Ciudad del Vaticano 7 de julio de 2014 (lasillarota.com).- El Papa pidió este lunes “perdón” por los abusos sexuales contra menores cometidos por sacerdotes católicos y también por los “pecados de omisión” de parte de líderes de la Iglesia que se abstuvieron de responder adecuadamente a las denuncias.
Francisco se reunió este lunes por primera vez con un grupo de seis víctimas de curas pederastas, para las cuales celebró la misa en la capilla de su residencia vaticana, la Casa de Santa Marta, y pronunció una homilía en español.
“Ante Dios y su pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón”, indicó.
“También les pido perdón por los pecados de omisión por parte de líderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso”, agregó.
El líder católico reconoció que la actitud de ignorar las denuncias provocó un “sufrimiento adicional” a quienes fueron abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo.
Reconoció la valentía de las víctimas y otras personas los cuales –dijo- al exponer la verdad brindaron un “servicio de amor” que llevó luz sobre una “terrible oscuridad” en la vida de la Iglesia.
“No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical”, advirtió.
Insistió que todos los obispos deben ejercer sus oficios de pastores con “sumo cuidado” para salvaguardar la protección de menores y rendirán cuentas de esta responsabilidad.
Sostuvo que los abusos son más que actos reprobables, se trata de un “culto sacrílego” porque esos chicos y esas chicas fueron confiados al sacerdote para ser llevados a Dios y ellos los sacrificaron “al ídolo de su concupiscencia”.
“Desde hace tiempo siento en el corazón el profundo dolor, sufrimiento, tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad que no, no tiene explicación, hasta que alguien sintió que Jesús miraba, y otro lo mismo y otro lo mismo (...) y se animaron a sostener esa mirada”, dijo.
“Y esos pocos que comenzaron a llorar nos contagiaron la consciencia de este crimen y grave pecado. Esta es mi angustia y el dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la
inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos”, apuntó.
Según el Papa, la Iglesia mira los ojos de Jesús en esos niños y niñas víctimas y quiere llorar, por eso pide la gracia de llorar ante los execrables actos que han dejado cicatrices para toda la vida.
Aceptó que esas heridas son “fuente de profunda y a menudo implacable” de angustia emocional y espiritual y de desesperación. Por eso –continuó- muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicción.
Destacó que otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos; un sufrimiento de las familias especialmente grave ya que el daño provocado por el abuso, afecta a estas relaciones vitales de la familia.
“Algunos han sufrido incluso la terrible tragedia del suicidio de un ser querido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el corazón y en la conciencia mía y de toda la Iglesia. Para estas familias ofrezco mis sentimientos de amor y de dolor”, señaló.
“Hemos de hacer todo lo que sea posible para asegurar que tales pecados no vuelva a ocurrir en la Iglesia”, se comprometió.