Estado de México 18 de septiembre de 2014 (lasillarota.com).- El 30 de junio pasado, 22 presuntos criminales murieron a manos de elementos del Ejército mexicano en la comunidad de San Pedro Limón, municipio de Tlatlaya, Estado de México, donde la versión oficial señala que los fallecidos fueron abatidos en un enfrentamiento, sin embargo, una testigo de los hechos narró que los militares asesinaron a sangre fría a los supuestos sicarios.
La revista Esquire México logró contactar a “Julia”, joven que presenció los hechos, donde 21 hombres y una mujer menor de edad murieron, y contó que los soldados fueron quienes dispararon primero y los civiles armados respondieron.
Pero, en un momento, agregó, los supuestos sicarios del cártel de La Familia Michoacana se rindieron, por lo que fueron detenidos e interrogados por los elementos castrenses.
En contraste, ese mismo día, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó que los hechos ocurrieron cuando los uniformados patrullaban la zona y fueron atacados por el grupo armado, lo que derivó en que “el Ejército en legítima defensa abatió a los delincuentes”.
Ahora, más de dos meses después, la mujer, de quien fue reservada su identidad, cuenta que sólo un joven murió en la refriega y los otros 21 fueron capturados, desarmados y asesinados con disparos a corta distancia.
“Ellos (los soldados) decían que se rindieran y los muchachos decían que les perdonaran la vida. Entonces (los soldados) dijeron ‘¿no que muy machitos, hijos de su puta madre? ¿No que muy machitos?’. Así les decían los militares cuando ellos salieron (de la bodega). Todos salieron. Se rindieron, definitivamente se rindieron. (…) Entonces les preguntaban cómo se llamaban y los herían, no los mataban. Yo decía que no lo hicieran, que no lo hicieran, y ellos decían que ‘esos perros no merecen vivir’. (…) Luego los paraban así en hilera y los mataban. (…) Estaba un lamento muy grande en la bodega, se escuchaban los quejidos”, narró.
“Julia” detalló que la balacera dejó un muerto y dos heridos, entre ellos la joven Erika Gómez González, de 15 años, que recibió un balazo en la pierna y quedó tirada en el suelo.
Minutos más tarde, señala, “la mataron ahí mismo y también al muchacho que estaba al lado de ella. A él lo pararon de este lado y lo mataron, después se pusieron los guantes y lo volvieron a acomodar como estaba. Se pusieron guantes para agarrarlo. Lo pararon y lo mataron. Con ella hicieron lo mismo. A ella no la pararon porque no podía caminar”.
La testigo cuenta que Erika era su vecina en un municipio de Tierra Caliente, quien al ser herida cayó boca abajo e intentó ayudarla, pero los militares lo impidieron, la voltearon y le dispararon en el pecho.
El certificado de defunción, al que Esquire México tuvo acceso y del que posee una imagen, indica que el motivo de la muerte fue un balazo en la “cavidad torácica”. Erika recibió al menos un disparo en el pecho.
Uno de los médicos forenses que revisó el cuerpo de la menor, quien fue entrevistado por la revista, dijo que se trató de un tiro de gracia, debido a que la bala le perforó el corazón y un pulmón.
Esquire México también tiene en su poder fotografías del cadáver de la menor de edad, donde se constata que tiene al menos dos agujeros ocasionados por disparo de arma de fuego.
Otros medios dudan de la versión oficial
Como lo publicó La Silla Rota el pasado 11 de julio, la agencia Associated Press (AP), una de las más importantes del mundo, aseguró que hay indicios para determinar que el Ejército mexicano pudo haber fusilado a 22 presuntos criminales en esa comunidad mexiquense.
Un reportaje hecho por la agencia estadounidense, retomado por periódicos de la talla de The Washington Post, da cuenta de lo que observaron los reporteros al llegar a la bodega de dicha localidad, donde ocurrieron los hechos.
Los periodistas narraron que en el inmueble se podía observar, tres días después de lo ocurrido, charcos y manchas de sangre, tanto en el suelo como en las paredes del lugar, así como golpes de balas con un patrón, marcas de balas en las paredes, rodeadas de una mancha de sangre.
“Marcas de bala y manchas de sangre en las paredes dentro de una bodega de almacenamiento de grano en las montañas del sur de México cuentan una historia sombría de muerte que implica soldados y presuntos delincuentes”, señala el reportaje.
La versión oficial de las autoridades mexicanas fue un enfrentamiento entre los dos bandos, cuando los elementos castrenses realizaban un operativo en la zona, lo cual terminó con un saldo de 22 civiles muertos, 21 de ellos varones y una mujer, mientras que por parte de los militares, sólo uno resultó lesionado.
Sin embargo, el medio norteamericano hace el cuestionamiento porque “el almacén donde se encontraron muchos cuerpos mostró poca evidencia de la lucha sostenida”.
Alejandro Hope, analista en seguridad del IMCO, consideró que en este caso “plantea la sospecha, el simple hecho de que hubo 22 muertos en un lado y un herido en el otro lado".
AP manifiesta que han existido otros incidentes de este tipo, donde analistas y defensores de derechos dudan de la versión de los militares.
Asimismo, cita a un testigo que vive cerca del almacén donde ocurrieron los hechos, quien afirmó que escuchó casi dos horas de disparos de armas automáticas y explosiones ruidosas durante las horas previas al amanecer del 30 de junio.
“Pero no podía decir si se trataba del almacén o de las laderas boscosas alrededor. El hombre, que no quiso ser identificado por temor a represalias, dijo que vio a soldados que buscaban las laderas después del tiroteo se detuvo”, detalla.
En ese sitio, agregó el reportaje, sólo unas seis rondas entrantes parecían haber golpeado la fachada de la bodega, la única parte del edificio con una ventana o una puerta, donde los soldados probablemente habrían estado disparando al pueblo escondido en su interior.
Asimismo, hubo signos de disparos en el interior del edificio, con algunas marcas de bala no cubiertas, mientras que en el suelo había manchas de sangre seca y “salpicada de trozos de papel con números dejados por los investigadores para marcar el lugar donde se encontraron los cadáveres.”.
Las paredes interiores del almacén tenían un patrón que se repetía: “una o dos pústulas de bala se encuentran muy juntos, rodeados de una masa de sangre salpicada, dando la apariencia de que algunos de los fallecidos estaban de pie contra la pared y se vieron afectadas por una o dos disparos a la altura del pecho”.
Ante estas evidencias, añade la agencia, se solicitó información sobre la causa de muerte de los 22 civiles, sin embargo, “el Departamento de Defensa de México no respondió a solicitudes de comentarios”.
El 15 de julio pasado, la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) emitió un comunicado al respecto: “No existieron disparos a corta distancia; el intercambio de disparos fue proporcional; de acuerdo a la trayectoria de los proyectiles y la posición en que fueron hallados los cuerpos, [no existe] indicio alguno sobre una posible ejecución”.
La PGJEM reveló además que había practicado una prueba de balística según la cual los 22 fallecidos habían efectuado disparos. Esquire México habló con el departamento de prensa de la PGJEM sobre la versión de la testigo, el cual contestó que la PGR se hizo cargo de la investigación “a los pocos días del suceso” y que por ese motivo no puede realizar declaraciones al respecto.
En este sentido, comunicación social de la PGR señaló a Esquire México que ésta es una investigación en proceso, por lo cual no puede brindar información, aunque señaló que hay dos personas consignadas por ese caso, cuyas identidades no puede revelar ni los delitos por lo que están siendo investigadas.
Esquire México defiende reportaje
El editor de la revista Esquire México, Mael Vallejo, aseguró que poseen todos los elementos para afirmar que la testigo “Julia” estuvo presente en los hechos violentos del pasado 30 de junio en ese municipio del Estado de México.
“Es una investigación en la que el reportero investigó por dos meses. Ha hablado con la mayor parte de personajes cercanos”, aseguró el periodista en entrevista con Grupo Fórmula.
En torno a la identidad de la testigo, dijo, no pueden revelarla porque esto sería ponerla en peligro.
“Tenemos documentos, el médico forense, investigación. De la gente de Toluca, entendemos por dónde vendrá el golpeteo”, señaló.
Pero, agregó, “lo más importante es proteger la seguridad de la persona. Ella está aterrada, por esa razón decidimos guardar su anonimato”.