este panorama de alarma pública, 58.2% de los mexicanos asegura que no conoce a una persona que haya atentado contra su vida, mientras que 41.5% sí sabe o conoce a una.
“En la gran mayoría de los casos, el individuo que presenta un espectro suicida (idealización, planeación, etc.) siempre da señales de ello a los demás. También es importante saber que existen situaciones de vida en las que se puede correr más riesgo y que los familiares o amistades de la persona deben estar atento a ello: desempleo, divorcio, viudez”, señaló Jiménez Román.
Además, señaló, la prevalencia de suicidio en personas adictas a sustancias y al alcohol es elevada, según se puede observar en documentos como la Encuesta Nacional de Adicciones.
GCE ahondó en el tema de la discriminación, y 62.3% de los mexicanos entrevistados cree que quienes intentan suicidarse no son excluidos socialmente, pero un tercio (33.3%) asegura que sí son hechos a un lado por la gente que les rodea.
¿Qué es más complicado para una persona: superar la muerte natural o por enfermedad de un familiar o la de una persona que se suicida?, se le preguntó al maestro Juan Carlos Jiménez:
“Se vive un proceso de duelo, de dolor, que está integrado por etapas en donde el sobreviviente experimenta diversas emociones como el miedo, la ira, el resentimiento. En este caso, el sentimiento que casi siempre aparece es el de culpa.
“En Tanatología se trabaja con ellos para que, entre otros asuntos, acepten que en esta vida nadie es culpable de la muerte de nadie, y que, a partir de esa pérdida, le den un sentido más valioso, pleno y digno a su propia existencia.”
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