CIUDAD DE MÉXICO 5 DE NOVIEMBRE DE 2025 (AGENCIA MÉXICO).- La cantante Alicia Villarreal rompió el silencio sobre el proceso legal que entabló contra su exesposo Cruz Martínez, a quien denunció por violencia doméstica en febrero de este año. A pesar del tiempo transcurrido, el caso sigue sin resolverse, y la artista reconoció que el camino ha sido lento y emocionalmente complejo.

“Quisiera platicarles, pero no puedo mucho. Solo estamos sobrellevando todo esto”, dijo ante la cámara de Ventaneando previo a abordar un vuelo rumbo a Monterrey. Con tono sereno, pero firme, Alicia expresó su esperanza de que en breve se pueda avanzar: “Yo creo que pronto tendremos esta audiencia tan esperada y que pueda dar seguimiento, pues la ley, como debe de ser, ¿no? Ahí estoy trabajando y en la lucha”.

El proceso legal ha estado marcado por declaraciones públicas de Cruz Martínez, quien en meses anteriores aseguró estar dispuesto a “fumar la pipa de la paz” con su exesposa e incluso pedirle perdón. Sin embargo, la cantautora fue clara al respecto: “No, yo no. Yo no quiero verlo nunca”. La contundencia de sus palabras refleja el impacto que tuvo el episodio de violencia en su vida, y su decisión de no reabrir vínculos con quien, según ella, la lastimó.

A pesar de la tensión entre ambos, Villarreal confirmó que el vínculo entre sus descendientes y sus padres se mantiene estable: “Con mis hijos todo está bien, está perfecto”, manifestó, dejando claro que su prioridad sigue siendo el bienestar familiar.

Sobre su actual pareja, Cibad Hernández, la intérprete de “Te quedó grande la yegua” se mostró enamorada y agradecida, aunque sin planes inmediatos de boda. “Bueno, él es un supertipazo, me encanta, es un ser humano extraordinario. No estoy pensando eso ahora, pero disfrutándolo, nada más”, dijo con una sonrisa.

Es así como Alicia Villarreal se muestra más fuerte, decidida a seguir adelante con su vida personal y profesional, sin dejar de exigir justicia. En medio de un proceso legal que avanza con lentitud, la cantante reafirma su postura: no hay reconciliación posible, pero sí esperanza de que la ley actúe como debe ser.