*.- Fue tal la riqueza del sitio hace 12 décadas, que se consideró la capital de lo que antes era Baja California
*.- Por Glenn Sanchez Silva
*.- Fotos: Archivo Histórico

Tijuana BC 1 de mayo de 2015 (AFN).- Antes de ser Mexicali, el poblado Real del Castillo fue la capital de lo que a fines del siglo XIX se conocía como Partido Norte Baja California, y esta zona al Este de Ensenada tuvo su apogeo por varios años cuando un ranchero descubrió yacimientos de oro por el año de 1870, lo que atrajo a mucha gente en busca del precioso metal.

Flavio Ramos, coordinador operativo de eventos y administrador de la Sociedad de Historia de Tijuana, refirió que en el año de 1870, la familia Castillo encontró oro en el Estado, en su propio rancho en lo que hoy se conoce como Ojos Negros; y cuando la noticia apareció en diarios de San Diego y Los Ángeles, California, mucha gente emigró a México para buscarlo.

Los pobladores del lugar habían solicitado entonces al subdelegado, Manuel Clemente Rojo, la creación oficial del lugar, siendo fundado el 2 de octubre de 1870, y con ello fue el primer poblado de Baja California que surgió con "acta de nacimiento", informó el historiador.

Luego de que se encontrara oro en la ciudad, “de la noche a la mañana” creció el número de habitantes de 40 a mil 500, comenzando el “boom” con el oro; y empieza a llegar gente de todas partes, quienes prosperan y se hacen ricos, además de que hubo comerciantes de Estados Unidos, específicamente de San Diego, Los Ángeles y San Francisco, que llegaron a a invertir en este metal y otros negocios, por lo que la ciudad empezó a crecer.

Flavio Ramos narró que entonces, Clemente Rojo, quien se encontraba instalado en el poblado de Santo Tomas, al ver el progreso de muchas personas con el hallazgo del áureo metal, decide nombrar a Real del Castillo como la capital de Baja California en su parte Norte; esto en el año de 1872, mudándose hacia ese lugar.

Durante este tiempo, el presidente de la República Mexicana, Benito Juárez García, apoyó a Clemente Rojo, pero tras la repentina muerte del mandatario lo sustituye Sebastián Lerdo de Tejada, quien sustituyó al subdelegado y designó a José María Villagrana en el año de 1873.

Crean aduanas e inicia el desorden

Real del Castillo vivió entonces "su gran época de oro", expuso Ramos, pues cuando Villagrana se encuentra a cargo se crearon edificios, parques, escuelas y negocios, y para cuando en el año 1874 el funcionario se dio cuenta que se estaba enviando mucho oro hacia  Estados Unidos, creó la Aduana en Tijuana, lo que ocasionó el crecimiento de dicha comunidad, creándose cantinas y diversos negocios.

Pero en el año de 1876 las minas de oro desaparecieron, lo que ocasionó que los capitales e inversiones se retiraran, empezando una situación difícil para Real del Castillo y para Villagrana, y las cosas empeoraron cuando ese mismo año Porfirio Díaz asumió la Presidencia de México, ya que éste no apoyaba a Villagrana, le montó una trampa y lo despojó del cargo.

Esto ocasiono que mucha gente quisiera el puesto y durante seis años hubo desorden en el Estado y en Real del Castillo, por lo que le solicitaron al General Andrés L. Tapia, sustituto de Villagrana, que analizara la situación en el lugar y tomara medidas correctivas.

En los años siguientes se instaló otra Aduana en Ensenada, y en 1882 se transfirieron los poderes y tuvieron como cabecera dicho puerto de Ensenada (1882), donde se instalaron las fuerzas militares y la entidad pasó a ser conocida como el Distrito Norte en 1888.

Fue en ese periodo, no exento de violencia en las áreas mineras cuando Real del Castillo, además de dejar de ser la capital, dio inicio a una etapa de abandono que perdura más de 120 años después.

Refirió Flavio Ramos que Ensenada fue la capital por 33 años, hasta que llegó el gobernador Esteban Cantú y se llevó la sede a Mexicali.

Para ese fin de siglo ya no había nada en Real de Castillo, y con el cambio de capital la gente se fue a redicar a Ensenada o a Tijuana, quedando allí solamente 200 habitantes y 10 casas, ya que la gente desbarató negocios y edificios para irse.

Y en el  año de 1886, creció el río que se encontraba cerca del poblado, acabando con lo poco que quedaba de Real del Castillo, por lo que esta comunidad se convirtió en una capital olvidada.

En la actualidad viven alrededor de 20 personas en el lugar, y difícilmente se pueden encontrar los sitios donde se encontraban las amplias construcciones, convirtiéndose esta en una zona ganadera y agrícola`como lo fue antes de vivir "La Fiebre del Oro", puntualizó Ramos.