CIUDAD DE MÉXICO 15 DE ABRIL DE 2020 (LA SILLA ROTA).-Durante seis días, el gobierno de China, encabezado por Xi Jinping, mantuvo en silencio la gravedad del coronavirus (covid-19) y, al séptimo día, cuando advirtieron a la población, ya era demasiado tarde, más de 3 mil personas ya habían sido infectadas.
Así lo asegura una investigación de la agencia de noticias estadounidense AP, que cita documentos internos del gobierno chino y valoraciones de expertos.
En esos seis días se celebró un banquete en Wuhan, ciudad donde brotó la enfermedad, en la que participaron decenas de miles de personas. En el contexto nacional, millones comenzaron a arribar a China para celebrar el Año Nuevo Lunar.
La primer alerta para el gobierno de China ocurrió el 13 de enero, cuando se registró el primer caso fuera del país, en Tailandia, entonces lanzaron un plan nacional para encontrar casos y reducir las grandes conglomeraciones, sin decirle al público las razones y, por lo tanto, no tan eficaz.
La demora de seis días del gobierno chino fue del 14 al 20 de enero.
Entre el 5 y el 17 de enero, China no informó de nuevos casos de lo que entonces era aún una neumonía atípica, aunque ya llegaban numerosos pacientes a los hospitales en Wuhan, según confirman registros internos. Oficialmente solo había 41 casos.
No está claro si no se registraron porque las autoridades locales no los notificaron o porque las autoridades nacionales no los incluyeron en las listas.
"Lo que sí está claro es que los rígidos controles sobre la información, los obstáculos burocráticos y la resistencia a transmitir malas noticias hacia lo alto de la cadena de mando silenciaron las primeras advertencias", señala la agencia.
Además, AP recuerda el castigo a ocho doctores por "esparcir rumores" en televisión nacional, lo que causó escalofríos en los hospitales.
Aquel 14 de enero, documentos del gobierno chino señalan que el jefe de la Comisión Nacional de Salud de China, Ma Xiaowei, presentó una sombría evaluación de la situación en una teleconferencia confidencial con funcionarios de salud provinciales.
Un memorando detalla que la teleconferencia se llevó a cabo para transmitir instrucciones sobre el coronavirus al presidente Xi Jinping, el primer ministro Li Keqiang y el viceprimer ministro Sun Chunlan, pero no especifica cuáles fueron esas instrucciones.
"La situación epidémica sigue siendo severa y complejo, el desafío más severo desde el SARS en 2003, y es probable que se convierta en un evento importante de salud pública", dice el memorándum.
En una sección titulada "comprensión sobria de la situación", el memorándum decía que "los casos agrupados sugieren que la transmisión de persona a persona es posible", destacando el caso en Tailandia el cual había "cambiado significativamente" el escenario debido a la posible propagación del virus en el extranjero.
"Con la llegada del Festival de Primavera, muchas personas viajarán y el riesgo de transmisión y propagación es alto", continuó el memorándum. "Todas las localidades deben prepararse y responder a una pandemia".
Los documentos no explican por qué los líderes chinos esperaron seis días para hacer públicas sus preocupaciones.
El 15 de enero, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en Beijing inició internamente la respuesta de emergencia de más alto nivel, reunió fondos, capacitó a trabajadores de la salud, recolectando datos, haciendo investigaciones de campo y supervisando laboratorios.
La Comisión Nacional de Salud también distribuyó un conjunto de instrucciones a los funcionarios de salud provinciales en las cuales ordenaron a los funcionarios de salud de todo el país identificar casos sospechosos, abrir clínicas y preparar médicos y enfermeras para ponerse equipo de protección. Exigieron que nada de lo referido se divulgara.
En tanto, en público, los funcionarios continuaron minimizando la amenaza, señalando los 41 casos públicos en ese momento.
"Hemos llegado a la última comprensión de que el riesgo de transmisión sostenida de persona a persona es bajo", dijo Li Qun, jefe del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), a la televisión estatal china el 15 de enero .
Durante ese tiempo de silencio, médicos y enfermeras en Wuhan dijeron a los medios chinos que había muchas señales de que el coronavirus podría transmitirse entre las personas a fines de diciembre.
Los pacientes que nunca habían acudido a la fuente sospechada del virus, el famoso mercado de Wuhan, estaban infectados. Los trabajadores médicos comenzaron a enfermarse.
Mientras el gobierno ordenó al personal médico denunciar los casos, establecieron criterios estrictos para confirmar los casos, como que los pacientes no solo tuvieran que dar positivo, sino que las muestras tenían que enviarse a Beijing y secuenciarse.
Durante este período, los equipos de expertos enviados a Wuhan por Beijing dijeron que no pudieron encontrar signos claros de peligro y transmisión de persona a persona.
"China tiene muchos años de control de enfermedades, no hay absolutamente ninguna posibilidad de que esto se extienda ampliamente debido a los viajes del Festival de Primavera", dijo el jefe del primer equipo de expertos, Xu Jianguo, el 6 de enero.
Agregó que "no había evidencia de transmisión de persona a persona" y que la amenaza del virus era baja.
El segundo equipo de expertos, enviado el 8 de enero, tampoco logró descubrir signos claros de transmisión de persona a persona. Sin embargo, durante su estadía, más de media docena de médicos y enfermeras ya se habían enfermado con el virus.
El 20 de enero, finalmente el presidente Xi emitió sus primeros comentarios públicos sobre el virus, diciendo que el brote "debe tomarse en serio" y que se deben tomar todas las medidas posibles.
Entonces, el virus detonó en China, para luego, ser exportada por toda la región, a Europa y finalmente a todo el mundo, donde actualmente hay más de 2 millones de infectados y casi 200 mil muertos.