CIUDAD DE MÉXICO 16 DE MARZO DE 2018 (La Silla Rota).- A tres días de las elecciones en Rusia, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dio a conocer este jueves la imposición de sanciones a 19 ciudadanos y 5 empresas rusas por la supuesta participación en la fabricación y difusión de fake news durante la campaña electoral estadounidense del 2016, así como por una serie de ciberataques a sectores económicos.
Las penalizaciones acarrean el bloqueo de las propiedades de los afectados en EE UU y su prohibición de operar y hacer negocios en el sistema estadounidense. Algunas de las organizaciones sancionadas, como el espionaje ruso y la inteligencia militar, ya son objeto de las represalias estadounidenses por sus acciones en Ucrania. El Gobierno Trump asegura haber castigado en el último año a más de 100 individuos y entidades por operaciones controladas por el Kremlin.
Este es el resultado del primer ataque de Trump, ante la elevada tensión con el gobierno de Vládimir Putin, en la que también están involucrados, Alemania, Reino Unido y Francia.
¿Cómo se metió Trump en este lío?
En 2017 salió a la luz pública que Donald Trump había ganado los sufragios debido a una injerencia de Rusia en las elecciones estadounidenses, la cloaca se destapó y a partir de entonces comenzaron desfilar los involucrados. El primero en abandonar el barco fue James Comey, quien fungía como director del FBI.
En junio del 2017, Comey dijo en una audiencia que el FBI investigaba una supuesta injerencia rusa en las elecciones, y acusó a Trump de mentir, incluso de intentar bloquear las indagatoria que involucraba a Rusia. Afirmó que Trump le ordenó cesar el caso que, además involucraba a su ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn.
Y llegó Mueller
Al no parar la controversia y con la finalidad de que Trump no intimidara la investigación, el Departamento de Justicia de Estados Unidos nombró fiscal especial al veterano Robert Muller, quien fuera director del FBI en la administración de los expresidentes George Bush y Barack Obama. Este nuevo fiscal, tendría toda la autonomía para tirar el telón y exhibir la verdad.
Sin embargo, la tensión entre Estados Unidos y Rusia comenzó a tejerse en abril del 2017, cuando había desacuerdos entre ambos mandatarios en relación las posturas de Putin respecto a Siria.
Trump atacó a Putin al decirle que apoyaba a un animal, refiriéndose al presidente Bashar Al Asad. Su homólogo le respondió con acusaciones de violentar leyes internacionales al bombardear la base aérea de Siria, y señaló que la confianza de Moscú con Washington había empeorado desde que el magnate estaba al mando.
La tensión siguió y Trump esperó
En febrero de este año, Mueller señaló a tres empresas y 13 ciudadanos rusos de construir el proyecto Latkha, que tenía la finalidad de ayudar a Donald Trump a ganar los sufragios de Estados Unidos e intervenir intoxicando las redes sociales y el activismo de base.
Entre los acusados se encuentra el cerebro de la operación, Yevguny Prigoyin, empresario que supuestamente es aliado de Vládimir Putin y, además, controla el abastecimiento del Kremlin.
Al parecer el caso se repite, pero esta vez en el Reino Unido
Este jueves los líderes de Estados Unidos, Alemania Reino Unido y Francia liberaron un comunicado en donde demandaban al Kremlin responder por el supuesto envenenamiento del exespía Ruso Serguéi Skripal y a su hija con un gas nervioso.
El ataque fue considerado como "la primera utilización ofensiva de un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial", así como también un "asalto a la soberanía británica".