Texto: Joel F. Gálvez Vivar
Fotos: Karol Joseph Gálvez López
San Sebastián Tecomaxtlahuaca, Juxtlahuaca, Oaxaca.- 17 de Junio 2015 (AFN).- Aún es de madrugada, la transparente llovizna y el frío cala, las montañosas cumbres están siendo cubiertas de blanquizcas neblinas cuyo espesor no permite la visibilidad a más de tres metros; está por darse a las tres y mañana del domingo, un grupo de diez familias campesinas de la San Martín Duraznos, se disponen a subir a la cima de las gigantescas montañas para cumplir con una noble misión ‘reforestar las lomas pelonas de la gran nación mixteca’.
Presurosas las mujeres, cargando sus ollas, comal, garrafones con agua, el chile, la sal, comino, y cuanto ingredientes lleva la preparación de la comida; prendidos a la cintura el ‘chilpayate’ unos, otros en las espaldas de abnegadas madres indígenas de la mixteca, esencia de la patria; con todo ello, no cesan de realizar su labor, nixtal, metlapil, tenates, platos y molcajetes de barro, entre otros utensilios, van subiendo a la ‘troca’, vehículo de motor que ha suplido al jumento o la mula.
María de Jesús Álvarez; Tomasa Martínez; Casilda Villavicencio, Josefina López y una docena de féminas adultas mayores y otro tanto de jovencitas, a la par con el jefe de la casa, el esposo, el padre, el hermano, así como primos y parientas, se congregaron para ir a la parcela, allá a la cima del cerro grande para sembrar árboles, duraznillos, aguacates, piñones, ocotales, unos que otros ficus y laureles, solo por ser árboles gigantescos que alcanzan alturas considerables, que al tiempo cubren las áridas de la mixteca oaxaqueña.
Con marcados cursados en su manos hombres y mujeres del campo, van escarbando pozas para plantar más de un mil 500 árboles de diversas especies, ‘aquí el frío cala por las alturas de las montañas, el clima templado asienta, fortalece la humanidad de los campesinos, pero al medio llega el calor del sol, es condición universal, es la vida campirana de aquí nacidos, en campo es nuestra esencia y nuestro folclor como mixtecos, trabajamos por nuestra supervivencia desde la cima de las montañas, que hoy reforestamos para que mañana estos cerros sean el pulmón selvático que nutre de pureza el corazón de nuestros hijos’, subrayaron.
Una vez instalados en la parcela a reforestar, comenzaron a bajar las plantas de los vehículos, haciendo entre hombres y mujeres una larga fila para ir pasándolos; habiéndolos colocados cerca de donde se sembrarán, el puñado de mujeres se concentran en su quehacer cotidiano, preparar el almuerzo, mientras que los varones comienza la ardua labor de abrir las entrañas de la tierra, surcar la parcela no solo para ‘echar semilla’ sino que en esta ocasión también sembrar árboles para reforestar el campo cuyo bosquejo se está extinguiéndose paulatinamente.
Toribio Jacinto Ramos, José Guadalupe Martínez, Lorenzo López, Ceferino Cruz y Pascual Mejía, entre otros coordinan los trabajos, distribuyen y seleccionan las arboladas a colocar en cada proporción de la parcela, que cuya grandeza reforestada son insuficientes los un mil quinientas que se trajeron, ni alcanzaría un domingo para reforestar la ya muy avanzadas reforestación que impera en esta zona de la mixteca oaxaqueña.
En tanto llega la hora de tomar los sagrados alimentos, el pequeño ejército de por lo menos 140 almas se colocan en hileras improvisadas para ir tomando el plato de barro conteniendo un pedazo de tasajo hervido con chile y pequeños garbanzos, es un caldo blanco como su fuese consomé, hervido al estilo campirano de la mixteca.
Con dos a tres tortillas calientitas salidas del comal, que previamente fue amortajado en metate por las manos de abnegadas mujeres campesinas y madres abnegadas. Los descalzonados hombres del campo disfrutando van ingiriendo el rico almuerzo, al tiempo van contando anécdotas vividas en cada jornada que realizan a través del tequio en el campo, a cielo abierto, donde aún se alcanza a percibir el canto de los ríos que circundan los gigantescos y milenarias montañas, que a pesar de estar a kilómetros de distancia, allá hasta el fondo, donde comienza el universo, ‘donde comienza la patria’, sostiene Jaciel Villavicencio, poeta y escritor nativo de Tecomaxtlahuaca.
Al filo del mediodía, se realiza el recuento previo de lo que se lleva avanzado, supervisar y evaluar entre ellos lo mejor posible para que la empresa sea exitosa, que las plantaciones enraícen, se toman las providencias necesarias, además de proveer reposiciones en donde algunas no echen raíz, para ello es necesario desde este momento hacer las pozas lo mejor posible.
En centenar de hombrecillos se movilizan presurosos, mirando al cielo que les prodiga de abundantes lluvias para que sus plantaciones peguen y la labor no sea en vano, se persignan y se encomiendan al supremo arquitecto del universo que la jornada tenga provecho y que en los años venideros puedan disfrutar de los frutos y las abundantes sombras, ‘que la empresa simplemente sea exitosa’, acotó José Guadalupe Martínez.
La reforestación de la montañas de la mixteca oaxaqueña es una de las prioridades de los propios hombres del campo, que claman apoyo de las instancias gubernamentales del rubro ecológico para que volteen la mirada al campo de la mixteca oaxaqueña, ‘que de suyo es árida pero no imposible procurar su reforestaciones con vegetales de su propia especie’ sentenció Pascual Mejía.