Palco de Prensa
Si bien es cierto que los individuos en todo momento deben ser positivos, pensar en grande, siempre con la intención de triunfar, no es recomendable “cantar victoria” antes de tiempo. Los triunfalismos, generalmente, resultan contraproducentes. Lo dicen los expertos, conste.
Efectivamente, el panorama político se vislumbra favorable al priísmo. En especial en Baja California. En los comicios del 2010, lograron las cinco alcaldías y la mayoría en la legislatura estatal. En las elecciones del 2012, además de que a nivel nacional recuperaron la Presidencia de la República, después de dos sexenios panistas, ganaron 7 de 8 diputaciones federales, aunque fracasaron en su intento por lograr las representaciones al Senado.
Por el otro lado, el panismo, lo reconocen ellos mismos, va en una pendiente descendente. El gusto de llegar a la Presidencia de la República, solamente les duró 12 años. Pero, irónicamente, el llegar al poder, fue su perdición. Olvidaron su ideología y establecieron como premisa ostentar el poder, para enriquecerse, y se dedicaron a hacer, lo que tanto criticaron de los priístas.
Lo dijo el propio Gustavo Madero, el pasado fin de semana, en una desierta asamblea blanquiazul, en la que presentaron el anteproyecto de reformas a sus estatutos, para su discusión : El PAN se desdibujó como institución, al convertirse en satélite de sus gobiernos, situación que lo llevó a contaminarse de todo lo que durante muchos años criticó.
Ante el Consejo Nacional de su partido, Maderó señaló que “en estos 12 años, nuestro partido se convirtió en un satélite de los gobiernos surgidos de nuestras filas y en el intento de participar en su ejercicio nos desdibujamos como institución, contaminándonos de todo aquello que tanto criticamos y propiciando una triste alineación de nuestra identidad”.
Sin embargo, no obstante el pesimismo de su dirigente nacional, los panistas aún no están derrotados, ni los priístas pueden considerarse triunfadores. Los comicios son el domingo 7 de julio y en cuestiones electorales, todo puede ocurrir.
Además, aunque el debut y despedida del PAN en la Presidencia de la República, se prolongó durante 12 años, y en Baja California llevan 24 ostentando la gubernatura, los comicios de julio serán muy especiales, pues ante una casi inminente derrota, los panistas recurrirán a todo, para no ser desplazados. A todo, conste.
Por eso, mal hacen los priístas cuando antes de iniciar formalmente las contiendas electorales, ya se presumen vencedores. Un experto en encuestas advierte que caer en triunfalismos, generalmente resulta contraproducente, pues suponiendo que han de ganar, se descuidan, incurren en errores, subestiman a los rivales e inducen a los electores a votar por los que aparentemente son más débiles.
Cabe observar esto, porque en días pasados, sin sustento, ni justificación alguna, uno de los “generales” –les llaman Delegados Generales- del CEN del PRI, Orlando Arvizu Lara, declaró, mediante un comunicado que hizo circular la oficina de prensa del Comité Directivo Estatal, que el PRI va arriba en las preferencias electorales en la entidad.
En el comunicado se decía que, según Don Orlando, “por vez primera en 24 años, el Partido Revolucionario Institucional rebasa en preferencia electoral a la oposición, en el arranque de una campaña, con un porcentaje de entre el 4 y 12% en el ánimo de los bajacalifornianos”
Así mismo, señalaba que “La situación actual contrasta con las anteriores campañas para Gobernador, pues desde hace más de dos décadas, el PRI se ubicaba generalmente 20 puntos abajo del partido en el gobierno; ahora, gracias a la preferencia del electorado en Baja California, registrada en las últimas dos elecciones, podemos afirmar que estamos ante un escenario inédito y favorable al PRI”.
No todos los priístas recibieron tales aseveraciones con gusto. Muchos incluso se preocuparon. Coincidían con el encuestadores, que las “victorias anticipadas”, dan malos resultados. Siempre hay que pensar, que se puede ganar, pero nunca considerar que ya se ganó, mucho menos cuando ni siquiera han iniciado formalmente las contiendas electorales.
Ahí tienen el caso de los dos aspirantes panistas. Kiko Vega, basado en su aparente popularidad, y el supuesto desgano de su rival, Héctor Osuna Jaime, ya se sentía candidato. Hoy, después de los debates, está sumamente preocupado, pues ya mostró ante los panistas sus deficiencias, sus incapacidades. El domingo los panistas decidirán si optan por el carisma, o por la capacidad.
Pero además de la personalidad de los candidatos, sus cualidades y capacidades, uno de los factores sumamente importantes, en materia electoral, lo representan la preferencia o rechazo de los electores. Lo que se identifica como antipanismo o antipriísmo.
Priístas y panistas, se ostentan como ganadores, cuando obtienen el mayor número de votos a su favor, y pasan por alto que son pocos los electores que acuden a sufragar y que finalmente no ganan los mejores candidatos, sino los menos peores, y la diferencia la marcan “los anti”.
Los priístas llevan la ventaja, pues van en una tendencia alcista, aunado al efecto Peña Nieto y aunque los panistas van en declive, todo puede suceder, nadie debe cantar victorias anticipadas. Del plato a la boca, se cae la sopa.