*.- Rechazan soluciones innovadoras y creativas
TIJUANA BC 28 DE NOVIEMBRE DE 2018 (AFN). – Muchos de los problemas urbanos y de movilidad de la ciudad no requieren soluciones costosas ni extraordinarias, sino creativas e innovadoras, sin embargo lo que ha faltado a la ciudad son autoridades con voluntad política para actuar, afirmó Guillermo Caballero Herrera, ex presidente del Colegio de Arquitectos de Tijuana.
Caballero, quien construyó el actual Palacio Municipal hace tres décadas, afirmó que la ciudad puede, por ejemplo, resolver problemas de saturación vial con obras de ampliación más económicas que proyectos como el de construir una vialidad de cuota como la del Periférico Aeropuerto a Playas de Tijuana, al que identificó simplemente como un negocio en el que finalmente son los ciudadanos los que pagan.
Al exponer hoy sobre los desafíos de la ciudad para el siglo 21, ante integrantes de la Agrupación Política de Baja California, Caballero Herrera aseguró que hay soluciones viales de bajo costo, o proyectos de ampliación vial que requieren menos presupuesto.
Existen además alternativas técnicas para atender modularmente en la ciudad, conflictos o “nudos” a través de proyectos que pueden mejorar sustancialmente la calidad de vida de diversas comunidades.
Lamentó que el gobierno municipal mantenga, subutilizado, el Instituto Municipal de Planeación, donde operan excelentes profesionales, y se generan documentos y proyectos que lamentablemente no tienen aplicación.
Ejemplificó con el caso de la zona norte, una área de la ciudad para la que se han planteado desde hace décadas, proyectos de regeneración y transformación, pero que no se llevan a cabo por la zona de la prostitución y se asume que por el tipo de actividades que ahí se desarrollan, lo natural es que permanezca en el desorden, como si incluso las trabajadoras sexuales y sus familiares no merecieran vivir en mejores condiciones.
El problema, agregó Caballero, es que se privilegian las decisiones políticas, y prevalecen los intereses personales de tipo político, porque con frecuencia los alcaldes están pensando en ser diputados o senadores, y sujetan a esa visión las decisiones de una ciudad.