TIJUANA BC 18 DE DICIEMBRE DE 2012 (AFN).- Esta semana, y tras la balacera ocurrida el viernes pasado en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown Connecticut, que dejó un saldo de 20 niños y 7 adultos muertos, el gobierno de Barack Obama comenzó a movilizar la maquinaria de su administración para intentar reducir la violencia causada por las armas de fuego en Estados Unidos, donde sucede al menos un incidente de este tipo cada año.
El vicepresidente Biden coordinará los esfuerzos del gabinete para presentar una serie de propuestas que podrían incluir el reinstaurar la prohibición de los rifles de asalto. La balacera, la segunda más trágica en la historia del país, ha revivido el debate al interior del partido demócrata sobre la fuerza y convicción con que sus miembros deberían abordar el asunto de la regulación de armas de fuego.
Pero aun si logran que la mayoría de sus legisladores formen una alianza en torno a un marco regulatorio más estricto y prohibitivo, necesitan del apoyo de la bancada republicana para hacerlo realidad, un pacto que es difícil de alcanzar, considerando que son los conservadores quienes a lo largo de los años han abogado con determinación por una creciente posesión privada de armas de fuego entre la ciudadanía estadounidense.
De acuerdo con una nueva encuesta por el diario Washington Post y la cadena televisiva ABC News sobre la forma en que se debería reaccionar a la masacre del viernes pasado, más de la mitad de los encuestados respondieron que la balacera de Connecticut refleja más problemas sociales que la acción aislada de un individuo. En contraste, menos de un cuarto de los encuestados expresó la misma opinión en el verano, cuando un pistolero mató a 12 personas en un cine de Colorado durante la premier de la última película de Batman.
El tema de la regulación de las armas de fuego ha sido un asunto en el que la administración de Obama ha ahondado poco. Durante su primer mandato se concentró en pasar la nueva legislación sobre el seguro médico y en medidas para mejorar la economía, y en la campaña presidencial de este año, fue un tema que tampoco fue muy discutido. Este nuevo esfuerzo, que no descarta la reinstauración de la ley de 1994 en contra de los rifles de asalto, incluirá las opiniones de expertos en el campo de la salud mental, la procuración de justicia, la educación y otros.
Cuando el proceso concluya, las propuestas probablemente incluirán ideas sobre las formas vigentes de tratar diversos trastornos mentales y la manera en que la violencia es retratada en la cultura popular –una estrategia con el fin de no solamente limitar la nueva legislación a la posesión de armas de fuego. La Asociación Nacional de Rifles (NRA, por sus siglas en inglés), el grupo de cabildeo más importante en Estados Unidos a favor de las armas de fuego, ha guardado silencio desde los sucesos del viernes pasado.
Pero la masacre ha empujado de nueva cuenta la reducción de la violencia causada por armas de fuego al centro de la agenda de la Casa Blanca. A pesar de que algunos demócratas a favor de la posesión de armas de fuego están conscientes de que una nueva legislación es necesaria, y se han declarado a favor de un cambio de paradigma en el marco regulatorio de los rifles de asalto y otras armas, no es claro qué tantos republicanos se sumarán a este esfuerzo.
El día de ayer, los residentes de Newtown, Connecticut empezaron a enterrar a sus muertos. La única casa funeraria fungió como el escenario donde se velarían 27 cadáveres, incluyendo el de Adam Lanza, el joven de 20 años responsable de la masacre, que comenzó el viernes pasado en su casa cuando le disparó en la cara a su madre, matándola instantáneamente, antes de dirigirse a la primaria de Sandy Hook para ultimar a 25 personas más.
Con información de TheWashington Post y The Los Angeles Times.